martes, 20 de mayo de 2014

EL ÁNIMA

Hola a todos. 
Deberían de quedar tres pedazos de este relato, pero he logrado fusionar dos y sólo quedarían éste y el de mañana. 
En este fragmento, Gilbert habla con Thomas y con Lucy acerca de sus intenciones hacia Ellen. 

                      Thomas, Lucy y Ellen salieron a dar un paseo cuando pasaron dos semanas desde el arresto de Anne. 
                       Gilbert se les había adelantado. 
                       Se encontraba paseándose de un lado a otro, dando vueltas alrededor de la fuente de piedra. 
                        Necesitaba hablar con los padres de Ellen y contarles sus intenciones hacia ella. Deseaba casarse con Ellen. No podía perder más tiempo. 
-Excelencia...-se extrañó Lucy cuando su marido, su hija y ella llegaron a la fuente-¿Qué está haciendo aquí? 
-Necesito hablar con ustedes-contestó Gilbert-Es muy importante. 
-¿De qué se trata?-se interesó Thomas-Lamento mucho lo ocurrido con mi sobrina. Entiendo que desee anular su compromiso. Es usted un hombre libre para hacer lo que quiera. 
                      Una mujer acudió a la fuente a llenar su cántaro de cerámica de agua. Miró con curiosidad a la familia. 
                      Gilbert empezó a hablar. No se trataba de Anne. 
                       Ellen pensó que se iba a desmayar. Gilbert le estaba pidiendo su mano a sus padres. 
                     ¿Acaso se había vuelto loco? 
-Estoy enamorado de Ellen, señor-se sinceró Gilbert-Llevo mucho tiempo enamorado de ella. No lo he dicho antes porque le debo respeto a Annie. Ella fue muy especial para mí. Lo será siempre. Pero...Señor, de quien yo estoy realmente enamorado es de su hija. De Ellie...
                        Thomas se quedó atónito. Lucy pensó que se iba a desmayar. Jamás imaginaron ninguno de los dos que lord Tristán pudiera estar enamorado de Ellen. 
                        Era cierto que tenía mucho trato con la chica. Pero creía que era porque era la prima de su prometida. Para él, Ellen debía de ser como una especie de hermana pequeña. Sin embargo, no era así. 
                        Thomas y Lucy miraron a su hija. Ellen se había quedado muda. No sabía qué decir. 
-¿Estás enamorada de lord Tristán, hija?-la interrogó Thomas. 
                        Ellen casi no podía hablar. Se limitó a contestar asintiendo. 
                        Thomas y Lucy intercambiaron una mirada. Lucy cogió la mano de su hija. 
-Nunca lo has dicho-observó la mujer. 
-Lo último que quería era hacerle daño a Annie-se sinceró Ellen. 
                         Thomas miró a Gilbert. Pero el joven estaba mirando a Ellen. En sus ojos aparecía reflejado todo el amor que sentía por Ellen. Nunca había mirado así a Anne. Thomas no podía seguir negando la evidencia, muy a su pesar. Bajó la cabeza y suspiró. Ellen merecía ser feliz. 
-Si mi hija le ama de verdad, milord-empezó a decir-Si usted la ama también y su amor es verdadero. No soy quién para oponerme a que estén juntos. Lo que ha ocurrido con Annie ha sido espantoso. Deberemos de convivir con ese peso sobre nuestras espaldas. Pero...Ellie merece ser feliz. Mi sobrina adora a mi hija. La sigue queriendo. Ellie...Ellie es mi única hija. Le ruego, milord, que la haga feliz. 
-¡Papá!-chilló Ellen, atónita-¿Qué estás diciendo? ¡No me lo puedo creer! 
-Es lo mejor que puedo hacer-afirmó Thomas. 
-Señor, quedo agradecido con usted-le aseguró Gilbert. Hizo una profunda reverencia-Haré feliz a su hija. Consagraré mi vida a ella. A cuidarla. A amarla. A complacerla. 
-Eso espero. 
                     Gilbert se acercó radiante a Ellen. Lucy se apartó. Ellen rodeó con sus brazos el cuello de Gilbert y los dos se fundieron en un tierno beso. 



Y mañana...
¡EL FINAL!

2 comentarios:

  1. Uy espero ansiosa el de mañana Un beso y te me cuidas

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    1. Hola Citu.
      Espero que te guste.
      Y muchas gracias por seguir esta historia desde el inicio.
      Un fuerte abrazo.

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