jueves, 25 de junio de 2015

ILUSIONES ROTAS

Hola a todos.
¿Os acordáis de esta historia de la que subí un fragmento hace algún tiempo?
Me he animado a subir otro fragmento.
Veamos lo que le está ocurriendo a Alexander en el frente.
Ignoro cuándo volveré a subir más fragmentos de esta historia.

                                 No volvería a comer nunca más, pensaba Alexander, sumido en la oscuridad de la trinchera.
                                Ignoraba dónde estaba.
                                Sabía que había sido lanzado desde un avión en algún lugar cerca de la frontera alemana. Lo siguiente que recordaba era estar en aquella trinchera luchando contra los soldados alemanes. En su mente, los recuerdos se mezclaban. El olor de la pólvora y de la sangre derramada le habían enturbiado la mente.
                                  Alguien le llamó la atención. Era un compañero suyo, miembro de la Resistencia. O eso era lo que había entendido.
                                 Se suponía que todos estaban en el mismo lado. Acabar con el nazismo que parecía querer apoderarse de toda Europa. Se suponía que todos estaban luchando contra dictadores como Hitler.
                                  El precios a pagar, sin embargo, era demasiado horroroso. Numerosas vidas humanas...
                                 Alexander sólo sabía que debía de matar para poder sobrevivir. Pasaba todo el tiempo con el dedo pegado al gatillo. O recargando su arma. Se había convertido en una máquina de matar.
                                De saberlo Sophie. Ella nunca se lo perdonaría. Sophie aborrecía la violencia.
                               Alexander se aferraba a los recuerdos que tenía de Sophie. Si sobrevivía a la guerra, volvería a casa. A lo mejor, el hijo que iban a tener ya habría nacido.
                               No veía la hora de volver a estar con Sophie. De poder conocer a su hijo y de verle crecer. El mundo en el que nacería su hijo sería violento. Pero, a lo mejor, Dios mediante, no volvía a haber ninguna guerra. Alexander lo deseaba con todas sus fuerzas.
                            Debía de pensar en el enemigo como seres sin rostro. Si pensaba en las historias que había detrás, acabaría muerto. Debía de dejar a un lado sus sentimientos si quería regresar sano y salvo a su casa.

 

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