miércoles, 3 de septiembre de 2014

EL DESCONOCIDO

Hola a todos.
¡Estoy super contenta!
Encontré este relato sin terminar en una de las libretas donde guardo todos los relatos que escribí cuando iba al instituto.
Lo dejé a medias hace unos quince años porque se me fue la inspiración. Al volverlo a leer, me animé a terminarlo. ¡Y lo he terminado!
Lo voy a subir completo a este blog.
Espero subirlo del todo entre mañana y pasado mañana.
Su argumento es muy similar a Aprendiendo a amarte, relato con el que voy a trancas. Cuenta la historia de una joven que es prometida en matrimonio con un joven al que no conoce de nada. Él, todo un caballero, empieza a cortejarla. ¿Qué pasará entre ellos?
Es un relato lleno de mucho romanticismo y espero que os guste.

EL DESCONOCIDO

ISLA DE DRAKE, PLYMOUTH SOUND, 1820

                          Los pocos vecinos que vivían en la isla de Drake vieron sus vidas alborotadas con la llegada del conde de Wymar. 
                           Lady Wymar se sentía mal. El conde decidió alejarla de Londres. Siempre sospechó que su esposa no era feliz viviendo en la ciudad. Buscó un lugar retirado para toda la familia. Y el lugar más indicado era la isla de Drake. 
                           Los vecinos habían llevado una vida tranquila y apacible. La casa que lord Wymar adquirió era bastante grande, pero no era muy ostentosa. Su mujer y su hijo no tardaron en reunirse con él, ya que lord Wymar había llegado a la isla en primer lugar. 
                            Habían vivido durante mucho tiempo en Londres. De joven, lord Wymar estuvo viajando por todo el continente, como parte de su educación. Pero su hijo Jeremy no mostraba el mismo interés que su padre en viajar por el continente. Tampoco le gustaba la vida en Londres. La enfermedad de su madre se lo confirmó. Se alegró mucho cuando abandonaron aquella ciudad que le parecía tan ruidosa. 
                          Desde su llegada a la isla, Jeremy se sintió más contento. Le gustaba vivir en un lugar tan apartado y tan tranquilo. 
                           Los vecinos no sabían gran cosa de ellos. 
                           Sabían que lady Wymar se encontraba gravemente enferma. Por aquel motivo, ni su marido ni su hijo se dejaban ver por la isla. Ni siquiera habían ido a presentarse a los vecinos. 
                             Había en la isla un médico. Tenía fama de ser bastante caro. Sin embargo, sus pacientes estaban contentos con él. Lograba salvar muchas vidas. 
                              El médico logró adivinar la causa de la enfermedad de lady Wymar y el conde le mostró un agradecimiento muy grande. Llegaron a entablar una buena amistad. Y, un día, acordaron casar a sus hijos. 
                               Dolly, la hija del médico, era una joven que había crecido en la abundancia. Su padre ganaba mucho dinero con su trabajo. 
                                Aquel día, en el salón de su casa, Dolly se enfadó con él. 
-¿Te has vuelto loco, papá?-se indignó la joven-¡Nunca me casaré con un hombre al que no conozco!
-No podrías encontrar mejor partido que el futuro conde de Wymar-replicó su padre. 
                               Dolly se paseó de un lado a otro del salón. 
-¡Ni siquiera le conozco!-protestó. 
-Hija, por favor-le pidió su padre-El joven Jeremy ha venido. Te está esperando en el recibidor. No le causes una mala impresión. 
-¿Cómo que ha venido a verme? ¡Pues yo no quiero verle! 
-Dolly, te aconsejo que intentes ser amable con él. Lo he tratado y no es un mal muchacho. 
                             El hermano de Dolly, Leonard, había fallecido cinco años antes, durante la batalla de Waterloo. Había estado casado durante dos años con una joven llamada Jane. 
                             Después de la muerte de Leonard, Jane siguió viviendo en la casa de su familia política. Sentía un gran cariño por su cuñada Dolly. La consoló cuando ésta le confesó que su padre pretendía casarla con un joven al que no conocía. Jane recordaba cómo había sido su matrimonio con Leonard. Y le sugirió a Dolly que debía de darle una oportunidad a Jeremy. Dolly aceptó ser cortejada por el joven. Jeremy estaba bastante ilusionado con la idea de casarse con ella. No la conocía personalmente hasta que no fueron presentados de manera oficial. 
                             Había algo en Dolly que le atraía mucho. No sabía cómo definirlo. 
                            Deseaba poder verla a solas. Pero tan sólo podía depositar un beso cortés en su mano a modo de saludo. 
                            Se conformaba con eso. Empezó a conocer mejor a Dolly. Y se fue enamorando de ella. Le gustó su sinceridad. Dolly no quería casarse con él. 
-Serás una tonta por rechazarle-opinó una tarde Jane-Tu padre tiene razón al decirte que no encontrarás un partido mejor que él. 
                          Caminaban por los alrededores de los fuertes que se habían construido dos siglos atrás para proteger Inglaterra de posibles ataques españoles y franceses. 
-Tú te casaste con Leo porque estabas enamorada de él-le recordó Dolly, frustrada. 
-Puedes llegar a enamorarte de ese joven-afirmó Jane. 
-¡No le conozco!
-Ya le conoces. Ya has hablado con él. Y tu padre tiene razón. Es un buen muchacho. Me cae bien. 
                         Dolly estaba enfadada. ¡Hasta Jane se mostraba encantada con aquel desconocido! 
                          Contra su voluntad, se dio cuenta de una cosa. Estaba empezando a sentirse atraída por aquel joven. Le gustaba verle. Le gustaba pasear con él. 
                           Una tarde, Jeremy y ella se quedaron a solas un rato, tras regresar de uno de sus paseos. Jane alegó tener un dolor de cabeza y se metió primero dentro de casa. 

 

-Lamento mucho mi comportamiento de estos días-se excusó Dolly-Pensarás que soy antipática. 
-Pienso que la noticia de nuestro compromiso te ha afectado-opinó suavemente Jeremy-Y lo entiendo. No me conoces. 
-Pero ya te conozco. O empiezo a conocerte y me doy cuenta de que eres una buena persona. 
-Te agradezco que pienses eso de mí. 
-Me resulta fácil tutearte. Después de todo...Nos vamos a casar. 
-Tu padre fijará la fecha de la boda. 
                          El padre de Dolly la llamó. La joven se vio obligada a pasar dentro de su casa. 
                          Su padre la estaba esperando en el salón. 
-Me alegro de que te lleves bien con el joven Jeremy, Dolly-dijo-Hay una cosa importante que tengo que comunicarte. 
-Nos llevamos bien, papá-le recordó su hija-Pero eso no significa nada. No estoy enamorada de él. 
-Tu boda se celebrará en un plazo de tres meses. He estado hablando con lord Wymar. Piensa lo mismo que yo. Debéis casaros lo antes posible. 
-¡Por el amor de Dios, papá! ¡Tres meses es poco tiempo! Casi no conozco a ese joven y ni siquiera sé lo que él siente por mí. ¡Nuestro matrimonio será un fracaso! 
-Eso no lo sabes, hija. Con un poco de suerte, vuestro matrimonio será muy dichoso. Rezo para que así sea. 
-¡No lo entiendes! 
                          Dolly no sabía qué hacer. 
                          Se sentía atrapada entre su obligación y los sueños que albergaba desde hacía mucho tiempo. Desde su adolescencia...
                          Siempre pensó que se casaría por amor. De pronto, estaba siendo cortejada por un joven al que no había visto antes. Y que, sin embargo, parecía querer abrirse a ella. 
                          Dolly se sentía cómoda en presencia de Jeremy. Nunca supo cómo pasó. Aquel joven no la presionaba. Nunca la obligaba a nada. 
                             Tenía mucha paciencia con ella. Dolly lo agradecía. 
                          Jeremy era todo un caballero. Dolly sentía una gran atracción por los jóvenes caballerosos. 
                          Empezaron a verse a solas. Salían a pasear y Dolly le contó que creía escuchar los gritos de John Day, un carpintero que había muerto treinta y seis años antes mientras probaba una cámara de buceo hecha con madera. Jeremy era un joven de carácter sencillo. Tenía una sonrisa encantadora. Le cogía la mano con delicadeza. 
                          Todo en él rezumaba seriedad y caballerosidad a partes iguales. Era apuesto. Dolly no quería reconocer esto último. 
                           Todo se precipitó una tarde. Dolly no lo esperaba. 
                           Jeremy tampoco lo esperaba. 
                           Fue cerca de las baterías. Jeremy y Dolly se besaron de manera dulce y larga. 
                           La joven estaba confusa. Quedó trastornada tras aquel encuentro. No quería ver de nuevo a Jeremy. 
                           No quería casarse con él, pero era porque ignoraba muchas cosas. Ignoraba lo que sentía realmente Jeremy hacia ella. 
                            Su madre se puso del lado de su padre. Veía cómo Dolly se negaba de manera terca a admitir la verdad. 
                           Se había enamorado de Jeremy. 
                           Una noche, Jane la sorprendió saliendo a hurtadillas de su habitación. 
-¿Adónde vas?-le preguntó. 
-Necesito caminar-respondió Dolly. 
                             En el fondo, no era verdad. Dolly lo único que quería era estar sola y no pensar en nada. 

2 comentarios:

  1. Uy me gusta mucho tu nueva historia. Espero pronto un nuevo capitulo, Te mando un beso y te me cuidas.

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    1. Hola Citu.
      ¡Celebro mucho que te esté gustando!
      La voy a subir todos los días porque la tengo terminada.
      Un fuerte abrazo, amiga.

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