jueves, 11 de abril de 2013

BERKLEY MANOR (EDITADO)

Hola a todos.
El fragmento de hoy de Berkley Manor puede despertar sentimientos contradictorio. Por un lado, veremos el adiós definitivo al pequeño Toby. Por el otro lado, seremos testigos de un momento especialmente emotivo entre Melanie y Chris.

                     Melanie, Victoria y Eleanor subieron a uno de los carruajes de color negro que estaban esperando a la salida de la Iglesia de Saint Agnes.
-¡Es muy deprimente!-exclamó Victoria nada más acomodarse en el interior del carruaje.
-Se trata de un entierro-le recordó Eleanor-No se trata de una fiesta.
-Me ha gustado el sermón que ha dado el vicario-comentó Melanie-No ha sido un sermón. Ha demostrado ser un buen hombre.
                   Lord Duncan seguía sin reaccionar. Pero lady Christine parecía haber vuelto a la vida. Aún estaba medio ida. Pero era consciente de lo que estaba pasando. El cochero la ayudó a meterse en el interior del carruaje. Se la oía decir que quería ir al cementerio.
-Quiero estar con él-dijo-Quiero decirle lo mucho que le quiero.
                  El trayecto hasta el cementerio fue largo. Al menos, Melanie pensó que era demasiado largo. Todavía no había sido capaz de escribirle a su madre. No sabía qué escribirle. Acabaría preguntando si Anne estaba muerta. Todo habría terminado en cuestión de momentos.
-Regresaré a casa-anunció Victoria-¡No puedo seguir en Berkley Manor por más tiempo!
-Yo me quedo-decidió Melanie.
-No vas a hacer nada quedándote. Los duques están destrozados.
                  Melanie estaba dispuesta a quedarse.
-Además, todas las actividades se han suspendido-añadió Eleanor.
-Vosotras podéis hacer lo que queráis-dijo Melanie-Pero yo me quedo.
-De acuerdo...-cedieron Eleanor y Victoria.
                   Ellas también se quedarían.
                  Melanie no estaba pensando en bailes. Lo único que quería era estar cerca de los padres del pequeño Toby. Había oído toda clase de chismorreos en el salón el día antes. Por la noche, Melanie no había logrado conciliar el sueño. Pensaba una y otra vez en el niño que acababa de morir. Y no pensaba en su origen. Llevaba el apellido Pennyworthy. Era el heredero de lord Duncan. A los ojos del mundo, era el hijo de lord Duncan.
-Estás pensando en Annie-observó Eleanor-¿No es así?
-Mamá y la tía Regina están cuidando de ella-dijo Melanie-Pero...Estoy muy preocupada. Porque Annie es una niña. Y Toby...
                  Melanie no pudo seguir hablando. Miraba con aire distraído por la ventanilla del carruaje. La comitiva que había salido de la Iglesia le recordaba a una pesadilla. Gente vestida de negro que iba subida en carruajes negros. Y los carruajes eran tirados por caballos negros. El mundo entero era de color negro. Un luto permanente...Y un niño muerto en el carruaje principal...Melanie sintió cómo su estómago se revolvía.
-Acabaré vomitando-pensó.
                 Victoria y Eleanor guardaban silencio. Victoria no sabía cómo actuar. También ella había estado muy sobreprotegida.
                   Y Eleanor estaba pensando en la fugacidad de la vida.
                    Había creído que sólo los ancianos se morían. También había oído casos de gente que moría joven. Pero pensaba que eran personas que tenían alguna enfermedad. O algún loco que se suicidaba por amor.
                    Toby tenía tan sólo cinco años. Y había gozado de una excelente salud. ¿Qué había pasado? ¿Por qué un niño tan lleno de vida estaba ahora en un ataúd? ¿Por qué, de pronto, nada tenía sentido?
-Te ha afectado mucho la muerte de Toby-observó Eleanor.
                    Se estaba dirigiendo a Melanie.
-Tú tienes hermanos-le recordó la muchacha-¡Piensa un poco!
-No quiero que les pase nada malo a ninguno-admitió Eleanor-Puedo discutir con ellos. Puedo llevarme mal con ellos. Pero no podría perderlos.
-Y Victoria y tú tenéis a vuestro padre con vosotras.
-¡Oh, Melly!-intervino Victoria-No hables de ese tema. Sabemos que te hace daño. ¡Olvídalo!
                    Una hija no puede olvidar nunca a un padre, pensó Melanie. Aunque ese padre pueda llegar a olvidar a su hija.



                       Era el primer entierro al que Melanie acudía. Le sorprendió ver la cantidad de gente que estaba allí, en el cementerio.
                       Habían venido para darle el último adiós a Toby. Sin embargo, poca gente podía hablar de él.
-Era un niñito adorable-decían-Muy bueno...
                       La señora Harry no podía parar de llorar. Sus sollozos lastimeros se escuchaban en toda la isla. Ella sí podía hablar de Toby. Lo había arropado muchas noches cuando se acostaba a dormir. Le gustaban los animales. Hablaba de tener un perro. Le gustaba esconderse cuando la señora Harry quería lavarle. Era como un hijo para ella.
-¡Ay, mi niño!-sollozó la pobre mujer.
-Cálmese-le exhortó la institutriz de Toby.
-¿Cómo quiere que me calme? ¡A mi niño no le gustaban los sitios cerrados! ¡Se estará asfixiando metido ahí dentro!
-Toby...-susurró lord Duncan.
                     Por su mente pasaron muchas imágenes.
                     Recordaba el temor de lady Daphne cuando supo que estaba encinta. Cómo la ayudó a escapar de la mansión de su marido. Los rumores que circularon los meses siguientes.
                     Y era consciente de que la muerte de Toby volvía a disparar aquellos rumores.
                     Su mente se había nublado cuando vio al niño expirar.
                     No había sido consciente de nada. Hasta aquel momento...
                     Chris miró el ataúd. Había sido cerrado cuando llegó el momento de trasladar a Toby a la Iglesia. Había visto por última vez el rostro del niño.
                     Tragó saliva. ¿Por qué no terminaba ya aquel entierro?, se preguntó. No servía para ser vicario.
-La Tierra a la Tierra-recitó-Las cenizas a las cenizas.
                     Eran las palabras que había aprendido. El ritual para despedir a un muerto. Un muerto...De pronto, Chris se calló.
                     Permaneció parado durante unos segundos.
                     Miraba, sin ver, el ataúd donde yacía en su interior el cuerpecito de Toby. Lord Duncan estaba con la mirada vacía. Lady Christine se apoyaba en su doncella.
                       Chris tuvo la sensación de que nada de lo que estaba pasando era real. Cerró el libro que llevaba en las manos.
                       No podía seguir.
                       No era capaz de seguir. Una lágrima rodó por su mejilla. Tenía la garganta seca.
-Porque ciertamente polvo eres y en polvo te convertirás-recitó-Pero no debería de ser así. Esto no tendría que estar pasando. Este niño tendría que estar jugando en el jardín de su casa. No tendría que estar en este lugar.
                     Dicho esto, Chris dio media vuelta y se alejó de allí. Todos contemplaron la escena con estupefacción. Melanie no lo dudó. Fue detrás de él. Victoria y Eleanor contemplaron la escena escandalizadas. Melanie no pensó en que estaría enviando al Infierno su reputación. También Chris necesitaba ser consolado. Y ella intentaría hacerlo lo mejor posible.
                     No era la primera vez que Melanie pisaba un cementerio. No la asustó verse rodeada de tumbas.
                     Pensaba en el sufrimiento de aquellas personas que yacían bajo tierra. Cada uno tenía una historia que habría valido la pena escuchar. Todos habrían tenido una razón por la que vivir. Pero ya no estaban. Melanie encontró a Chris con la espalda apoyada en la fachada de un mausoleo. Alzó la vista al notar que no estaba solo. Melanie se asustó al ver que Chris estaba llorando. Se acercó con paso titubeante a él.
-¿Qué está haciendo aquí?-le preguntó Chris.
-He venido para ver si estaba bien-respondió Melanie-Pero veo que no es así.
-He fracasado como vicario.
-¡Eso no es verdad! He visto lo que ha hecho en la Iglesia. Ha consolado a los duques.
-¿Ha servido para algo?
-Se sienten consolados. En estos momentos, es difícil hacerles sentir bien. Están destrozados. Pero no están solos. Usted comparte su dolor con ellos.
                    Chris se estaba cuestionando muchas cosas.
                    Se preguntaba si lo estaba haciendo bien. Si podía acercarse de verdad a sus feligreses.
-¡Esto ha podido conmigo!-se lamentó.
                   Un sollozo se escapó de su garganta. Melanie no se contuvo. Se acercó aún más a Chris y lo abrazó con fuerza. Recordaba cómo consoló a lady Christine en la Iglesia. Tan sólo la abrazó. Le hizo ver que estaba con ella. Que no se sentía sola.
                  Chris apoyó la cabeza en el hombro de Melanie. Permaneció así durante unos instantes.
                   Al volver a alzar la cabeza, se sintió mejor. Le dio un beso a Melanie en la mejilla.



              Se sentía en deuda con ella. Por haberle entendido. Por haberle consolado. Una desconocida...
-Gracias...-le dijo.
-No hay de qué-le aseguró Melanie.
-Es usted muy buena, Melanie. ¿Me permite que la llame así?
-Sí...Si quiere. Y yo le llamaré Christopher. ¿Le parece bien?
                Se sentía unida a aquel hombre. Más unida de lo que había estado unida a cualquier otra persona.

5 comentarios:

  1. Me ha encantado!! Precioso el momento entre Chris y Melanie :) Aishh pero que bonito^^
    Sigue así:)
    Besooos:)

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  2. ¡Hola! Aunque en gran parte aún siento pena por las circunstancias tan difíciles que están viviendo los personajes, me ha inspirado mucha ternura el momento de Chris y Melanie, ha sido muy bonito.

    Besos.

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  3. Una perdida asi es triste, despierta una gran melancolia en mi que no me gusta, lo siento. Sin embargo, el resto del capitulo ha estado bien
    Besos

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  4. La historia está cada vez mejor a medida que leo, me encanta la relación entre Melanie y Chris, ese momento en que ella lo abrazó para consolarlo me gustó muchísimo, es increíble cómo casi sin conocerse ellos dos puedan ser un apoyo mutuo. Eso sucede en la vida real también, cuando sientes esa conexión con personas que apenas conoces, y sientes más afinidad que si las conocieras de toda la vida.
    Sigo...

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  5. ¡Qué emoción! Bello momento que vivieron los protagonistas, aunque todos vean como inapropiado el que Melanie se fuera detrás de Christ. Ya tengo ganas de saber qué pasará con ellos.

    Un beso.

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