miércoles, 11 de diciembre de 2013

EL ÁNIMA

Hola a todos.
Siguiendo el consejo que me dio hace poco nuestro buen amigo EldanY, escribo cuando puedo y lo que puedo. La inspiración es una zorra traicionera, con perdón, y puede aparecer y desaparecer como por arte de magia.
En este caso, la inspiración me ha dado una alegría y he podido avanzar un poco en mi relato El ánima. 
Nos quedamos con Gilbert reencarnado en el cuerpo de Tristán, el prometido de Anne, y volviendo a casa.
Hoy, vamos a ver lo que pasa entre Ellen y él después de eso.

                         Lucy y Thomas se quedaron de piedra cuando vieron llegar a Anne cogida del brazo de Tristán.
-¡Está vivo!-exclamó Thomas.
                            Lucy se puso blanca como la cera. Thomas pensó que iba a desmayarse. Sin embargo, Tristán no parecía dar muestra de conocerles. Les miraba y les saludaba de una manera que les resultó mecánica. Ellen caminaba detrás de Tristán y de Anne con paso lento.
                           Una criada sirvió el té en el salón. Ellen permaneció sentada en una silla guardando silencio. Anne no paraba de parlotear con animación. Cogía la mano de Tristán y se la oprimía con fuerza cada cierto rato. Thomas quería saber cómo Tristán había sobrevivido. Las noticias que él tenía era que había muerto en una ofensiva.
-Tuve mucha suerte-afirmó Tristán, sin querer dar más detalles.
-¡Yo sabía que estabas vivo!-le aseguró Anne, loca de alegría-¡Y también sabía que volverías!
-Por supuesto que sí, querida.
-Entonces, nos casaremos.
                         Tristán miraba de reojo a Ellen. La veía muy tensa y muy callada.
-Por supuesto...-murmuró Tristán.
                          Se estaba arrepintiendo de haber accedido a la propuesta que Ellen le había hecho.
-¿Y cuándo será la boda?-quiso saber Lucy-Supongo que querrá descansar un poco.
-Sí...-contestó Tristán-Aún no estoy recuperado del todo.
                         Anne estuvo a punto de protestar.
-¡Pero yo no veo la hora de casarme contigo!-se quejó.
-No pasa nada-le aseguró Tristán-Yo tengo que recuperarme todavía. Pero me pondré bien antes de que te hayas dado cuenta, querida. Soy un hombre fuerte. He sobrevivido al Ejército de Napoleón, como puedes ver.
-Está bien. Esperaré.



                    Ellen se puso de pie y dijo que quería salir a tomar el fresco.
-Me estoy asfixiando-añadió.
-Ve con ella-le pidió Anne a Tristán.
                     Ellen y Tristán salieron a la calle. El joven respiró aliviado al sentir que estaba lejos de Anne. Que ella no podía verle.
-No creo que pueda seguir con esto-le confesó a Ellen.
                     Cogió las manos de la joven y se las besó.
-Haz por poder-insistió Ellen-Estás haciendo muy feliz a Annie.
-Lo estoy haciendo por ti-le recordó Gilbert-Pero no creo que pueda aguantar por más tiempo.
-¡Gilbert! Gracias a ti, Annie está recuperada.
-Te olvidas de una cosa. No soy Tristán. No estoy enamorado de tu prima.
                    Ellen guardó silencio, asumiendo que Gilbert tenía razón.
-No puedo seguir con esta farsa eternamente-prosiguió Gilbert-Siento que le estoy haciendo daño a tu prima. No es tonta. Se dará cuenta de que no la amo.
                   El joven pensó que Ellen estaba muy guapa con aquel vestido de color azul. Su cabello de color rubio estaba suelto.
-Finge que la amas-le pidió la joven-Es muy fácil.
                   Gilbert no pudo más, extendió los brazos, atrajo a Ellen hacia sí y la abrazó con fuerza. Apoyó sus labios sobre los labios de Ellen y la besó con fuerza en la boca. Pensó en lo guapa que estaba. En el amor que le profesaba. Un amor que le recordaba que una parte de él seguía viva. Acarició con la mano el pelo de Ellen. Llenó de besos el rostro adorable de la joven.
-No puedo prometerte nada-suspiró Gilbert con pesar-Pero lo intentaré.

4 comentarios:

  1. Y si no, que me deje a mí, jejeje.
    Va bien la cosa xikilla.

    Un saludo.

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    1. ¡Muchas gracias, EldanY!
      La cosa avanza, pero muy despacio.
      Un fuerte abrazo.

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  2. Uy veamos que pasara, ellos merecen estar juntos

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    1. Eso se irá viendo poco a poco, je, je.
      Un fuerte abrazo, Citu.

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