Después de llevarme ayer mi primer premio para este blog, retomo hoy con un nuevo fragmento de Berkley Manor.
Aviso. A partir de la semana que viene, va a ocurrir algo que cambiará para siempre la relación entre Melanie y Chris. No puedo adelantar más nada.
Estad muy atentos.
Y aquí os dejo con un nuevo fragmento de Berkley Manor. Espero que os guste.
Melanie no pudo dormir aquella noche.
Una de las lavanderas se encargó de amortajar a Pamela. Le pidió a la doncella personal de lady Christine un vestido de la duquesa.
-¡No puedo darte nada!-protestó la doncella-Su Excelencia se enteraría. ¡Y me despediría de aquí sin referencias!
-Su Excelencia no se entera de nada-replicó la lavandera-Está ida.
La doncella accedió.
La lavandera vistió a Pamela con el vestido de lady Christine.
-¡Qué guapa está!-se lamentó la mujer.
Cepilló el pelo de la joven. Pensó que parecía una Princesa. Estaba como dormida. Antes o después, se despertaría. La lavandera ahogó un sollozo.
-¡Pobrecilla!-se lamentó-¡Qué lástima!
A petición de Chris, el bebé fue bautizado. Por lo que supo, Pamela no sabía qué nombre iba a ponerle. Chris decidió que se llamaría Andrew. Era el segundo nombre de su padre, que se llamaba Gerald Andrew Pemberton.
Bautizaron al pequeño en la cocina de la mansión. Lo vistieron con un trajecito de bebé de Toby.
-Milord todavía guarda ropa de cuando el señorito Toby era un bebé-le explicó Humphrey.
Aquel hombre estaba devastado por la tragedia.
Había perdido a Pamela. Había perdido también al bebé. No le quedaba nada.
-Me iré después del entierro-le comunicó al mayordomo.
-¿Y adónde vas a ir?-le preguntó éste.
-No lo sé. No puedo seguir en este lugar. ¡Está maldito! La gente que viene aquí muere.
-Hablas así porque la pena te hace decir esas barbaridades.
Humphrey negó con la cabeza. Estaba hablando de manera coherente. No iba a seguir en aquella casa por más tiempo. Ya lo había decidido. No se lo diría a lord Duncan. De todos modos, su señor no se enteraba de nada. Seguía mirando al vacío. Sin moverse. No probaba bocado desde que murió Toby. A veces, le costaba trabajo darle de comer. Se negaba a tener comida en la boca. No tardaba mucho en escupirla. Entonces, Humphrey tenía que limpiar la comida del suelo.
La doncella de lady Christine miró hacia la cama con dosel donde dormía la duquesa de Berkley. La mujer estaba sumida en una especie de atontamiento. No parecía darse cuenta de nada de lo que pasaba a su alrededor.
A veces, lady Christine parecía volver a la vida.
Pedía vestirse. Sin embargo, le costaba trabajo salir de la mansión. Relacionarse con las tres invitadas que quedaban allí. Prefería estar encerrada en su habitación.
-Toby...-decía de vez en cuando.
Su doncella se sentía impotente porque no sabía qué hacer para ayudarla.
Por su parte, Chris permaneció a un lado en el sótano. Los criados velaban el cadáver de Pamela. Le habían colocado en brazos al bebé.
-Yo no tuve la culpa-le dijo el ama de llaves a Chris-¡Le ruego que no piense mal de mí!
Pero el joven vicario no podía pensar en nada. Sólo pensaba en las dos vidas que se habían perdido. Y se preguntaba, una vez más, el porqué de todo lo que estaba pasando.
Melanie tenía unas ojeras profundas. Había tenido muchas pesadillas aquella noche. La doncella que la atendió lo vio.
-No ha dormido bien, señorita-observó.
-He pensado mucho en la pobre de Pamela-admitió Melanie. Estaba sentada en la cama-Y en el bebé...
-Ha sido una gran tragedia-suspiró la doncella. Vertió agua en la jofaina-Hoy es el entierro. A mediodía...
El vicario ha bautizado al bebé.
Con gesto cansado, Melanie se puso de pie. La muerte del bebé de Pamela había despertado en ella otro recuerdo que luchaba por reprimir. Cuando su madre perdió el bebé que esperaba.
-Es un buen hombre-afirmó la doncella, refiriéndose a Chris.
Melanie se lavó la cara y los brazos con una esponja. No se sentía con fuerzas como para asistir a un nuevo entierro. Pero se dijo que tenía que estar allí. De alguna manera, sentía que no le había dicho adiós a aquel hermano que se había ido antes de nacer. Intuía lo que iba a pasar, pensó Melanie.
-¿Cómo está lady Christine?-le preguntó a la doncella.
-Sigue igual-respondió ésta-Y lord Duncan está igual. No reaccionan ante nada.
Le tendió una toalla a Melanie.
-Tráigame un vestido negro-le pidió a la doncella-Iré al entierro. Creo que la señorita Derrick tiene uno. Pídalo prestado. Yo...¡He de ir!
-Señorita...-se asombró la doncella-¿De verdad piensa ir a ese entierro? Perdone que me sorprenda.
-Tengo que ir. ¡Por favor! Hágame ese favor.
-De acuerdo, señorita. Lo haré.
-Se lo agradezco de veras.
La doncella se fue a la habitación de Eleanor para preguntarle si le prestaba a Melanie un vestido negro. Eleanor y Melanie eran de la misma talla. Eleanor tenía vestidos negros. Y le había prestado a Melanie uno de ellos el día del entierro de Toby.
La doncella regresó al cabo de un rato. Traía el vestido. Se lo mostró a Melanie.
-Dice que sí-le contó.
-Ellie es una buena chica-afirmó Melanie.
-Pero le pide que tenga cuidado con él.
-Tendré mucho cuidado con él. No te preocupes.
La doncella ayudó a Melanie a ponerse aquel vestido. La muchacha se sentía rara vistiendo de luto.
Pensaba en su hermano.
¿Cómo se habría llamado de haber nacido? A lo mejor, le habría llamado Marcus, como su padre.
Se colocó el velo negro sobre la cabeza. Se asustó al verse así misma reflejada en el cristal del espejo. Parezco un fantasma, pensó. Tenía la cara muy blanca. Contrastaba con el color morado de sus ojos. La falta de sueño pesaba en ella. Respiró hondo. Adiós, susurró.
Chris estaba en la sacristía de la Iglesia de Saint Agnes. Se paseaba de un lado a otro de la sacristía con nerviosismo. Los criados de Berkley Manor acababan de entrar. Habían llevado a hombros el ataúd de Agnes. El mayordomo y Humphrey habían traído entre los dos el ataúd del bebé. De Andrew... Chris volvía a sentirse mal. Sentía dolor en su estómago.
De pronto, todo lo que había aprendido no servía de nada.
No sirvo para esto, pensó.
Empezó a sudar de manera profusa.
No sirvo para ser vicario.
La gente no viene a la Iglesia sólo a rezar.
Viene también a ser consolada.
Le estaba costando trabajo respirar. Le daba terror salir fuera. Le daba miedo mirar a Humphrey a los ojos. Aquel hombre buscaba consuelo. Buscaba una respuesta.
Chris escuchó cómo su corazón empezaba a latir muy deprisa. Se dijo que no era capaz de moverse de la sacristía. Estaba actuando como un cobarde. No podía enfrentarse a Humphrey. Tenía mucho miedo.
Pobre Chris, y Humphrey O.o Pufff menuda angustia se debe sentir en esa mansion!! Me pregunto que será lo que haga que todo cambie entre los 2 ....
ResponderEliminarBesoos ^^
Lo verás esta semana. Paciencia...¡Je, je!
EliminarCuando concebí esta historia, quería alejarme en la medida de lo posible de la historia de jovencita que llega a una magnífica mansión a codearse con la aristocracia. Quería contar lo mismo, pero de otra manera. Y no sé si lo habré conseguido.
Un fuerte abrazo, Letrusky.
Y gracias por tu visita.
Letrusky ha puesto en palabras lo que pensaba, qué angustia la vida en esta mansión y más angustiada me quedo con lo que has puesto, que se viene algo que va a cambiar las vidas de Chris y Melanie, ¿bueno o malo? A esperar.
ResponderEliminarBesos.
Hola Aglaia.
EliminarTe digo a ti lo mismo que le digo a Letrusky. Quería contar la misma historia, pero dándole otro enfoque. Es un relato más bien triste y no muy alegre. Y eso se nota.
Con respecto a lo que va a pasar entre Chris y Melanie no puedo adelantar nada. Pero sí cambiará para siempre la relación que hay entre ambos.
Un fuerte abrazo, Aglaia.
Y gracias por tu visita.
Qué pena que Pamela y su bebé no hayan podido sobrevivir, otra dura prueba para Chris también que ahora debe consolar(o intentar)no sólo a los padres de Toby, sino al pobre Humprey. La verdad es que da la sensación de que algo siniestro ronda la mansión...
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