martes, 29 de enero de 2013

MI CUADRO PREFERIDO

Hola a todos.
Hoy me gustaría compartir con todos vosotros mi cuadro favorito. Se trata de El Grito, de Edward Munch. Este cuadro fue pintado en el año 1892, en un momento en el que Munch estaba atravesando por una severa depresión. Se ve a un hombre gritando desesperadamente en mitad de un puente. Dos figuras van detrás de él y, de fondo, se ve la ciudad de Oslo.
Vi por primera vez este cuadro mientras cursaba 2º de E.S.O. En aquella época, mi ánimo estaba por los suelos. No tenía ganas de nada. Pensé, incluso, en cometer una locura. Sentía que nadie me entendía. Entonces, vi este cuadro en mi libro de Arte y Dibujo. Y tuve la sensación de que alguien había plasmado todo lo que yo estaba sintiendo en aquel momento sobre un lienzo. Era la imagen perfecta de la angustia que sentía.
Desde entonces, El Grito siempre ha sido mi cuadro favorito. Porque me veo reflejada en él en los peores momentos. Porque refleja los malos momentos que todos hemos vivido alguna vez en nuestra vida. Esos momentos en los que nos sentimos asfixiados por todo y sentimos ganas de ponernos a gritar, como una forma de pedir socorro.
Porque esos trazos desesperados hablan de socorro. Necesito ayuda. No encuentro a nadie que me ayude.
Es un sentimiento universal y humano. El hombre que aparece gritando (su cara serviría como inspiración para la máscara de la saga Scream) somos todos. Somos nosotros gritando de pura desesperación, angustia y rabia en algún momento de nuestras vidas.

viernes, 25 de enero de 2013

SABÍAS QUÉ...

Si habéis leído la saga Los hijos de la Tierra, habréis oído hablar de niños que nacen de espíritus mezclados, es decir, de la unión física entre un Neanderthal (hombre o mujer) y un Homo Sapiens (hombre o mujer). De hecho, Ayla, la protagonista, tiene un hijo, Durc, que es hijo, a su vez, de un Neanderthal (Broud, el padre de Durc, es de lo peorcito que he tenido el disgusto de leer en un libro).
Sin embargo, a pesar de todo, no existe pruebas algunas de que naciera un niño producto de la unión de Neanderthal y Homo Sapiens.
A pesar de que la autora de la saga, Jean M. Auel, ha hecho sólidos trabajos de investigación para sus libros, lo cual es de agradecer, deja volar en ese aspecto la imaginación. Si el Homo Sapiens y el Neanderthal coexistieron en el tiempo, quizás sí pudo haber un contacto más íntimo entre ellos y haber nacido un hijo fruto de esa unión.
Los estudiosos no niegan que pudiera haber un contacto sexual entre ambas especies, pero estos escarceos habrían sido rarísimos. Se ignora si dichos contactos dieron lugar a embarazos llevados a término con éxito.
De modo que niños como Durc pertenecen sólo al ámbito de la imaginación.

 Imagen de cómo habría sido un niño nacido de Homo Sapiens y de Neanderthal.

martes, 22 de enero de 2013

GRANDES MISTERIOS LITERARIOS: ÓSCAR WILDE Y LOS ANUNCIOS

Hola a todos.
Hoy, estoy a punto de alcanzar en este blog el mismo doce entradas que he hecho a lo largo de este mes. ¡Justo el mismo número de entradas que hice a lo largo de todo el año pasado!
Llevar dos blogs es muy complicado, lo sé. Hay que cuidarlos a ambos porque, si no se cuidan, corren el riesgo de marchitarse. Como les pasa a las plantas. Y yo me he propuesto cuidar todos los blogs que tengo.
Con esta entrada de hoy, doy rienda suelta a todas mis neuras e inicio una nueva sección titulada Grandes misterios literarios.
Trato de dar a conocer los que, al menos, para mí, son los mayores misterios de la Literatura.
Para empezar, hablaré de una curiosidad que me ronda desde la primera vez que leí El fantasma de Canterville.
Se trata de un relato corto de uno de los mayores genios de la Literatura inglesa, Óscar Wilde.
Cuenta la historia de sir Simon, un noble que asesinó a su esposa y, como castigo, fue emparedado por los hermanos de ésta, que lo dejaron morir de hambre. Su fantasma se dedica a aterrorizar a todos aquellos que habitan en su castillo.
Hiram Otis es un americano que se va a vivir al castillo en compañía de su mujer y de sus cuatro hijos. Sir Simon utilizará toda clase de estratagemas para echarlos, pero no lo consigue. En cambio, la hija de la familia, Virginia, ayudará a sir Simon a encontrar la paz para su atormentada alma.
No se trata de un cuento de terror, al menos, no como lo era Drácula. Se viven momentos de cierta angustia hacia el final, cuando Virginia ayuda al fantasma de sir Simon a descansar en paz. Prima cierta crítica hacia los estadounidenses (recordemos que Estados Unidos fue colonia inglesa hasta el año 1776), pero en un tono muy liviano. Lo que más abunda es el humor. Encontramos buenos momentos de humor con las trastadas que sufre el fantasma de sir Simon a manos de los gemelos Otis, empeñados en hacerle la vida (más bien, la Eternidad) imposible. En esas ocasiones, te ríes a carcajadas porque estos gemelos son la caña.
Pero hay un rasgo que resulta llamativo. Hiram Otis se pasa toda la novela haciendo promociones. Promociona limpiamanchas. Promociona aceites lubricantes para cadenas. ¿Acaso es vendedor a domicilio? No. Es político. ¿Un político que hace las veces de vendedor?
Leer El fantasma de Canterville es como ver un episodio de una telecomedia española de hace quince años. ¿Os acordáis de Médico de familia? Se pasaban tres cuartas partes del episodio en la cocina enseñando bien los cereales y la leche que tomaban. Publicidad subliminal se llama. Te meten el producto por los ojos y, sin darte tú cuenta, acabas yendo a comprarlo. En La casa de los líos, hubo un momento en que dejaron de hacer publicidad subliminal y pasaron a hacer publicidad directa y, en ocasiones, cansina hasta de las cintas de vídeo que veían los críos que salían en la serie.
Pues aquí todo el rato se pasa Hiram hablando de la maravilla de los productos que lleva consigo.
Esto me hace hacerme algunas preguntas.
¿Le estaban pagando a Óscar Wilde por introducir en sus relatos ciertos productos para darles publicidad? ¿O él introdujo esos productos para darle publicidad y, de paso, las marcas tuvieran que algo que agradecerle? ¿Influiría la publicidad de esos productos a la hora de estrenar sus obras o cuando publicó El retrato de Dorian Gray para aumentar sus ventas?
Son preguntas que no sabría darles una respuesta.

lunes, 21 de enero de 2013

DEUS EX MACHINA

Deus ex machina es una expresión que significa, literalmente, Dios de la máquina.
Cualquiera que escriba una historia sacada de su imaginación, ya sea una novela o un guión, sabrá lo que es esto, aunque no lo haya oído mencionar.
Se hace alusión a que ocurre algo en una novela que resuelve, de golpe, una situación complicada. Casi nunca guarda relación con la idea original en sí ni se hace alusión, ni por asomo, en ningún otro momento. Lo cual puede, en ocasiones, ser disparatado. Por ejemplo, y haciendo un grandísimo spoiler, en una novela de Connie Mason, El noble y la ladrona, el protagonista, Gabriel, no quiere casarse con la mujer que ama porque, supuestamente, tiene una enfermedad hereditaria y no quiere transmitírsela a sus hijos. Pero, ¡qué casualidad!, él no puede heredar esa enfermedad porque resulta que es hijo adoptado.
Para mí, la Kenyon es la Reina de los Deus ex machina. Sus Darkhunters no pueden ser felices al lado de las mujeres que ellos aman porque algo se lo impide, casi siempre su condición de vampiros inmortales. Pero, ¡oh, sorpresa!, pasa algo, dejan de ser vampiros y vuelven a ser mortales y son felices.
Ha quedado claro que Kenyon y yo no nos llevamos bien. Respeto a quien le guste. Eso sí...
Si veis vuestras series favoritas, veréis numerosos ejemplos de Deus ex machina. Cojamos cualquier novela de romántica de Amanda Quick, por poner un ejemplo. El malo de turno mata sin compasión, pero, mira tú por dónde, cuando atrapa a la heroína se pasa dos páginas enteras contándoles sus planes. Eso da lugar a que el héroe aparezca y la salve. Aunque el tío no haya tenido ninguna pista de donde está. ¿Inspiración divina, quizás?
Todos, repito, TODOS los que escribimos cometemos el error de recurrir a ese truco para solucionar un problema que tenemos.
Lo malo de este recurso es que puede caer, a veces, en algo absurdo y los lectores o espectadores no lo entienden. Puede notar que todo está muy metido con calzador, que se pierde la coherencia que ha habido a lo largo de la narración o del metraje. Y eso no siempre es bueno.
Una forma de evitar que eso pase es recurrir a una serie de eventos que puedan explicar el porqué de ese desenlace.
Por ejemplo, en una novela romántica, la pareja protagonista se ama, pero no pueden estar juntos porque son hermanos. Al final, queda muy forzado descubrir que, en realidad, no son hermanos. Lo bueno es ir explicando, no de golpe, sino dando pequeñas pistas, que ese parentesco no existe como tal.
He aquí uno de los errores en los que cualquier escritor puede caer y que hay que evitar como sea.
 

sábado, 19 de enero de 2013

AMORES FUGACES E INOLVIDABLES

Hago esta entrada para haceros una pregunta. En realidad, es algo que me lleva rondando la cabeza desde hace algún tiempo.
No se trata de algo que haya escrito (aún, porque nunca digo De este agua no beberé). Se trata de una idea que lleva algún tiempo en mi cabeza. ¿Para plasmarla en papel? No lo creo. Todavía...
Imaginaos esto.
Un hombre y una mujer viven en distintas partes del mundo. Sus vidas transcurren totalmente paralelas el uno a la otra. Cada uno hace su vida. Cada uno por su lado encuentra el amor. Sin embargo, por avatares del destino, sus caminos acaban encontrándose. Como dos líneas paralelas que van en la misma dirección y acaban encontrándose en un lugar intermedio entre el punto A y el punto B.
Durante un corto periodo de tiempo (días, semanas), estas dos personas se van conociendo mejor y acaban enamorándose. Su romance dura poco. Tienen que separarse. Ella tiene su vida y él tiene la suya.
No vuelven a verse. Cada uno hace su vida por separado sin volver a verse más. Son felices con sus vidas, tienen hijos, etc.
Pero no se olvidan. Es como un hermoso recuerdo que cada uno lleva en su corazón.
Sólo quizás, mucho tiempo después, muchísimos años después, dos descendientes de esta pareja se encuentran y se enamoran, sin sospechar lo que pudo haber pasado entre sus antepasados (no padre, ya hablamos de bisabuelos).
La idea en sí suena ridícula. Parece sacada de Antes del amanecer, una peli que cuenta corto romance que vive una joven francesa y un joven estadounidense en Viena durante una noche. Hablan de muchos temas, visitan la ciudad y se conocen mejor.
¿Puede pasar eso? ¿Pueden dos personas conocerse, amarse durante unos días y, luego, separarse sin más?
También se ha visto en Los puentes de Madison. Confieso que se trata de una de mis novelas favoritas, corta, pero muy intensa. Y la peli la he visto muchas veces. Robert y Francesca pasan cuatro días maravillosos e inolvidables antes de separarse. Por respeto a la familia de ella, Robert no se pone en contacto con ella más que en contadas ocasiones. Pero ellos siguen amándose aún cuando nunca más vuelven a verse.
Son amores que nacen y se desarrollan. Amores alimentados por la impaciencia del momento. Porque saben que no durarán mucho. Porque las circunstancias les obligan a separarse. Amores a los que el tiempo y la rutina no matan. Amores que nacen, pero no mueren. Que viven siempre en nuestra memoria. Que forman parte de nosotros. De nuestros recuerdos...
Amores que no tienen que sustituir a otros amores. Que conviven con nosotros, aunque no nos recreamos en ellos. Que son nuestro secreto más íntimo.
El amor, en todas sus vertientes, es digno de explorar.

 Si algún día me decido a escribir una historia parecida, que transcurra en el siglo XIX, mi época favorita.

viernes, 18 de enero de 2013

OTRO FRAGMENTO DE MI HISTORIA EN CURSO

Ayer, subí un fragmento de una historia que tengo en mente, pero que me está costando mucho trabajo sacarla en claro.
Es el primer capítulo del prólogo de otra historia que está colgada en este blog. No es la de Aurora y Gustavo ni es la de "Un suceso trágico". Lo dejo claro.
Es una historia que me gustaría sacar adelante poco a poco. Sin prisa, pero sin pausa, como se suele decir.
Aquí os dejo con el otro fragmento del primer capítulo.
¡A ver qué pasa!

ENTRADA ELIMINADA.
POR FAVOR, DISCULPEN LAS MOLESTIAS.
GRACIAS.


EDITO: He tenido que cambiar la foto porque no salía. Espero que la nueva foto os guste más.

jueves, 17 de enero de 2013

UN FRAGMENTO DE UNA HISTORIA EN CURSO

Tengo una historia en mente que deseo que vea la luz en este blog.
Sin embargo, me va a costar trabajo ir subiendo capítulo a capítulo. ¡Ni siquiera tengo pensado el título! Aquí os dejo un fragmento del primer episodio. Tengo que meditar un poco más acerca del argumento. Pero espero de corazón que os guste.

ENTRADA ELIMINADA.
POR FAVOR, DISCULPEN LAS MOLESTIAS.
GRACIAS.

martes, 15 de enero de 2013

FRAGMENTO DE "LA REGENTA" EN ESTE BLOG

Hoy, quisiera dedicar el día a una de mis novelas favoritas, La Regenta.
He colgado un fragmento de esta inmortal novela en mi blog Un blog de época y he decidido aprovechar la ocasión para subir en este blog otro fragmento.
Éste se encuentra muy cerca del final. Ya ha quedado al descubierto la aventura que mantenían Ana Ozores, la protagonista con el autoproclamado Tenorio vetustiano Álvaro Mesía. El marido de Ana, Víctor Quintanar, reta a duelo a Mesía más para lavar su honor que por otra cosa. Mesía lo mata y huye a Madrid, dejando a Ana a mercerd de las críticas de los buitres carroñeros de la ciudad. Tras caer gravemente enferma y recuperarse gracias a los cuidados de su buen amigo Frígilis, Ana decide visitar la catedral, donde está El Magistral, su antiguo amigo Fermín De Pas, que siempre la ha deseado de manera carnal. La aventura de Ana con Mesía le ha vuelto también en contra de ella.
Veremos en este fragmento el tensísimo encuentro de Ana con De Pas en la catedral.

La Regenta, que estaba de rodillas, se puso de pie con un valor nervioso que en las grandes crisis le acudía y se atrevió a dar un paso hacia el confesionario.
Entonces crujió con fuerza el cajón sombrío,y brotó de su centro una figura negra,larga.Ana vio a la luz de la lámpara un rostro pálido, unos ojos que le pinchaban como fuego, fijos, atónitos como los del Jesús del altar.
El Magistral extendió un brazo, dio un paso de asesino hacia la Regenta, que horrorizada retrocedió hasta tropezar con la tarima. Ana quiso gritar, pedir socoro y no pudo, cayó sentada en la madera,abierta la boca,los ojos espantados, las manos extendidas hacia el enemigo, que el terror le decía que iba a asesinarla.
El Magistral se detuvo, cruzó los brazos sobre el vientre. No podía hablar, ni quería. Temblábale todo el cuerpo: volvió a extender los brazos hacia Ana ,dio otro paso adelante y después, clavándose las uñas en el cuello, dio media vuelta, como si fuera a caer desplomado, y con piernas débiles y temblonas salió de la capilla. Cuando estuvo en el trascoro, sacó fuerzas de flaqueza, y aunque iba ciego,procuró no tropezar con los pilares y llegó a la sacristía sin caer ni vacilar siquiera.
Ana, vencida por el terror, cayó de bruces sobre el pavimento de mármos blanco y negro; cayó sin sentido.

lunes, 14 de enero de 2013

UNA CONFESIÓN

Hola a todos.
No es normal que publique ya dos días seguidos en este blog. Pero me siento motivada a seguir contando algunas cosas mías. Me siento más cómoda y más relajada.
Todos hemos visto la serie Marco. Está inspirada en un cuento de Edmundo de Amici, De los Apeninos a los Andes, sobre un niño que busca a su madre. Realiza un largo viaje desde Italia hasta Argentina, donde está su madre trabajando.
Todos hemos visto la serie, hemos llorado con ella y el final nos ha sabido a poco. Hemos seguido cada paso que ha dado Marco en su particular odisea en busca de su progenitora.
Bien, he aquí mi confesión.
Siempre pensé, y que me perdonen los fans de la serie, que Marco era una tontería.
Si Marco hubiese estado solo en el mundo, yo entendería que abandonara Italia para buscar a su madre por Argentina cuando ésta se va a trabajar. Hagamos memoria. Marco tenía un padre y un hermano mayor, Antonio. El padre era médico y a Antonio lo recuerdo todo el día con la guitarra. O sea, que Marco no estaba solo en el mundo. Se va a Argentina a buscar a su madre porque no llegan noticias suyas. ¿No debió de hacer eso el padre? Pudo haber dejado a Marco al cuidado de Antonio e irse él a Argentina a buscar a su esposa. O Antonio también pudo haber hecho el viaje a buscar a su madre, ya que era mayor. ¿Por qué lo hace Marco en lugar de ellos dos? ¿Qué clase de padre deja que su hijo de nueve o diez años se escape de casa a otro país? ¿Qué clase de tío deja que su hermanito pequeño haga un viaje que es casi suicida?
En el cuento de Edmundo de Amici, Marco tiene trece años y sí, también vive con sus padres y con sus dos hermanos. Aún así, es demasiado joven como para emprender el viaje. ¿Por qué Amici no hace que el padre vaya a buscar a la madre? O mejor, ¿por qué no va el hermano mayor? Tiene dieciocho años y está mejor preparado que Marco para sobrevivir.
Por lo menos, en ese aspecto, la serie es fiel al cuento.
En la versión que hizo hace cosa de un año Antena 3, con actores españoles de carne y hueso y actual, la madre de Marco es viuda y Marco tiene un hermano menor, no un hermano mayor. La madre se marcha a trabajar y Marco y su hermano, asustados ante la idea de quedarse solos, van a buscarla. ¿No tiene familia la madre con quien dejarlos? ¿Tampoco tiene familia el difunto padre? Esa parte no llegué a entenderla.
No debo de criticar una serie que ha marcado nuestra infancia. Pero la miro de nuevo con la perspectiva que da el paso del tiempo y la veo de otra manera. Pienso que los personajes debieron de haber obrado de otra manera. Que debió de ser el padre de Marco o su hermano Antonio el que debió de haber hecho ese viaje.
La madre de Marco está muy enferma. No quiere operarse. Si hubiese estado allí su marido, a lo mejor, ella habría accedido a que fuera él el que la operara, ya que es médico. Es sólo otro punto de vista. Espero no haber ofendido a nadie.
¡Hasta mañana!

domingo, 13 de enero de 2013

EL AMOR NO ES ETERNO NI EN LOS DIBUJOS ANIMADOS

Hola a todos.
Diré una cosa antes que nada. A todos nos gustan las historias de amor con final feliz. Es lo normal. Después de muchas pruebas, mucho sufrimiento y mucho dolor, el protagonista se queda con la heroína. Es lo que todos esperamos. Todas nuestras novelas favoritas han terminado de esa manera. Las autoras han hecho esfuerzos titánicos para conseguir que, en el último minuto, todo termine con el happy end de rigor. Confieso que yo también lo intento. Aunque, a veces, el happy end no me salga bien.
Vemos historias de amor en las películas. ¡Hasta en los dibujos animados! El Pato Donald tendrá todos los defectos habidos y por haber, pero ha tenido, más o menos, su final feliz junto a Daisy.
Por desgracia, como vamos a ver a continuación, eso no siempre pasa.
No soy muy fan del anime ni del manga, lo confieso. Dicho esto, más tarde, hablaré de otros animes y de otros mangas.
El que nos ocupa hoy es Bola de Dragón.
Y no, no voy a hablar ni de Goku, ni de sus superpoderes ni de las siete bolas ni de nada.
Voy a hablarles de la que fue la PAREJA, con mayúsculas, de la serie. Bulma y Yamcha.
Toda la clase estaba enganchada a la serie. Yo empecé a verla también y, confieso, me enganché tontamente. La trama podía parecer tonta y repetititva, pero estaba cargada de emoción, de acción y de aventuras. Los personajes eran, sí, muy arquetípicos, pero estaban bien construidos. El punto romántico lo pusieron ellos, Yamcha y Bulma.
Él era un joven de unos dieciocho años que vivía en mitad del desierto y se dedicaba a asaltar a los viajeros. No tenía más familia que una especie de gato volador llamado Puaf. Ella era la hija de un científico con trazas de loco, pero muy inteligente y cabal, y de una versión animada de Carmen Lomana. Tenía de su madre la superficialidad, pero tenía la enorme inteligencia de su padre.
Bulma tenía dieciséis años. Era romántica y soñadora y soñaba con encontrar a su Príncipe Azul. Yamcha se mostraba tímido y patoso delante de ella. También él soñaba con encontrar a su media naranja. Eran tal para cual. Se enamoraron. Y empezaron una relación.
Pero esta relación fue prolongándose con el paso de los años. Goku, que era un niño cuando empezó la serie, creció y se casó con Chi-Chi, con la que tuvo a Son-Gohan y a Goten, pero éste nació más tarde.
Yamcha y Bulma eran los eternos novios. Salían juntos. Se les veía adorables cuando estaban juntos. No vivían juntos. No pensaban en casarse. Eran novios, nada más. Pero todos dábamos por hecho, que, antes o después, se casarían. O, a lo mejor, los guionistas les dejaban tal cual. Eran como Mickey y Minnie. No creo que éstos se hayan casado todavía, ¿verdad? Les quitaría la gracia. Olivia y Popeye sí se casaron y tuvieron un hijo.
Bulma sufrió muchísimo cuando aparecieron los Guerreros del Espacio, Vegeta y otro tío de cuyo nombre no me acuerdo, y mataron, entre otros, a Yamcha. Bulma fue al planeta Namek a buscar las bolas de dragón que le permitirían traer a su amado de vuelta a la vida.

Si tanto se amaban, era lógico pensar que acabarían casándose, ¿verdad?
Sobre lo que pasó a continuación se han escrito muchas entradas en blogs y se han escrito fanfics. Han corrido ríos de tinta y seguirán corriendo ríos de tinta mientras existan fans de esta serie que adoraban a esta pareja.
De pronto, toda la clase entró en shock cuando nos enteramos de que Bulma y Yamcha habían roto. ¿Qué narices había pasado ahí?
¿Por qué una pareja de tantos años había roto tan inesperadamente? ¿Por qué aquel amor tan inmenso se había esfumado?
Lo peor no fue enterarnos sólo de la ruptura. Lo peor fue saber que Bulma había dejado a Yamcha ¡por Vegeta! Eso sí que acabó por traumatizarnos del todo. Se suponía que Vegeta era el malo. Había llegado a La Tierra para conquistarla. Creo que fue el otro tío con el que estaba el que se cargó a Yamcha. Aún así, su intención era conquistar La Tierra. Era cruel. Era perverso. ¿Qué vio Bulma en él para mandar al Infierno tantos años de relación con Yamcha?
Yo tenía trece años cuando esto ocurrió. No había tenido nunca una relación sentimental. Lo veía todo rosa. Incluso en este noviazgo...
Después, con el paso del tiempo y con la experiencia, me he atrevido a revisar Bola de dragón. Quería ver en qué momento rompían Bulma y Yamcha. Y me he dado cuenta de que no se trata de algo tan simple como "Ya no te quiero y te dejo por otro". No.
Se trata de un proceso de ruptura que no tiene un inicio en concreto. Más que una ruptura en un momento dado se trata de una relación que va deteriorándose con el paso del tiempo. En la serie, entre pelea de artes marciales y lucha contra los malos, se ve cómo Yamcha y Bulma se van distanciando a nivel emocional y sentimental. Dejan de tener gustos comunes. Dejan de contarse las cosas. Lo que antes les había unido, de pronto, les está separando. Lo que antes le hacía gracia a Yamcha de Bulma (su carácter enérgico), de pronto, empezó a molestarle. Aspectos del carácter de Yamcha empezaban a poner nerviosa a Bulma. Y así sucesivamente...
Se querían. De eso no me cabe la menor duda. Estaban enamorados. Pero pasó lo que pasa a menudo en la vida real.
Dejaron de tener cosas en común. Perdieron la comunicación. Se olvidaron en un momento dado de que eran una pareja. Dejaron de hablar entre ellos. Dejaron de apoyarse el uno en el otro.
Bulma no dejó a Yamcha por Vegeta así como así.
Hay que ser sinceros. Vegeta llegó a La Tierra para conquistarla. Pero, en algún momento, se olvidó de su objetivo. Encontró en nuestro planeta algo que no había encontrado en ninguna otra parte. Encontró a Goku, al que llegó a admirar y a respetar. Y encontró a Bulma. Ella era un pozo de energía y de inteligencia. Y ella vio algo en Vegeta que no vio en nadie más. Vio a través de su corazón y supo que, en el fondo, Vegeta se sentía solo. Una soledad emocional, muy parecida a la que ella estaba viviendo en su relación. Lo buscó, primero, como un amigo. Y, muy a su pesar, Vegeta fue abriéndose. Al final, pasó lo que tenía que pasar. Que se enamoraron.
No fue sólo una aventurilla. Bulma le fue infiel a Yamcha porque antes hubo un caldo de cultivo para que eso pasara. Una relación que, no es que estuviera seriamente dañada, es que estaba clínicamente muerta. Pero ninguno de los dos se atrevía a poner el punto y final debido a los años. O, quizás, también debido a la costumbre.
Al final, Bulma fue la que decidió finiquitar la relación. Lo hizo con todo el dolor de su corazón. Al menos, yo quiero ver que estaba dolida. Me he preguntado muchas veces qué pensó durante su romance con Vegeta. Era consciente de que lo suyo con Yamcha estaba muerto. ¿Pensó quién tuvo la culpa del porqué de aquel final? ¿Pensó si pudo haberse hecho algo para evitarlo? Yo creo que sí. Pienso que debieron de haber hablado más. Que no debieron de haberse alejado a nivel emocional. Que debieron de haber luchado por mantener la chispa del inicio de su relación. O, a lo mejor, existe la posibilidad de que nunca se amaron. Bulma quería ser amada. Pudo haberse enamorado de su concepto romántico del amor. Apenas era una cría de dieciséis años cuando conoció a Yamcha. Pero era inteligente y madura para su edad. Sí, lo quiso con toda su alma.
Pero dejaron los dos que aquel amor precioso se muriera. Ellos, no sólo ella.
El amor es como una planta. Hay que regarla. Hay que cuidarla. Si no se cuida, la planta se marchita y, al final, se muere. Como les pasó a su amor.
Yamcha se quedó soltero. Y Bulma tuvo su final feliz con Vegeta, con el que no llegó a casarse. Pero se fueron a vivir juntos y tuvieron dos hijos, Trunks y Bra.
Por lo menos, Bulma aprendió de lo ocurrido con Yamcha y ella y Vegeta cultivaron aquella relación.
Ya podéis ver, una historia de amor que estaba destinada a tener un final feliz que acaba mal. No es que acabe como el rosario de la aurora. Acaba en ruptura. Y eso siempre es deprimente. ¡Que son dibujos, que no deben de reflejar la realidad! Tienen que entretener a los niños. Pero, si os fijáis bien, todos los dibujos animados tienen un poso de realidad. Hacen críticas sutiles a la sociedad de su tiempo de forma que los niños se rían y los adultos entiendan. Reflejar una ruptura sentimental en una serie de dibujos animados es, lo admito, una manera de mostrar algo que ocurre desgraciadamente.
Y sí. Bola de dragón es una serie muy violenta. Pero confieso que a mí también me parecía violenta la historia del Coyote y del Correcaminos. No me parece muy agradable ver cómo el Correcaminos atropella al Coyote en mitad de la carretera, sale huyendo y, encima, se ríe de él.
Termino poniendo un video de una canción que refleja, a mi entender, bastante bien esta historia de amor, de desamor y de ruptura. Se trata de Lo echamos a suertes, del dúo Ella baila sola.

miércoles, 9 de enero de 2013

MI PRIMERA RESEÑA EN ESTE BLOG: "EL REINO DEL AZAHAR"

Hola a todos.
Sorprenderá encontraros aquí con una reseña literaria. Ésta es la tercera crítica que hago y creo que voy cogiendo práctica.
Se trata de una novela que he tenido la dudosa suerte de haber leído durante estas Navidades. La saqué prestada de la bilioteca de la ciudad. Yo tenía muchas ganas de leerla porque pertenece a un género que me está cautivando en los últimos tiempos. Pero quería hacerle la cata, como al arroz, que se dice por estos lares. La novela en concreto se llama El Reino del azahar, de Linda Belago. Y digo dudosa por motivos que veréis a continuación.
Había leído anteriormente Conquistadora, de Esmeralda Santiago. Y había quedado entusiasmada con esta novela. También veréis el porqué.
El Reino del azahar pertenece a una temática que está últimamente de moda. Las llamadas "novelas de paisaje", es decir, historias que transcurren hace doscientos años en los que una joven europea viaja a un país exótico, casi siempre colonia de su país de origen, y donde vivirá toda clase de experiencias, algunas duras, que la ayudarán a madurar. Sin olvidarnos, por supuesto, del amor, que encontrará en ese país.
La protagonista de El Reino del azahar es Julie, una niña que vive en el Rotterdam del año 1850. A sus nueve años, un accidente acaba con la vida de los padres de Julie y la niña queda al cuidado de su único pariente, un tío que vive en Amsterdam y que lo único que quiere es hacerse con su herencia. Lo hemos visto en cientos de novelas románticas anteriormente. Me acordé de Ana, la protagonista de Conquistadora. La autora no mata a los padres, sino que presenta una relación padre-hijos más cercana a la realidad. Unos padres fríos y ausentes y una hija que crece en un internado.
El caso es que Julie pasa los siguiente ocho años en el internado, apenas teniendo contacto con su tío. La relación de Julie con sus compañeras de internado es idéntica a otras relaciones que mantiene la protagonista de otras novelas con su compañera de internado. No entraré en spoilers, pero pensé que bien podría haberle dado el toque de originalidad que tuvo Esmeralda Santiago al contar la relación de Ana con su amiga en el internado Elena. Volvamos a la novela que nos ocupa.
Julie cumple dieciocho años y su tío está en la ruina. Por lo que decide casarla con uno de sus proveedores, Karl Leevken, un apuesto hombre de unos cuarenta años, viudo y padre de una hija un año menor que Julie. Karl se las ingenia para engatusar a Julie con cuatro palabras bonitas. Vuelvo a pensar en Conquistadora. Ramón también engatusa a Ana de un modo muy parecido. La diferencia aquí es que el tío mamón de Julie la amenaza con enviarla a un convento si no se casa y en la otra Ana se encapricha de Ramón ante la negativa de los padres y sólo acceden a la boda cuando ésta enferma. El desencanto que las dos sufren en sus respectivas noches de bodas es idéntico. Muy realista, eso sí. Nada que ver con otras vírgenes que son desvirgadas entre fuegos artificiales. Pero...Lo vi muy parecido. Muy calcado...
Julie viaja a Surinam, la Guayana Holandesa, donde su marido tiene una magnífica plantación, con esclavos. ¡Oh, qué casualidad! ¡Igual que Ramón y su finca en Puerto Rico, Los gemelos!
Durante el trayecto, donde Karl se revela como un auténtico, con perdón, h.d.p, Julie conoce a Erika, la esposa de un misionero, que viaja junto con su marido a Surinam.
Llegan a la plantación y Julie conoce a la hija de su marido y al prometido de ésta. La hija es una niñata mimada y malcriada y el prometido, Piers, rivaliza con Karl por ver quién es el más c...ón. También conoce a Kiri, una joven esclava recién comprada por su marido, por la que sentirá un gran cariño.
Finalmente, Julie conoce a Jean, ¿demasiado parecido con Severo, quizás?, el contable de su marido, y se enamora perdidamente de él. La relación de amistad que nace entre ellos evoluciona hasta una relación más fuerte.
La novela sigue la vida, no sólo de Julie, sino también de Kiri y de Erika.
Voy a dejar de lado el parecido asombroso de esta novela con Conquistadora. No es la misma historia y se sabe. Pero uno no puede evitar compararlas.
La novela en sí podría parecer interesante.
La autora se ha currado, y mucho, reflejar cómo era el Surinam de mediados del siglo XIX, años antes de que el país aboliera la esclavitud.
Uno tiene la sensación de estar viviendo en ese sitio. Porque el resultado histórico y geográfico es sobresaliente. Ve el paisaje. Huele los olores. Ve a la gente. La siente. Se siente cerca de ellos. Hay que quitarse el sombrero ante el trabajo documental que ha hecho Linda Belago.
El problema viene a raíz de los personajes.
Julie, Kiri y Erika son ¡tres auténticas Mary Sues! Son tan buenas. Son tan hermosas. Son tan bondadosas. Es imposible odiarlas porque son tan perfectas. Se preocupan por todo el mundo. Julie me llegó a cabrear porque no se defendían. Parecía que los demás le pisoteaban y ella no le daba la menor importancia. Y lo mismo me pasó con Kiri y con Erika. Con ésta última llegué a enfadarme.
SPOILER (La ocasión lo merece):
El marido de Erika desaparece y ella, a los pocos días de desaparecer el marido, descubre que está embarazada. Nace una niña. Erika pasa años buscando a su esposo hasta que lo encuentra. Él pone varias excusas para explicar el porqué ha estado años sin dar señales de vida. Hubo algo que me hizo pensar que él no estaba siendo del todo sincero con su mujer. Pero es que la imbécil de Erika no le cuenta que tienen una hija porque piensa que a lo mejor su marido cree que es de otro. ¿Acaso el tío es imbécil y no sabe sacar las cuentas?
En fin...
Los que odian a Kiri, a Erika y a Julie son, por supuesto, los malos. Ellas son buenas, perfectas y encantadoras. No hay ningún defecto en ninguna de las tres, cómo sí los tenía Ana. Yo llegué a identificarme más con Ana que con estas tres Mary Sues.
Y los malos son malos con rabia. Karl y Piers son de lo peorcito que han pasado por una novela. Y la hija de Karl es una niñata mimada y malcriada. Ni siquiera el ser madre la hace madurar. La autora no les confiere ningún matiz. Son, a mi entender, personajes unidimensionales. No avanzan. Ni siquiera la hija de Karl avanza o madura, cosa que debería de pasar. Nada...Está atascada en el modo mocosa malcriada y no hay quien la saque de ahí. Me acuerdo de los malos de Conquistadora. Que ni eran del todo malos. A Ramón llegué a odiarle por cómo se porta hacia la mitad de la novela con Ana, pero se le veía con muchos claroscuros.
Y están los tres Gary Stues, encarnado en las respectivas parejas de nuestras tres Mary Sues. Jean, Danny (el compañero de Kiri) y el marido de Erika.
El más salvable es Danny, que protege a Kiri, a la que quiere muchísimo, en un momento determinado. Pero no hace gran cosa por ella.
Si pensáis enamoraros de Jean, podéis ir olvidándolo. El amigo sale por piernas de la plantación dejando a Julie tirada, a merced de la ira de Karl, cuando el marido sospecha algo. Luego, sus apariciones no son muy destacables porque no le veo que luche por Julie. Al contrario, es ella la que se deja la piel en esta relación. Jean parece dejarse querer. Al menos, Severo tenía muchísimos defectos y Ana los asumía. Pero la autora no cometía el suicidio de presentárnoslo como el héroe de la novela .
Los secundarios son muchos, pero son más bien comparsa, cosa que odio. Están ahí de adorno y poco más. La única destacable es la hermana Klara, una religiosa. Pero tampoco hace un buen papel.
Son los personajes los que estropean la que pudo haber sido una gran novela. Me gustan los personajes imperfectos. Que tengan muchos matices. Son esos personajes los que dan vida a la novela. Los que animan a leerla. Pero cuando te encuentras con unos personajes buenos muy buenos y malos muy malos...
No sé. A mí no me gustan esa clase de personajes. Soy muy rara, lo admito.
Por ese motivo, le doy a esta novela un cuatro. Porque la autora ha logrado una ambientición histórica maravillosa. Lástima de personajes.

martes, 8 de enero de 2013

SILENCIOS

¡Hola a todos de nuevo!
Os dejo aquí un nuevo cuento. Creo que ya va siendo hora de publicar algún cuento en este blog, que siempre digo que tengo muy descuidado.
Se llama Silencios. Es un cuento que habla de amor, pero de otra clase de amor. Más callado...Más difícil de realizar, quizás por miedo.
Lo escribí hace cosa de unos cuatro años. Transcurre en la década de 1960. También me gusta esa década, lo confieso. Espero que os guste. No os olvidéis de comentar y de opinar. ¡Un blog también se alimenta de vuestros comentarios!
Tiene un final abierto. Creo que en la vida predominan más los finales abiertos que los finales felices.

Miró la carta que tenía encima de la mesa. Había entrado en aquel restaurante. Lo único que quería era cenar tranquilo. No pedía nada más.
            Ensalada…Judías…Rape…Salmón ahumado…Pulpo…Espárragos… Langostinos…Tomate…Atún…Setas…Gambas…Tarta de bacalao…Mejillones… Huevos…Marisco…
            La camarera se acercó a él.
-¿Sabe ya lo que va a pedir, señor?-le preguntó.
-Aún no lo he decidido-respondió él.
-Tómese el tiempo que necesite para decidirse.
            Victoria llevaba trabajando en aquel restaurante desde hacía cuatro años. Tenía unos veintipocos años. No tenía familia. Vivía sola en su pequeño piso. No tenía pareja. Pero sí tenía muchos y buenos amigos. Era muy guapa y también era muy simpática. Siempre estaba sonriendo.
-¿Ya ha decidido, señor?-le preguntó.
            Kyle no se atrevía a mirar a Victoria. Era la mujer más bella que jamás había visto. Se sintió turbado ante su visión.
-¿Qué me puede decir de la ensalada?-le preguntó.
-Es deliciosa-respondió ella-Se lo puedo asegurar. Con su tomate y su lechuga bien frescos…¡Una delicia!
-Está bien.
-Entonces…¿Quiere ensalada?
-Sí. Quiero la ensalada. Y no sé qué más voy a pedir.
            Victoria tomó nota del pedido. Después, se fue a atender a los demás clientes. Era viernes por la noche y ella ardía en deseos de contar las propinas que le dejaban los clientes. Solían ser generosos la noche de los viernes, cuando tenían los estómagos llenos. Victoria vivía sola en su piso. Ni siquiera tenía una miserable maceta. No tenía animales. No habría podido hacerse cargo de un perro, que le gustaban mucho los perros. O de un hámster. No le gustaban los gatos.
            Nunca antes había visto a un hombre tan atractivo como aquel hombre. Vestía bien. Un traje de seda. Con corbata de seda. Y con pañuelo asomando por el bolsillo de la chaqueta. Victoria pensó que el pañuelo debía de ser de seda. Debía de ser un hombre muy rico, pensó la joven.

            Le dolían los pies de estar trabajando toda la noche.
            Victoria llegó a su casa de madrugada.
            Dio gracias a Dios por vivir cerca de su lugar de trabajo.
            Se dejó caer en la cama. No tenía ni fuerzas para ponerse el pijama. Se quitó a patadas los zapatos. Había sido una noche de viernes más. Los clientes pedían comida sin parar. Algún cliente acabó borracho y vomitando en el baño. Victoria y sus compañeras iban y venían. Las bandejas siempre estaban llenas. Victoria estaba cansada. Le dolía la cabeza porque, como todas las noches de los viernes, había llegado al restaurante un grupo de jovencitos. Y aquel grupo se había puesto a cantar a voz en grito.
            Sólo había algo que había animado su noche del viernes.
            La visión de aquel hombre al que había atendido. Sólo había sido un cliente más. Sólo eso. Pero no podía apartar la mente de él. No habían hablado más que lo imprescindible. ¿Podía decir que se había enamorado? Aquella idea le pareció ridícula. ¿Cómo podía haberse enamorado de un cliente? Victoria se echó a reír. Estaba segura de que no lo volvería a ver.



-Tu cliente no apartaba la vista de ti-le indicó Lucinda a Victoria-Yo creo que le has cautivado.
            Lucinda y Victoria eran buenas amigas. También eran compañeras de trabajo en el restaurante.
-¡Eso es imposible!-replicó Victoria.
            Estaban dando cuenta de su desayuno en una cafetería situada debajo del piso en el que vivía Lucinda. Su desayuno consistía en un par de tostadas untadas con mantequilla y en una taza de café con leche para cada una.
            Lucinda mordió su tostada. Victoria bebió un sorbo de su taza de café.
-Insisto-afirmó Lucinda-Le has gustado.
-Yo apenas me fijé en él-le aseguró Victoria-Lo único que quería era terminar mi jornada e irme a casa a descansar. Te confieso que, a veces, desearía abandonar mi trabajo. Pero no puedo. Tú sabes bien que yo quiero trabajar en una oficina. Podría ser una secretaria muy eficiente. Pero no encuentro trabajo.
-Hay que armarse de paciencia, amiga mía. A mí me gusta mi trabajo como camarera. No quiero abandonarlo por nada del mundo. No todo el mundo tiene las mismas aspiraciones en la vida.
-Supongo que tienes razón en ese aspecto.
-Pero tu cliente…¡Madre mía! ¡Es el hombre más guapo que jamás he visto! ¡Qué apuesto es! 
            Victoria le dio un mordisco a su tostada.
-Sólo sabes hablar de hombres-le reprochó a su amiga.
-Me gusta salir con hombres-afirmó Lucinda-No veo que esté haciendo nada malo. Además, ya no existe el riesgo de que me pueda quedar embarazada.
-¡Ah, ya! ¡Tú tomas la píldora! ¡Tenía que haberlo supuesto! ¿No le pones a tu ligue la gomita? ¿No usas el diafragma?
-¡Uy, el diafragma! ¡Demasiado lío!
-¿Y qué me dices del preservativo?
-No me fío mucho de una goma, como tú dices. Se rompe enseguida. Yo prefiero tomar la píldora. Es más fiable.
-Yo nunca he tomado la píldora.
-Prefieres usar el condón. Pero hace más de un año que no sales con nadie.
-Ya conoces el dicho. Mejor sola que mal acompañada.
-¡No es justo que pretendas pasar sola el resto de tu vida, Victoria! Eres muy guapa. Necesitas tener a un hombre a tu lado. Dicen que una mujer que no tiene un hombre a su lado…Si no se casa…Si no tiene hijos…No es nada…
-Una mujer puede vivir sola. Puede ser feliz o puede no ser feliz. Se puede enamorar. Pero puede decidir si quiere o no quiere casarse. Decide lo que quiere hacer con su vida. No tengo padres. No tengo que rendir cuenta ante nadie. Espero que lo entiendas.

            Durante su rato de descanso, Victoria abrió el periódico.
            Lo abrió por la sección de Ofertas laborales.
            No había mucha gente en el restaurante.
            Eran sólo las cuatro de la tarde. Dentro de una hora, el restaurante estaría a rebosar de gente. Sobre todo, de niños. Venían a merendar. Y Victoria tendría que atenderles. Como siempre.
            Cerró el periódico y soltó un resoplido.
            No había encontrado nada.
            Ella quería trabajar como secretaria en una oficina. Había estudiado en una Academia durante dos años. Y había estudiado Mecanografía. Podía ser una buena secretaria. Sabía que jamás sería una oficinista. Aquel puesto estaba vetado para ella por ser mujer. Tenía que casarse sólo porque era mujer…Tenía que tener hijos sólo porque era mujer…Su sexo la tenía condicionada. Victoria empezaba a odiar su sexo.
            Dejó el periódico encima de la barra.

            Un poco de sal…Un poco de pimienta…
            En ocasiones, mientras condimentaba los platos, Victoria canturreaba. Era algo que hacía sin darse cuenta. Repetía una y otra vez los ingredientes de aquellos platos. Sonrió cuando terminaba de condimentar los platos. Salió de la cocina portando una bandeja.
            Él estaba otra vez allí, pensó.
            Su cliente…Había vuelto…
            Victoria sintió cómo las piernas le temblaban de manera violenta.
            Pensó que se iba a caer.
            Imaginó que él la estaba mirando. Se estremeció de pies a cabeza. Lucinda tenía razón. Le gustaba mucho aquel hombre. ¡Y eso que casi no le conocía!
            Kyle no se atrevía a mirar a Victoria. ¡Qué mujer más guapa!

            Victoria estaba furiosa con Kyle por la manera en la que se estaba portando con ella. Era obvio que la quería. Eso lo sabía todo el mundo. El problema era que parecía empeñado en negarlo.

              Victoria se miró en el espejo del cuarto de baño de su piso.
               ¿Qué voy a hacer ahora?, se preguntó.
                Estaba enamorada de Kyle. Pero no sabía si su relación tendría un futuro.
-Tampoco sé si estamos teniendo una relación-pensó.
                A ella no le importaban los prejuicios sociales.
-Yo le quiero-se dijo así misma-El problema es él. Le preocupa lo que diga la gente. Sólo soy una camarera. Y él...
                Frunció el ceño al pensar en eso. Los amigos de Kyle nunca la aceptarían. La familia de Kyle acabaría oponiéndose. Por eso, él callaba.
                  Le daba miedo arriesgarse. Eso era lo que le pasaba.
                  Abandonaré el restaurante, decidió Victoria.
                  Ella y Kyle no volverían a verse. Era lo mejor.
                  Nunca se besarían. Nunca se abrazarían.
                  Había historias de amor que no llegaban a nacer. Había historias de amor que se truncaban antes de comenzar. ¿Había vivido una historia de amor con Kyle? Victoria sabía que no. Jamás habían estado juntos. Nunca habían salido juntos. Apenas habían hablado. Nunca habían salido juntos.
                  No vale la pena llorar por lo que no pudo ser, se dijo así misma. No ha pasado nada. No hay nada que lamentar. Y es mejor así.



                                                                            FIN

sábado, 5 de enero de 2013

PRÓLOGO PARA UNA NUEVA HISTORIA

Hace cosa de dos años empecé a escribir una historia como un pasatiempo.
Pienso ir colgando poco a poco capítulos de esa historia en este blog. Espero que os guste. Ya os iré dando más detalles de ella.
Aquí os dejo con el prólogo.
¡Feliz Noche de Reyes!


ENTRADA ELIMINADA.
POR FAVOR, DISCULPEN LAS MOLESTIAS.
GRACIAS.

martes, 1 de enero de 2013

PRIMERA ENTRADA DEL 2013

Hola a todos.
Habrá quién piense que me he vuelto loca. No me importa. Tenía ganas de hacer esta entrada.
Quería estrenar el nuevo año con una entrada en el blog "Mi otro blog". Luego, haré otra entrada en mi blog "Un blog de época". Ya se ha pasado la Nochevieja. Ahora, celebramos el Año Nuevo. Todo es cíclico. Todo pasa una y otra vez. Es ley de vida.
Le pedimos muchas cosas al 2013. Le pedimos ser felices.
Que la crisis quede atrás. Que podamos encontrar un trabajo los que estamos en paro. Que no nos quedemos en la calle. Encontrar el amor, si se da el caso.
Eso es lo que pedimos.
Yo pido muchas cosas al 2013. Pido encontrar un trabajo.
Pido encontrar el amor. Pido poder hacer mis sueños realidad.
No sé si eso va a pasar. De momento, me conformo con lo que tengo. No tengo porqué quejarme.
La alegría que se siente al despedir un año no cambia, así pasen los siglos. Tampoco cambia el sentimiento de esperanza. De no saber lo que se va a encontrar. Sueños...Miedos...
Hoy es un día en el que se mezcla todo eso un poco. Es el miedo a lo desconocido.
Pero ese miedo pasa. ¡Hay que estar contentos! Hoy es un día de fiesta. ¡Tenemos que celebrarlo!
Y yo lo estoy celebrando a mi modo. Con entradas en mis queridos blogs...Aquí os dejo una foto que he encontrado en Internet. Es una Nochevieja. Se celebra en el famoso Palacio de Cristal, de Londres.
 De acuerdo...Admito que no es una foto muy alegre. Al menos, no muy alegre en apariencia.
¡FELIZ 2013!
Que seáis muy felices este año. Nunca dejéis de pelear por hacer realidad vuestros sueños.