lunes, 31 de agosto de 2015

MISS ARABELLA

Hola a todos.
Aquí os traigo un pequeño relato que escribí hace mucho tiempo y que he encontrado en una hoja suelta.
Espero que os guste.
No abandono la década de 1960 ni el romance.
Se titula Miss Arabella. Es una historia que transcurre en el Manchester de la década de 1961.

MISS ARABELLA

MANCHESTER, INGLATERRA, 1961

                          Miss Arabella Mountain había crecido escuchando a su institutriz darle consejos sobre cómo debía de comportarse una dama. 
                           Era la hija del coronel Mountain. Aquel hombre estaba considerado un héroe de la Segunda Guerra Mundial. 
                            Los Mountain llevaban siglos sirviendo en el Ejército. Al menos, eso era lo que decía el coronel Mountain. Sin embargo, la tradición se rompió abruptamente cuando nacieron sus dos hijas. No tuvo hijos varones. Lo cual lamentaba. 
                             Miss Arabella era su hija mayor. Por supuesto, sabía cómo debía de comportarse una dama. 
                             Arabella se actuaba como se esperaba de ella. Era todo recato. 
                             La piel de Arabella era muy blanca. Sus ojos eran de color azul muy claro. Su cabello también era claro. Lo tenía bastante largo. Le gustaba mucho rizárselo. En aquel aspecto, Arabella era muy coqueta.
                             Su cara era de rasgos armoniosos y delicados. Había quién decía que parecía una muñequita de porcelana. Lo cual no dejaba de ser cierto.
                             Había también quién decía que Arabella era la joven más hermosa de todo Manchester.
                             Quizás, eso último también era cierto. Y ello inquietaba a sus padres.
                            Los caballeros a los que Arabella había tratado le besaban las manos cuando la veían.
                             Quizás, eso estaba pasado de moda. Pero le debían respeto, quizás, porque era la hija de un héroe de guerra. Arabella era muy pequeña cuando los alemanes bombardearon Inglaterra. Tenía vagos recuerdos de aquellos días. Las bajadas al sótano...El sonido horrible de la alarma...Los gritos de terror...
                             Tenía dieciocho años. Su hermana menor se llamaba Gracie. Tenía once años. Era una niña que nunca paraba quieta. Siempre estaba haciendo travesuras.
                            Los padres de Arabella y de Gracie empezaron a mirar por el futuro de su hija mayor. Naturalmente, Arabella debía de casarse.
                             Lo que debía de hacer era una buena boda. Había numerosos buenos partidos en Manchester.
                             Debía de casarse con uno de ellos. Al escuchar tales comentarios, Arabella se limitaba a bajar la cabeza. Asentía.
                              No era nada rebelde, hasta que se fijó en aquel joven. Danny trabajaba como ayudante de un sastre. Tenía su tienda en Albert Square, frente al Ayuntamiento de la ciudad. Arabella y Danny se conocieron cuando la joven fue a la tienda unos meses antes. El coronel Mountain cumplía sesenta y dos años. Arabella había pensado en regalarle una corbata de alfiler. Fue Danny el que la atendió. No había nadie en la tienda. Sólo estaban ellos dos solos. De pronto, Arabella se sintió cómoda hablando con aquel joven.
-¿Y qué clase de corbatas te gustan?-se atrevió a preguntarle.
                               Arabella tenía una escritora favorita de novela romántica que se llamaba Bárbara Cartland. Había leído historias de amor protagonizadas por jovencitas que se enamoraban de aristócratas.
                           Sin embargo, Arabella no se había enamorado de ningún aristócrata. En su lugar, pensaba en la manera de volver a ver a aquel joven ayudante de sastre. Sus propios pensamientos la asustaron.
-No suelo usar corbata-respondió Danny, sorprendido-No me gusta.
-Entiendo-dijo Arabella.
                             La relación fue a más durante las demás veces que se vieron. Arabella aprovechaba cualquier excusa para visitar la tienda. Naturalmente, su familia no sabía nada. Conocía demasiado bien a sus padres. ¡Serían capaces de enviarla a un internado! No se lo contó a ninguna de sus amigas. Y tampoco se lo contó a su criada favorita. Había aprendido a guardar sus propios pensamientos para sí. No quería compartir nada de lo que pasaba por su cabeza con nadie. Sabía que algunos jóvenes adinerados habían ido a visitar al coronel Mountain para pedirle su mano.
                           De momento, su padre no pensaba en entregarla a ninguno de aquellos petimetres. Lo cual era algo que Arabella agradecía, ya que le permitía seguir yendo a visitar a Danny. Era cierto que el matrimonio Mountain no hacía distinción entre ninguna de sus dos hijas.
                           Pero era más que evidente que Arabella era su favorita.
                           Una tarde, Arabella y Danny regresaron en el tranvía que recorría el centro de Manchester. No había casi nadie allí.
                             Arabella tenía la sensación de que el mundo se había conjurado para unirla con Danny.
-¿Crees en las casualidades?-le preguntó-Estamos casi solos aquí.
                              Por toda respuesta, Danny la besó en los labios casi con avaricia.
                              Arabella vivía en King Street, en pleno distrito económico de la ciudad. Encontrarse a escondidas con Danny se convirtió para ella en la mayor de las hazañas.
                               Descubrió que era el hijo del sastre. Quería seguir los pasos de su padre. Heredaría algún día la sastrería. Era un joven inteligente. Trabajador...
                               Sabía que debía de mantenerse en su lugar. Arabella Mountain debía de estar prohibida para él.
                               Nunca entendió cómo pudo terminar enamorándose de ella. En su fuero interno, se decía así mismo que debía de mantenerse alejado de ella. La seguía muchas veces a una distancia prudencial cuando salía a dar un paseo con sus padres y con su hermana. Arabella no era tonta. Sabía que Danny la estaba siguiendo.
-¿Qué ocurre, Belle?-le preguntaba su madre-Te noto distraída.
                              Arabella pensaba en Danny. Él también quería estar cerca de ella.
-No me ocurre nada-respondía la chica.
                              Una vez, le regaló un ramo de rosas. Gracie vio aquel ramo. Quiso saber quién se lo había enviado.
-No lleva nota-mintió Arabella-No sé quién ha podido mandármelo.
-¿Tienes novio, Belle?-la interrogó Gracie-Puedes contármelo. No se lo diré a nadie.
-¡Por supuesto que no tengo novio!
-Pero te han mandado un ramo de rosas muy bonito.
-Habrá sido un admirador secreto.
                              Gracie se quedó satisfecha con la información que su hermana mayor le había dado.



                                 Arabella empezó a hacer lo que nunca antes había hecho: mentirle a sus padres.
-¿Cómo te sientes?-le preguntó una tarde Danny a Arabella.
                                Se hallaban dando un paseo por Heaton Park.
-Me siento culpable-respondió ella.
-Mi padre tampoco sabe lo nuestro-admitió Danny.
                                Se detuvieron ante la estatua del león que hay en la Entrada Sur de Heaton Park. Arabella se sintió muy cansada. Clavó sus hermosos ojos en Danny.
-¿Me estás pidiendo que dejemos de vernos?-le preguntó con serenidad.
-No quiero dejar de verte-respondió Danny.
-No sé lo que va a pasar. ¿Crees que tu padre lo entenderá?
-Desde que murió mi madre, sólo me tiene a mí. Tengo dos hermanos mayores. Viven aquí. Pero rara vez van a verle.
-Mis padres ya empiezan a hablar de casarme.
-¿Es que te han prometido en matrimonio con alguien?
-De momento, mi padre no ha encontrado al hombre adecuado para convertirse en su yerno. Pero todo se andará. Créeme, Danny. Estoy muy asustada.
-Yo también tengo miedo, Belle. No sé qué hacer.
-Hemos de mantenernos unidos.
                              Y eso fue lo que hicieron. Decidieron mantenerse unidos. Heaton Park se convirtió en su lugar favorito para encontrarse. Siempre había un rincón donde no había nadie para poder estar solos.
                               Sabían que, antes o después, llegaría el temido momento. Enfrentarse a sus familias. En el fondo, eran dos jóvenes asustados. Les tenían demasiado miedo a sus progenitores. Porque sabían que no entenderían el amor que ambos se profesaban. Danny y Arabella venían de mundos muy opuestos. No debieron de haberse enamorado.
                              Pero se enamoraron.
                              Se metían dentro del templo que había en el parque. Siempre estaba abierto, pero ellos se metían cuando sabía que nadie iba a entrar.
                              Era demasiado arriesgado. Los dos lo sabían.
                              Sabían que su relación, en el fondo, tenía los días contados. Pero, aún así, quisieron disfrutar al máximo del tiempo que iban a estar juntos. Antes o después, alguien les iría con el cuento a sus familias.
                               Danny fue el primer hombre que, al besar a Arabella, introdujo su lengua en el interior de la boca de ella. Y, sin embargo, Arabella no encontraba nada asqueroso en aquellos besos.
                               Besaba a Danny de igual manera.
                               Entrelazaba su lengua con la lengua de él. Bebían el uno de la saliva del otro. El uno saboreaba los labios del otro.
                                Lograron encontrarse dentro de aquel templo una noche. Se sentaron en el suelo ante la chimenea apagada que hay dentro del mismo.
                                Empezaron a besarse de manera apasionada.
                                De pronto...Ya no fueron capaces de detenerse.
                                Y se entregaron el uno a los brazos del otro.
                                 El uno besó cada centímetro de la piel del otro. La lamió para aprender su sabor de memoria.
                                 Hubo más noches en las que se acariciaron con las manos y con los labios.
                                 Se abrazaron y se besaron dentro de aquel lugar.
                                 Noches inolvidables...Noches que guardarían para siempre en sus memorias. Como un tesoro...Como el más bonito regalo que les había hecho la vida a los dos.

FIN

domingo, 30 de agosto de 2015

CARTA DESDE EL INFIERNO

Hola a todos.
He encontrado, revolviendo entre mis cosas, este pequeño relato que escribí hace muchísimo tiempo.
Es una carta que una enfermera estadounidense, que es voluntaria en Vietnam durante la guerra, le escribe al hombre del que está enamorada y con el que piensa casarse una vez acabe la guerra. Pero ese hombre al que ama es un soldado vietnamita.

HOSPITAL DE CAMPAÑA A LAS AFUERAS DE HUNG YEN, 29 DE AGOSTO DE 1969

                               Me dicen que no puedo estar contigo. Mis compañeras en el hospital de campaña creen que estoy loca. Afirman que el Sol me ha afectado a la cabeza.
                               Desde que te conocí, sólo he pensado en estar contigo. Te has adueñado de mis pensamientos.
-Es el enemigo, Alexandra-me recuerdan ellas-No debes de confraternizar con él.
                              ¿Quién es realmente el enemigo?, me gustaría preguntarles. Son personas ajenas a nosotros los que han decidido que debemos de odiarnos. Pero nosotros nos hemos enfrentado a ellos. Nos hemos enamorado, amor mío. Te hicieron prisioneros un contingente de soldados. Ellos venían del mismo lugar de donde yo soy oriunda, de Adelanto.
-¡Mirad qué amarillo hemos encontrado!-exclamó el más imbécil de todos ellos-Está malherido.
-¡Le habéis dado una paliza!-les recriminé.
-Cálmate, Alex. Tan sólo hemos querido sacarle información.
-¡Un poco más y no lo matáis, desgraciados!
                                Aquel imbécil siempre ha querido tener algún tipo de relación conmigo. Cuando me mira, lo hace con tanta lascivia que me muero de asco.
-Cúrale-me pidió.
-Y le seguiréis pegando tú y tus amigotes-le escupí-¿No es así?
-Eres demasiado emocional, Alex. Estamos en guerra. Los amarillos son el enemigo.
                                Yo creo que ese gilipollas es mi enemigo. Me quedé a solas contigo. Estaba de guardia. Mis compañeras se habían acostado. Tenías la cara destrozada. Apenas podías articular palabra.
                                 Me hablaste. Hablabas algo el inglés.
                                  Te curé. Tenías una fiebre muy alta. Al examinarte, me di cuenta de que tenías una pierna rota. He visto demasiadas salvajadas cometidas por mis propios compatriotas en los dos años que llevo aquí.
-Daño...-alcanzaste a decirme.
                                Me pasé toda la noche en vela contigo. Cuidándote.
                                La fiebre tardó dos días en bajarte. No permití a esos salvajes que se te acercaran.
-Queremos interrogarle-me dijeron.
                                  Me mantuve firme. Ni muerta iba a permitir que volvieran a hacerte daño.
-No dejaré que lo matéis a golpes para divertiros-les advertí.
                                  Deben de pensar cosas raras de mí. Pero su opinión me trae sin cuidado. Durante las últimas semanas, he llegado a conocerte mejor que a mí misma. Supe que eras el dueño de un kiosco en el distrito de Thi. Vivías en el centro. Pero tu casa ha quedado arrasada.
                                 Huías de los bombardeos. Pero, al internarte en la selva, te encontraron esos hijos de perra. De no ser porque te desmayaste, habrían seguido divirtiéndose torturándote.
                                 Me cuesta trabajo reconocer a mis compañeros como seres humanos.
                                 Aunque vengamos del mismo lugar de origen.
-¿Cómo te llamas?-te pregunté una tarde.
                                 Ya podías dar pasos por la tienda de campaña. Nos sentamos a la mesa a jugar a las cartas.
-Me llamo Thian-respondiste.
-Yo me llamo Alexandra-te conté.
-¡Qué nombre más curioso!
-Sabes hablar muy bien el inglés.
-Pero tú no sabes mucho mi idioma. Es fácil de aprender. Puedo enseñarte. Si quieres.
-Me gustaría aprender a hablar vietnamita. Me alegro mucho de poder hablar con un ser humano. No...Con animales...
-Tus compañeros...
-Les he visto hacer de todo por diversión. Se portan muy bien cuando están en casita. ¡Qué hipócritas!
                                   Te echaste a reír.
-Hablas de manera muy directa, Alexandra-observaste.
                                   Te gustaba mi manera de ser.
                                   Tenía que atender a otros pacientes. Eran soldados que habían sido heridos en combate. Algunos de ellos empezaban a despotricar contra Estados Unidos por haberles enviado a combatir.
                                    De algún modo, al estar heridos, su conciencia parece reaccionar. Les recuerda que son personas.
                                    Nunca he salido con ningún chico. En mi casa, siempre han dicho que soy una rebelde. No he querido seguir los pasos de mi madre. Ser ama de casa. No estoy hecha para eso.
-La guerra terminará-me contaste una vez-Y yo podré recuperar mi kiosco. Se gana poco dinero. Pero se venden muchas cosas.
-¿Qué cosas tienes?-inquirí.
                                     Estábamos dando un paseo cerca del hospital de campaña. Mis compañeras me miraban con horror.
-Vendo revistas-me contestaste-Vendo juguetes pequeños.
                                  A solas, mis compañeras me echaban un rapapolvo. Decían que me estaba enamorando de ti, Thian. Vieron antes que yo lo que me estaba pasando.
                                   Sin darme cuenta, iba a buscarte para estar contigo.

  

                                   Me di cuenta de que mi corazón latía muy deprisa cuando me mirabas. De que sentía un extraño revoloteo en el estómago cuando me guiñabas un ojo. De que sólo podía pensar en ti durante todo el día. Si atendía a otros pacientes, te echaba de menos. Poco a poco, fui siendo consciente de lo que me pasaba.
                                 No me dio miedo admitirlo, mi adorado Thian. Me había enamorado de ti.
                                 No eras mi enemigo. Eras el hombre con el que quería pasar toda la vida.
                                  Y a ti te pasó lo mismo conmigo. Decías que encontrabas las pecas que salpicaban mi nariz graciosas.
                                  Me confesaste una vez que soñabas conmigo. Y, al escuchar tu confesión, el corazón me dio un vuelco.
                                 Nos besamos por primera vez detrás de uno de los árboles que rodean el hospital de campaña.
                                 No me arrepiento de amarte, mi amado Thian. No me arrepiento de ser tuya.
-Esta relación no va a ningún sitio-me dicen mis compañeras.
-Me lleva a él-replico-A su lado...
                                  A aquel beso le siguieron otros besos que nos dimos a escondidas, detrás de los árboles.
                                  Te dieron el alta. Pero seguías viniendo al hospital de campaña sólo para verme. Sólo para estar conmigo.
                                  No me daba miedo pasear por el pueblo que hay cerca de aquí contigo cogida de la mano.
                                  No me asusta que me abraces en público. O que me acaricies la cara con la mano. O llenar de besos tu cara. O besarte de lleno en la boca.
                                   Los que nos critican nos tienen envidia. Porque ellos no saben lo que es estar realmente enamorado.
                                    Los besos que nos dimos empezaron a ser más apasionados.
                                     Y me entregué a ti, mi adorado Thian. Una y dos y muchas veces...Fuimos un solo ser.
                                     Debajo de uno de aquellos árboles, una noche, perdimos juntos la virginidad. Yo tengo veinte años y nunca antes había estado con un hombre. Tú tienes la misma edad que yo. Y nunca antes habías estado con una mujer. Pero disfrutamos de la mejor de las experiencias juntos.
                                     Poder sentir tus besos sobre mi piel desnuda. Poder besar tu cuerpo desnudo.
                                     Mis compañeras lo saben. Los soldados lo saben.
                                     Amenazan.
                                     Me amenazan con encarcelarme. Creen que estoy trabajando para el enemigo. Dicen que me he vuelto loca.
-Son ellos los que están locos-pienso.
                                      Y es verdad. Son ellos los que se han convertido en animales. Yo sigo siendo un ser humano racional que se ha enamorado.
                                     Y olvidarnos de que nos hemos encontrado, nos hemos enamorado y nos amamos en este Infierno. Infierno que es culpa de los demás. No es culpa nuestra. Sólo hemos cometido un terrible error al enamorarnos. Eso dicen mis compañeras. Yo sé que lo mejor que me ha pasado en la vida has sido tú, Thian.
                                      Jamás dejaré de amarte.

SIEMPRE TUYA,
TU AMADA ALEXANDRA.

lunes, 24 de agosto de 2015

ILUSIONES ROTAS

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato Ilusiones rotas. 
En estos días, he estado escribiendo el epílogo del mismo que subiré en fecha próxima.
Como el final me parecía que era demasiado largo, he decidido dividirlo en dos partes. La primera parte, la subo hoy. La segunda parte, no sé cuándo la subiré.
Aquí os dejo con Ilusiones rotas. 

                                    La isla de Poplar contaba con una pequeña capilla. Zayra y mistress Karen acudieron una tarde a rezar a ella. Lloraban por todo lo que habían perdido.
                                    Las dos habían decidido, de manera tácita, abandonar la isla.
                                   Mistress Karen parecía no tener miedo a enfrentarse a los bombardeos que estaban asolando todo el país. Su idea era instalarse en Bradford. Zayra recordaba que le quedaban unos pocos parientes allí.
-Quiero que vengas conmigo-le pidió mistress Karen en voz baja.
                                 Estaban en la capilla. No había casi nadie allí. Nadie se fijó en la figura de las dos mujeres que iban completamente vestidas de negro. Se habían arrodillado detrás del último banco.
-Podríamos morir mientras nos dirigimos a Bradford-se inquietó Zayra.
-Lo he perdido todo-confesó mistress Karen-Sólo me queda esperar a que venga La Muerte a buscarme. Que sea ya.
-Yo...No sé qué pensar.
-No te sientas culpable por querer seguir viviendo, querida Zayra.
                                 Mistress Karen palmeó el hombro suavemente de su hermanastra.
                                 Zayra sintió cómo su corazón se encogía. Una parte de ella, deseaba estar muerta. Había perdido a su adorada Sophie. Se resistía a pensar en el niño deforme que su hija había traído al mundo. Un niño que era su nieto.
                                 Las lágrimas asomaron por sus ojos. Después de todo, otra parte de ella, deseaba seguir viviendo. De aquel modo, Sophie no moriría del todo. Su madre debía de vivir. Debía de recordarla cada segundo de su vida. De esta manera, Sophie seguiría, de algún modo, viva.
                               Mistress Karen lo entendió. Ella también debía de vivir para recordar a su pequeño Ferdinand y a Alexander, el hijo de su corazón.
-He puesto la casa en venta-le comunicó a Zayra.
-¿Y qué vamos a hacer?-se asustó la mujer.
-Viviremos en ella hasta que la compre alguien. Entonces, nos marcharemos a Bradford. Ya te he dicho que quiero que vengas conmigo. Te necesito, Zay. Eres la única familia de sangre que me queda. Y no quiero morir sola.
-¿Y qué pasa con sus parientes?
-Dudo mucho que se acuerden de mí cuando me vean y es muy difícil que se establezca un lazo de cariño entre nosotros. Por favor...Di que vendrás conmigo.
-Está bien.
                                 Mistress Karen lanzó un suspiro de alivio.
                                 Abrazó a Zayra.
-Gracias, hermana-le dijo.
                                  Sentía que todo era más fácil teniéndola cerca.
                                  Le dio un beso en la mejilla.
-Vamos a empezar una nueva vida-le anunció, intentando fingir un entusiasmo que estaba muy lejos de experimentar.



-¿Qué haré contigo en Bradfort?-le preguntó Zayra.
-Sobre todo, me harás compañía. No serás nunca más una criada. Desde hace mucho tiempo, quiero que el mundo sepa la verdad. Que eres mi hermana.
-¡Será todo un escándalo!
-Eso ya no me importa, mi querida Zay.

martes, 18 de agosto de 2015

JONATHAN Y LADY PRUDENCE

Hola a todos.
La entrada de hoy es para hablaros de dos personajes que han salido de la cabeza de la genial Mary Balogh.
Ella es lady Prudence Moore. Es la prima menor de Joshua, el protagonista de Ligeramente escandaloso. Es un personaje que transmite amor y dulzura desde la primera vez que aparece. Incluso, la dura Freyja es incapaz de resistirse a ella.
Prudence vive con su madre, una verdadera arpía, y con sus dos hermanas mayores. Tiene un hermano mayor que lo único bueno que ha hecho en su vida ha sido morirse. Su institutriz hizo lo imposible para salvarle de ser víctima de los abusos de su hermano. Hasta sacrificarse. Y hasta aquí puedo leer.
Su madre nunca la ha querido. Prudence no era como las demás niñas. Era, por decirlo de algún modo, distinta. De no ser por Joshua, el destino de Prudence habría sido funesto.
Sin embargo, llegado el momento, Prudence sabe muy bien lo que quiere. Se enamora de un chico llamado Ben.
Sabe que quiere estar con él. Sabe que está enamorada de él. Y sabe tomar muy buenas decisiones sobre su futuro.
Cuenta con el apoyo de la gente que realmente la quiere. De sus hermanas...De Anne, que la adora.
Jonathan Huxtable aparece en los recuerdos de Constantine Huxtable. Estamos hablando de la saga del Quinteto de los Huxtable. Jonathan es el hermano pequeño de Constantine.
Al igual que Prudence, era diferente. Sin embargo, era una criatura que estaba llena de amor.
Un joven que estaba empezando a vivir. Que contaba con el cariño de su hermano.
Sin embargo, la autora me mató cuando entendí que Jonathan no había tenido tanta suerte como Prudence. Había muerto.
Son dos personas que vivieron en el siglo XIX. Una época muy difícil si no eras hombre, blanco y, en apariencia, normal.
Es duro de decir, pero Joshua expone de manera cruda los peligros a los que se enfrentaba Prudence si a él le ocurría algo. Quedaría a merced de una madre de pesadilla que era capaz de enviarla al manicomio.
Por algún extraño motivo, Jonathan y Prudence eran aislados de la sociedad. No se les permitía salir de sus casas. Eran considerados como una especie de vergüenza para la familia. En mi humilde opinión, ni él ni ella eran eso.
Albert, el hermano de Prudence, sí era una vergüenza por pretender abusar de su propia hermana. Y por violar a Anne.
Y el padre de Jonathan y de Constantine era un verdadero monstruo.
Ellos, el padre de Jonathan y de Constantine y el canalla de Albert sí debían de estar encerrados en manicomios.
Prudence tuvo la suerte de contar a su alrededor con gente que la apoyó. Jonathan no tuvo tanta suerte, ya que sólo tenía a Constantine.
Son sólo novelas. Pero estas cosas, por desgracia, ocurrían en el siglo XIX.
Donde el hecho de ser diferente era como poco menos que una condena a muerte. Donde se te aislaba de la sociedad de manera injusta.
Y quiero pensar que, de algún modo, las cosas están cambiando para mejor.


jueves, 13 de agosto de 2015

ILUSIONES ROTAS

Hola a todos.
Aquí os traigo el penúltimo fragmento de mi relato Ilusiones rotas. Sólo queda este fragmento y otro más. Y no descargo hacer un epílogo más adelante. No lo sé.
De momento, aquí os dejo con los pensamientos de mistress Karen y de Zayra.

-Las cosas no debieron de haber ocurrido de ese modo-se lamentó Zayra.
                              El otoño había llegado. Estaba siendo un otoño verdaderamente espantoso.
-Los alemanes bombardearán la casa-auguró mistress Karen-Moriremos las dos juntas.
                              Las dos mujeres habían salido a dar un paseo por la isla. En otro tiempo, ver a una criada y a su señora paseando juntas habría sido motivo de escándalo.
-Todavía es motivo de escándalo-sonrió con tristeza mistress Karen.
                               Pero los vecinos tenían otras cosas en mente. Pensaban en sobrevivir.
                               Zayra se cogió del brazo de mistress Karen.
                              Oían con frecuencia el sonido de las sirenas. Había que buscar refugio debajo de una de las mesas.
                              Tras la partida de Alexander al frente, mistress Karen había vendido muchos de los muebles que había en la casa. Estaban en la ruina. Alexander había hecho lo que había podido para salir de aquella ruina.
                               La culpa no había sido de él. Claudine era la que manejaba el dinero. Se lo había legado todo su padrastro. La parte que le correspondía a su marido había ido a parar a manos de ella. Mistress Karen nunca tuvo acceso a aquel dinero. Claudine disfrutaba despilfarrando aquel dinero con sus viajes. Lo último que se sabía de ella era que estaba en Polonia. No se la dejaba salir de allí. Había sido capturada por los aliados. La muy imbécil se dedicaba a jugar al espionaje.
-No es ningún secreto que esa víbora simpatiza con ese demonio de Hitler-le recordó Zayra a mistress Karen-Lo malo no es sólo eso. Hay compatriotas que piensan que Hitler le devolverá a Inglaterra su antiguo esplendor colonial. Ese tiempo ya ha pasado.
-He oído que Claudine va a ser fusilada-comentó mistress Karen con voz neutra.
-¡Se lo merece por zorra! ¡Ni siquiera derramó ni una sola lágrima cuando le contaste que el señorito Alexander había muerto! Lloraste tú más por él que su propia madre.
                          Mistress Karen apoyó la cabeza en el hombro de Zayra.
                          Se sentía muy cansada. Estaba harta de todo. No le importaba morir en uno de los bombardeos. Ni siquiera le importaba que los alemanes invadieran Inglaterra.
                         Una parte de ella había muerto con el padre de su pequeño Ferdinand. No podía olvidar que Alexander era el hermano menor de Ferdinand. Al menos, ambos habían sido engendrados por el mismo hombre. Lo había perdido todo. Alexander era su único asidero. Lo que la mantenía con vida. Pero Alexander estaba muerto.
-Al menos, han repatriado los restos del señorito Alexander-le recordó Zayra.
-Vendré aquí a llorar a su tumba con mucha frecuencia-le comunicó mistress Karen-Y vendrás conmigo para estar con Sophie y con nuestro nieto. Habría sido un niño precioso.
-No reconocí a ese bebé como un bebé. Era otra cosa.
-¡No lo recuerdes! Te lo ruego. Todavía tengo pesadillas.



                               Intentaba no recordar la criatura que Sophie había traído al mundo. Aquel ser que no podían considerar ni mistress Karen ni Zayra un bebé porque no era un bebé.
                              Había sido un ser grotesco el que había salido del interior de Sophie. Casi no se movía y apenas vivió unos minutos. Zayra se desmayó cuando vio al que pudo haber sido su primer nieto. Por suerte, Sophie se había desmayado y no llegó a verlo. Adele todavía no se había marchado. Se hizo cargo de enterrar al pequeño a toda prisa. Mistress Karen no pudo soportarlo. Fue corriendo al cuarto de baño. Pero vomitó antes de llegar al wáter.
                              A Zayra le quedaba un consuelo. Sophie creía que había dado a luz a un niño perfecto que, por desgracia, había muerto a los pocos minutos de nacer.
                             Había sido una mentira. Pero había sido una mentira piadosa. Sophie apenas vivió una semana después del parto. Había sido muy duro. Perdió muchísima sangre. Dos días estuvo de parto. Y, al final, tuvieron que hacerle la cesárea allí mismo. En la mansión...
                             Los puntos de la cesárea se le infectaron. Todo había sido un suceder de desgracias. Zayra pensaba que ya no podía derramar más lágrimas.
-Todavía quiero pensar que es una pesadilla-afirmó la mujer.
                            Se detuvieron. Contemplaron las cristalinas aguas del río Támesis.
                           No era una pesadilla todo lo que estaban viviendo. Era real.
                           Pero, al mismo tiempo, era irreal. Mistress Karen se fijó en que el cauce del río bajaba en calma.
-Ninguno de los tres sufre ya-le recordó a Zayra.
                             Un sollozo brotó de la garganta de la mujer. Estaba también cansada.
                              Últimamente, se quejaba de lo mucho que le dolía todo el cuerpo. Sentía que no podía más. Había llegado a su límite.


miércoles, 12 de agosto de 2015

"EVERYDAY", DE BON JOVI

Hola a todos.
No sé si el grupo Bon Jovi encajaría como grupo de heavy.
Visten de un modo rockero. Tocan buenos temas de rock. Sin embargo, transmiten la sensación de ser chicos buenos que de ser chicos malos.
No están impregnados de ese aura tan oscura y, al mismo tiempo, tan atrayente que rodea el heavy metal. No obstante, su líder, Jon Bon Jovi, posee una voz preciosa. Se rodea de muy buenos músicos. Y saben componer temas que están llenos de energía. Heavys...No heavys...¡No importa!
Aquí os dejo con una de las canciones que más sonó durante el año 2002. La interpreta este grupo. Por cierto, está considerado como uno de los mejores grupos de rock de todos los tiempos. ¡Por algo será!
La canción se titula Everyday. Os dejo con ella. Para que recarguéis las pilas.


martes, 11 de agosto de 2015

DIBUJOS Y MANUALIDADES, MIS ASIGNATURAS PENDIENTES

Hola a todos.
Hoy, me gustaría hablaros un poquito más de mí en este blog. Y la verdad era que no sabía por dónde empezar. Hay una cosa que siempre ha sido mi asignatura pendiente. En realidad, son dos cosas. El título de la entrada lo dice todo.
El dibujo y las manualidades...
Nunca se me ha dado bien ni lo uno ni lo otro. Soy un verdadero desastre en ambas cosas.
Empecé con los dibujos en la guardería. Nos daban para colorear fichas con cuadrados, triángulos, círculos y rectángulos. Empezó el desastre a partir de aquel momento.
Yo coloreaba todo lo que venía en la ficha. Pero el resultado...¡Era un desastre! No conservo ningún dibujo de esa época. Se tirarían a la basura, supongo. Y me alegro de no conservar ninguna de esas fichas. Me da hasta vergüenza mirarlas.
Me salía del dibujo. Dejaba zonas sin colorear. La situación no mejoró con el paso de los años. Yo tenía mi bloc de dibujo para las clases de Dibujo. Porque tuve que seguir dando esa maldita asignatura en los años que siguieron. Estuvo en mi vida hasta la E.S.O.
Juro que intenté hacer bien las cosas. Juro que intenté hacer bien los dibujos.
Los años pasaron. Y los dibujos eran cada vez más complicados. Odiaré con toda mi alma el dibujo técnico. El intentar sacarle sombra a los dibujos. Por suerte, no nos pusieron a hacer pinturas al óleo.
También se hacían manualidades en clase. Intenté hacer en una ocasión una máscara veneciana. De ésas que se utilizan en los carnavales. Bueno...
No sé lo que me salió cuando intenté hacer la máscara veneciana. Pero aquello...
¡Era de todo, menos una máscara veneciana! No quise ni mirar eso. No era una manualidad. ¡Era un churro!
La lista de desastres sigue. Mis esfuerzos por hacer un pingüino en clase de Pretecnología fueron un desastre. Lo único que se me dio bien fue rellenar botellas vacías de colonia con sal que previamente manchaba con tizas de colores. Fue mi único éxito en ese campo. Demasiado fácil, en realidad.
Intenté hacer bien esos dibujos.



El tiempo ha pasado. Y sigo siendo igual de desastre.
He pensado en apuntarme a clases de Diseño por Ordenador. Sería una buena manera de aprender a hacer dibujos por ordenador.
Pero, ¿a quién quiero engañar? Ya probé a hacerlo varias veces. Lo intenté con GIMP. Lo intenté con el Photoshop, que me bajé en pruebas. Lo intenté antes con el Paint. ¡Y todos mis intentos terminaron en desastre! El dibujo y las manualidades siguen siendo mis grandes asignaturas pendientes. No quiero hablar de los libros para colorear que me compraba mi madre cuando era pequeña.
Yo pasaba las tardes entretenida coloreando. Y la cosa no mejoraba. Seguía saliéndome de los dibujos.
Dejaba sitios sin colorear. Yo no había nacido para ser pintora.
A lo mejor, de haber nacido para ser pintora, no tendría tantos cacaos mentales como tengo. No lo sé. Sólo sé que ni el dibujo ni las manualidades son lo mío.

sábado, 8 de agosto de 2015

GRANDES TÓPICOS DE LAS NOVELAS ROMÁNTICAS: LAS AMIGAS DE ELLA

Hola a todos.
Hoy, me gustaría centrarme en otro tópico de las novelas románticas.
Nos vamos a centrar en las amigas de la protagonista. Salvo honrosas excepciones, la protagonista no tiene amigas. Parece que su círculo social queda supeditado al círculo social en el que se mueve el galán.
Y, sin embargo, cuando aparece la amiga, parece que no tiene vida propia. Excepto en algunos casos...
Todo lo que hace la protagonista es hablar con su amiga sobre sí misma. Sobre lo que le preocupa. Sobre sus amores...Sobre sus miedos...
Eso está bien. Sin embargo, muchas veces, nos quedamos con las ganas de saber qué es lo que siente la amiga. En El hombre de mis sueños, Megan, la protagonista, tiene a Tiffany como su mejor y única amiga.
Sin embargo, a pesar de que Tiffany es un personaje muy interesante, Megan la tiene completamente opacada. Tiffany va a casarse con Tyler, su prometido, al que adora, y tiene familia.
Pero no sabemos gran cosa sobre ella. Valerie Sherwood sí le dio pie a la mejor amiga de mi amada y odiada a partes iguales Imogene Welles en su saga Amor. Bess era la mejor amiga de Imogene desde que eran niñas. Se enamoró en secreto del que fue el primer amante de Imogene y padre de su única hija, Stephen. Por diversos motivos, la pareja acaba separándose. Y Stephen acabó liándose con Bess.
Sin embargo, esto sólo aparece en el primer libro. En el tercer libro, cuando reaparece Bess, Stephen se ha esfumado. Y Bess vive más pendiente de los dramas de Imogene que de su propia vida.
Las amigas de la protagonista están divididas en varios tipos:
1-Son divertidas y alocadas (esto se da más en novela romántica contemporánea que en novela romántica histórica).
2-Son tímidas. Les da miedo hacer las locuras que cometen las protagonistas. No tienen iniciativa en nada. Y admiran a la protagonista.
3-Son serias y decorosas.
En todos los casos, estas chicas apenas tienen peso en la novela. Sólo aparecen para consolar a la protagonista cuando necesita hablar con alguien.
Es como el personaje del amigo del protagonista. Curiosamente, en estos casos, tanto la amiga de la protagonista como el amigo del protagonista acaban emparejados entre sí.
Y la pareja principal parece no hacer nada. Ni siquiera les interesa esa historia. Historia que, por cierto, suele pasar de puntillas en la novela.
Tiffany y Bess son, en mi opinión, dos personajes muy interesantes. Me quedé con las ganas de saber más de ellas, sobre todo, de Tiffany.

viernes, 7 de agosto de 2015

CIERRA LOS OJOS

Hola a todos.
Hoy, os propongo hacer un ejercicio.
Cerrad los ojos durante unos instantes. Retroced en el tiempo hasta que seáis más jóvenes. Bueno, todos sois jóvenes.
Me refiero a que recordéis la época en la que erais unos niños. Teníais toda la vida por delante. Eras niños pequeños. Mirabais el mundo con la inocencia de un niño. Teníais fe en un futuro mejor. Teníais muchos sueños que cumplir.
¿Verdad que era una época preciosa? Es una época para jugar.
Pero también es una época para soñar. Todos los niños tienen un sueño. Hablan de lo que quieren ser de mayores.
De lo que quieren conseguir para cuando tengan una cierta edad. Yo puedo decir que no he logrado alcanzar ninguna de las metas que me propuse cuando era pequeña.
Pensaba que a mis treinta y un años tendría un buen trabajo. Estoy en el paro. Estaría casada.
No tengo pareja. Y sigo soltera. Tendría hijos. Y no tengo hijos. Haría una vida social muy activa. Y no es así.
¿Qué me decís de vosotros? ¿Qué sueños teníais cuando erais pequeños? Algunos niños hablan de ser astronautas. Otros niños sueñan con recorrer el mundo. No es un trabajo. Pero sí es un sueño.
¿Habéis hecho realidad vuestros sueños? Yo espero que así sea. Tenemos toda la vida por delante. Las personas viven más años. Tienen tiempo de sobra para hacer realidad lo que más desean. Aquello por lo que suspiran.
No me siento frustrada. La frustración es algo que dejé atrás hace mucho tiempo.
Lo que tengo es resignación. Sé que es la opción más fácil. Pero acaba uno acostumbrándose a ella. Se convierte en tu compañera de vida. No es fácil vivir con ella.
Uno termina hartándose de estar resignado. Pero es peor estar frustrado.
La frustración te lleva a terminar pagándola con la gente que más quieres. Me ha pasado a mí. Prefiero ser una resignada a una frustrada. Me he convertido en lo que no quería convertirme. En un ser monótono y frustrado...No era así cómo me veía yo cuando me imaginaba el futuro.
Ya sólo me contentan las pequeñas cosas de la vida. Como el poder tomarme una taza de chocolate caliente.
O escuchar una buena canción.

miércoles, 5 de agosto de 2015

ILUSIONES ROTAS

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato Ilusiones rotas. 
Los recuerdos continúan y hoy veremos la despedida de Alexander y Sophie.

                               Alexander se alistó en el Ejército cuando era un adolescente.
                               De algún modo, quería demostrarle a su madre que podía vivir perfectamente solo. Nunca la había necesitado. Mistress Karen quería pensar que Claudine, la madre de Alexander, a su modo, lloraba su muerte. La radio que había en el saloncito estaba conectada.
                               El televisor ya no se encendía. A Alexander le entusiasmaban los programas que emitía la BBC. Pero Alexander ya no volvería a ver nunca más la televisión. ¿De qué servía tenerla enchufada? Alexander ya no se sentaría nunca más en el sofá. Está con Ferdinand, pensó mistress Karen, deshecha. Y están los dos con su padre.
                              Sophie y Alexander se despidieron un día nuboso.
                              El Ejército le había llamado a filas. Alexander no quiso ir voluntario al frente. Antes, habría ido gustoso a enfrentarse con mil soldados nazis él solo. Pero las cosas habían cambiado.
-No me quiero ir-le confesó a Sophie cuando salieron de casa.
-Volverás pronto-le aseguró ella.
                               La guerra debía de terminar, pensó la joven. Se vieron en la parte trasera de la casa.
                               Zayra estaba en contra de aquella relación. Mistress Karen sospechaba que había algo entre ellos. Pero optó por no decir nada. Sabía lo que era vivir una historia de amor secreta. Sólo podía apoyar a aquella pareja de enamorados tan idealista. Confiaba en que Alexander volvería a casa sano y salvo. Se casaría con Sophie. Y, con un poco de suerte, se marcharían los dos lejos de allí.
-Te quiero, Sophie-le confesó Alexander a su amada-Y no imagino mi vida sin ti.
-Cuídate-le rogó ella-Y vuelve.
-Te lo juro. Volveré.
-Y yo estaré aquí esperándote.
                              Alexander abrazó con fuerza a Sophie.
                             En aquellos momentos, él pensó que volvería. Que estaría otra vez con ella.
-Te amo-le susurró.
                              Besó largamente y con ardor a Sophie en los labios, al tiempo que ella se entregó a aquel beso sin reservas.
                              Fue el último beso que se dieron.
                              Mistress Karen se paseó por el saloncito con aire ausente. Recordaba haber visto a Alexander subir a la barca de alquiler.
                              Ella estaba en el jardín. Los dos alzaron la mano al mismo tiempo para despedirse.
                              El corazón de mistress Karen se desgarró al recordar aquel momento. Al verle con el uniforme de militar, se sintió llena de orgullo.
                               Deseó creer que aquel joven tan valiente era su hijo. Que ella lo había albergado en su vientre.
                               Que ella le había traído al mundo. No quería odiar a Claudine.
                               De algún modo, aquella mujer también estaba sufriendo la muerte de su único hijo. Por culpa de Claudine, Ferdinand estaba muerto. Por culpa de Claudine, mistress Karen estaba sola. Las lágrimas rodaron sin control por sus mejillas. Y tuvo la sensación de que Claudine había convertido en un mausoleo aquella casa.
                               Sólo estaba habitada por los recuerdos de las personas que vivieron allí.
                               Y se habían ido.

 

martes, 4 de agosto de 2015

TÓPICOS DE LAS PELÍCULAS COMEDIAS ROMÁNTICAS

Hola a todos.
Es imposible que alguien no haya visto alguna vez una película romántica.
Poco importa si son comedias románticas. Comedias ligeras que te arrancan una sonrisa y que tienen un final feliz.
O si son películas románticas. Películas que te llegan al corazón.
Hoy, vamos a seguir hablando de tópicos. Pero nos vamos a olvidar de las novelas románticas.
La entrada de hoy es algo breve. Se trata de hacer un resumen de los tópicos que podemos encontrar en las comedias románticas.
Se suele decir que las comedias románticas son todas iguales. Sabes de sobra cómo van a terminar. Lo mismo se puede decir de las películas de acción. Vista una, vistas todas.
Las comedias románticas tuvieron un gran boom hace unos años. Pero, por desgracia, últimamente, están un poco de capa caída.
Veamos algunos de sus tópicos.

1-Sabes desde el minuto uno quién va a terminar con quién.
2-Si la protagonista es fea es porque lleva gafas y, en cuanto se pone lentillas, se convierte en un bellezón.
3-Ella está a punto de irse a algún lugar lejano. Aparece el protagonista de improviso y no se va. Esto suele ocurrir al final.
4-Tanto el protagonista como la protagonista han tenido mala suerte en el amor. Pero ella se encierra en sí misma y se vuelca en su trabajo. Él, en cambio, se acuesta con la primera que se encuentra. Muy normal, ¿no?
5-Veinte minutos antes de acabar la película, se distancian porque han discutido por alguna tontería.
6-Si la protagonista debe de terminar con su mejor amigo, él lleva enamorado de ella desde que le alcanza la memoria. La chica no se da cuenta. Pero ocurre algo que hace que se dé cuenta de lo mucho que lo ama. Como que él se ha fijado en otra chica o se va a ir de la ciudad donde viven porque le ha salido otro trabajo muy lejos. Algo así...
7-El 99% de las conversaciones que la protagonista tiene con su mejor amiga (carente de vida propia y que se mete mucho en su vida) gira alrededor de los hombres. Hablan de los ex novios que tuvo en el pasado. Del chico que acaba de conocer. De la mejor amiga no se sabe gran cosa. O es la típica amiga simpática. O es la típica amiga amargada. Apenas sabemos de su vida pasada. O de sus amores...
8-Si la protagonista no cree en el matrimonio, no pasa nada. Se casará al final de la película con el protagonista.

 En la película de Murnau Amanecer (no tiene nada que ver con Edward y Bella), hay momentos que evocan a las comedias románticas actuales, aunque la película es de 1927.

domingo, 2 de agosto de 2015

ILUSIONES ROTAS

Hola a todos.
Aquí os traigo un breve fragmento de mi relato Ilusiones rotas. 
Este fragmento se centra en los pensamientos de Alexander poco antes de morir sobre la sinrazón de la guerra.

                             El estallido de la guerra había hecho que se diera cuenta de que había estado viviendo en una farsa. Todo el mundo parecía ser feliz…todo el mundo parecía quererse. Y no era cierto. En el frente, miles de hombres estaban muriendo a diario, víctimas de un disparo. Los pobres inocentes iban al frente después de que les prometieran la Gloria…Y lo único que conseguían era recibir un tiro que los mataba o los dejaba en una silla de ruedas, o en la cama de un hospital de campaña…
                              Alexander había estado muy sobreprotegido por todo el mundo.
                             Su padre había muerto cuando era apenas un bebé. No se acordaba de él, pero mistress Karen le había enseñado fotografías suyas. 
                              Había trabajado mucho a lo largo de su vida, sin embargo, la sensación que tenía Alexander era que su padre era un arribista que había llegado muy lejos por la vía del matrimonio. 
                               Su madre nunca estaba en casa. Y, cuando estaba, siempre estaba discutiendo con mistress Karen. La única madre que había conocido era ella. Le hablaba de su difunto hermano mayor, Ferdinand. El niño que nació fruto de sus amores con el padre de Alexander. También murió cuando Alexander era un bebé. Se llevó pocas semanas con el padre de ambos. 
                              Mientras disparaba, el joven intentaba detener los pensamientos que acudían a su mente. Recuerdos de su turbulenta familia...Y recuerdos también de Sophie...
                              No debía de pensar en Sophie si quería volver a verla porque el pulso le temblaría y fallaría un disparo. Entonces, sería hombre muerto. 
                              Eso fue lo que le pasó cuando le hirieron de muerte. Alexander estaba pensando en Sophie. En lo mucho que la extrañaba. Deseaba regresar a la isla de Poplar lo antes posible. 
                             Se marcharían de allí los tres. Sophie, él y su pequeño. Se irían lejos. Empezarían en otro lugar de cero. 
                             Fue otro sueño que no llegó, por desgracia, a cumplirse.