Lo prometido es deuda. Y, como ya dije en una entrada que hice en mi blog "Un blog de época", todo tiene un final.
Aquí tenéis el fragmento final de Berkley Manor.
Me habría gustado que fuera algo más espectacular. Pero pienso que encaja mejor este final que cualquier otro.
La historia de Chris y Melanie llega hoy a su fin después de varios meses. Lo que quería que fuera un relato largo se ha ido prolongando porque siempre encontraba algo interesante que contar.
No tenía muchas pretensiones en esta historia. Tan sólo quería contar algo sencillo y diferente.
Pero puse gran parte de mí en el personaje de Melanie. Me encariñé con el personaje de Chris al ser un galán distinto de otros.
Pero todo tiene que terminar algún día. Y hoy llega a su final Berkley Manor. Pero las rejas de nuestra mansión favorita no se cierran para siempre. ¡Eso os lo puedo asegurar! Pero sí llega a su final esta historia de amor con un trasfondo más bien triste.
Espero que disfrutéis con el final de esta historia.
A Aglaia, Anna, Citu, Jazmín, Rae, Clary, Elizabeth, Letrusky, Ricky...A todos los que habéis leído. A los que la habéis comentado. A los que habéis disfrutado con cada fragmento. A los que os han encandilado los personajes. A los que habéis sufrido con ellos.
¡Va por vosotros!
Esa misma noche, Chris se coló en la habitación de Melanie. La muchacha se quedó sorprendida cuando entró en su cuarto y se encontró con que el joven tenía un pie dentro de su habitación y el otro pie lo tenía colgando en el aire.
-¿Se puede saber qué estás haciendo aquí?-le preguntó Melanie-Mi madre puede entrar en cualquier momento.
-Quería ver cómo estabas-respondió Chris-No me atrevo a dejarte sola.
-Estoy bien.
Ayudó a Chris a meterse dentro de la habitación.
-Es una sensación extraña-le confesó-Por un lado, el hombre que hemos enterrado esta tarde era mi padre. Pero, por el otro lado, siento que ha sido más un desconocido que un padre para Annie y para mí.
-Es algo lógico-observó Chris-Él os ha dado sus apellidos. Os ha engendrado a las dos. Pero nunca se ha preocupado por vosotras. Algo parecido como hizo Judá con los hijos de Tamar. Los engendró. Y nunca se ocupó de ellos. Sólo se vio obligado a reconocerlos cuando iban a lapidarla. Y ella mostró el cordón que él le había dado cuando la confundió con una prostituta y se acostó con ella.
-Hombres...Se acuestan con las mujeres. Y, después, si te he visto no me acuerdo.
-No todos los hombres son así, Melly.
Ella le miró a los ojos.
Sonrió con alegría. Muy a su pesar, había descubierto que Chris era distinto. No se parecía en nada a su padre. Aquel bondadoso joven la amaba de verdad. Se lo había demostrado muchas veces. ¿Cómo había sido tan tonta? ¿Cómo había podido llegar a dudar de la veracidad de aquel amor?
Lo condujo hasta su cama. Su madre se había retirado aquella noche temprano a su habitación. Ni siquiera había cenado. Tenía mucho en lo que pensar.
-Melly, cuando acabe el luto, nos casamos-le aseguró Chris.
-¿Por qué tiene que ser cuando termine el luto?-inquirió la chica.
-Es tu padre el que acaba de morir. Después de todo...Es normal que quieras llevarle luto. Aunque ese cerdo no se lo merezca.
-No voy a llevarle luto. Se portó muy mal con nosotras. Le he perdonado. Estamos en paz.
-Melly...
-Quiero ser feliz. Quiero ser feliz como nunca lo fue mi madre. Y quiero pasar el resto de mi vida a tu lado, Chris.
-Amor mío...Yo...
Melanie pegó su boca a la boca de Chris y dejaron de hablar. A pesar de que estaban en la casa de los Livingston, Chris empezó a desnudar a Melanie. Y Melanie empezó a desnudar a Chris. Anne debía de estar ya dormida. Y, a lo mejor, Regina se había retirado ya a su habitación. La casa estaría en silencio.
Se quedaron completamente desnudos. Se acostaron en la cama de Melanie. Ella buscó alegría entre los cálidos brazos de Chris. Probó el dulce néctar de los labios del joven. Al mismo tiempo, las manos de Chris la acariciaron con dulzura. Deseaba consolarla. Deseaba besarla y hacerla feliz.
La abrazó con fuerza. Llenó de besos cada centímetro del cuerpo de Melanie. Recorrió con su lengua cada porción de la piel de la muchacha. La besó por todas partes. No dejó ni un lugar de su cuerpo sin acariciar. La tomó con delicadeza entre sus brazos.
Al mismo tiempo, las manos de Melanie acariciaron el cuerpo de Chris. Lo besó muchas veces en los labios. Chris lamió el cuello de Melanie. Se atrevió a chupar sus jóvenes pechos.
De algún modo, tuvo la sensación aquella noche de que los fantasmas se iban alejando de la mente de Melanie. Y que ella era suya. No sólo era suya en cuerpo. También era suya en alma. Su corazón le pertenecía. Al igual que él le había entregado su corazón a ella. Era suyo. En todos los sentidos...Sólo suyo.
Sintió la lengua de Melanie recorriendo su cuerpo. Acariciándole con las manos. Y tuvo la sensación de que los fantasmas la habían abandonado. Melanie era libre. Por fin...Libre...Y era suya. Como él era suyo. Los miedos del pasado la habían abandonado para siempre. Ya no volverían porque tenían fe plena en el amor que ambos se profesaban. Como sería siempre.
Con aquel pensamiento, su cuerpo entró en el cuerpo de Melanie. Y fueron uno. Siempre serían uno. Sir Marcus no volvería a hacerle daño a Melanie. Nunca más...
Al día siguiente, Chris abandonó sin hacer ruido la habitación de Melanie. Pero empezó a pasearse de un lado a otro de la calle. Lo tenía decidido. Iba a pedirle su mano en matrimonio a su madre y a su tía abuela. Después, hablaría directamente con la muchacha. No se marcharía de aquella casa sin haberse comprometido con Melanie.
A las once de la mañana, Chris golpeó la puerta de la casa de los Livingston.
Le abrió la criada. Chris le explicó que tenía que hablar con la señora Livingston. Que se trataba de un asunto muy importante.
-Pase-le invitó la criada.
Lo condujo hasta el salón. Encontró allí a Regina leyendo un libro sentada en un sillón. Kate, por su parte, estaba sentada en el otro sillón. Estaba haciéndole un dobladillo a una de las faldas de Anne.
-Buenos días, señoras-las saludó.
Kate y Regina alzaron la cabeza al darse cuenta de que no estaban solas. Para alivio de Regina, Kate no llevaba luto por la muerte de sir Marcus. Había pasado toda su vida llorando por un amor que no había existido. Kate no tenía la mirada atormentada, como la tenía cuando Chris la conoció. Había una expresión distinta en sus ojos.
-¡Vicario Pemberton!-exclamó Kate-¡Qué sorpresa verle por aquí! Tome asiento, por favor.
Chris se sentó en una silla.
-Díganos el porqué de su visita-le pidió Regina.
-He venido para hablar con ustedes dos-le explicó Chris-En esta casa, no hay un hombre. Pero ustedes son las cabezas de familia. Melanie no tiene veintiún años. Por lo que tengo que hablar con las mujeres que la cuidan. Su madre...Y su tía abuela...Yo no tengo mucha experiencia en estos asuntos. Y temo estar cometiendo un error. Sólo quiero que sepan una cosa. Estoy profundamente enamorado de Melanie. Y mi mayor deseo es hacerla feliz. Pasar el resto de mi vida con ella. Espero que me hayan entendido.
Kate se puso pálida. Su intuición no había fallado.
Regina cerró el libro de golpe. ¡Su sobrina tenía razón! El vicario Pemberton estaba enamorado de Melanie. Notó que la respiración de Kate se hacía más agitada.
-¿Quieres un vaso de agua, querida?-le preguntó.
-No, gracias-respondió Kate-Estoy bien, tía.
De pronto, su hija se había hecho mayor.
Kate y Regina miraron con cierta desconfianza a aquel joven. Christopher Pemberton no encajaba en los planes que habían trazado para Melanie. Habían pensado que haría una buena boda. ¡Nunca se les ocurrió pensar que acabaría enamorándose de un vicario!
-Señora Livingston, usted sabe mejor que nadie lo que es sufrir por amor-le recordó Chris a Kate-Y yo he venido porque amo a su hija. Quiero casarme con Melanie. Y quiero hacerla feliz. El amor que siento por su hija no lo he sentido por nadie más. Mis padres murieron cuando yo era muy pequeño. Pero recuerdo que, durante el tiempo que estuvieron juntos, fueron muy felices. Deseo un matrimonio igual. Deseo amar y honrar a Melanie como mi padre amó y honró a mi madre. In caro una...
-Mi latín es muy malo, vicario Pemberton-se sinceró Kate-No sé lo que significa esa frase.
-En una sola carne...-intervino Regina-Este joven ama de corazón a nuestra Melly, cariño.
Kate pensó que aquel muchacho tenía razón. Ella había vivido su propio calvario de amor. Melanie no tenía ningún derecho a pasar por lo mismo. Kate era una mujer libre. Libre del fantasma de su marido...Melanie tenía derecho a ser feliz.
-¿Y qué siente mi hija por usted?-indagó Kate.
Chris le contó que Melanie sentía lo mismo que él. No se atrevió a hablarle de las noches apasionadas que habían vivido.
Berkley Manor había quedado atrás. Lady Christine estaba empezando a recuperarse de la terrible depresión en la que había caído tras la muerte de Toby. Ella y lord Duncan intentaban recomponer sus vidas destrozadas.
Por lo que se sabía, Eleanor y Justin habían llegado a Gretna Green y se decía que se habían casado en la Iglesia de la zona. Los padres de Eleanor estaban indignados. Mientras, Victoria estaba viviendo su primer amor. El doctor Jake Prince había despertado en ella sentimientos que desconocía. Que creía que nunca tendría. Estaba enamorada de él. Y, al parecer, aquel amor era correspondido.
Lady Christine todavía no se había quedado embarazada. Berkley Manor aún seguía sumida en el luto por la muerte de Toby. Pero, poco a poco, los criados se atrevían a hablar en voz más alta. Las cortinas seguían siendo de color negro. Pero las lágrimas empezaban a secarse. Las heridas, antes o después, tendían a cicatrizarse.
Lady Christine quería retomar su vida normal. Y lord Duncan pensaba seguir su ejemplo. De momento, estaba adoctrinando al sustituto de Humphrey en cómo debía de ayudarle. Incluso, quería enseñarle a hacer bien una corbata. Se quejaba de que era algo torpe. En realidad, lord Duncan echaba de menos a Humphrey.
-¿Vas a casarte con mi hermana?-preguntó una vocecita infantil a espaldas de Chris.
El joven se dio la vuelta. Se encontró con una niña de unos diez años que le miraba con curiosidad.
-¡Annie!-la regañó Kate.
-¿Eres Annie?-le preguntó Chris-Hola...Soy un amigo de tu hermana.
-Mientes-replicó la niña-Eres su novio. Has venido aquí porque te quieres casar con ella.
-Annie, querida, vete a jugar al jardín-le sugirió Regina-No molestes a este caballero.
-Yo me marcho, tía. Pero sé que se va a casar con Melanie.
Dicho esto, Anne abandonó el salón dando saltitos.
-Le ruego que la disculpe-dijo Kate-Sólo tiene diez años. Y no sabe lo que dice.
-Es inteligente y observadora-opinó Chris-Y sabe bien a lo que he venido. Como ustedes dos lo saben, señoras. Yo amo a Melanie. Puede que mi renta no sea la más elevada del mundo. Pero amo a Melanie. Y mi mayor deseo es hacerla feliz. No pido otra cosa.
Kate y Regina intercambiaron una mirada cargada de intención. Kate había sido infeliz en su matrimonio con sir Marcus. Regina se preguntó en qué estaba pensando su sobrina.
Kate y Regina se asomaron por los cristales de la ventana del salón.
Melanie estaba cortando unas rosas. Decía que las rosas que estaban en el florero estaban secas. Había que poner rosas nuevas.
Se dio la vuelta. Se encontró cara a cara con Chris.
La cestita con flores que llevaba colgada de su brazo estuvo a punto de caérsele al suelo. Chris se la cogió.
Kate y Regina se dieron cuenta de que estaban hablando.
-¿Qué se estarán diciendo?-le preguntó Kate a su tía.
-Luego, se lo preguntamos-respondió Regina-Mira.
Chris se puso de rodillas. Le cogió las manos a Melanie.
-¡Se le está declarando!-exclamó Kate-¡Se ha puesto de rodillas!
-¡Cállate!-siseó Regina.
El rostro de Melanie se iluminó de un modo que Regina y Kate nunca antes habían visto. La muchacha rompió a llorar de pura alegría. Chris sonreía de manera abierta. Por aquellos gestos, Kate y Regina supieron de qué estaban hablando. Qué era lo que Chris le había dicho a Melanie. Y qué contestación le había dado la chica. Las dos mujeres contuvieron el aliento.
Entonces...
Melanie rodeó el cuello de Chris con los brazos. Se fundieron en un apasionado beso.
Regina empezó a aplaudir. Pero Kate estaba algo contrariada. ¿Cómo osaba aquel joven a tomarse tales libertades con su hija? ¿Acaso no se daban cuenta de que alguien podía estar viéndoles? En cambio, Regina parecía estar encantada. Kate se fijó en el rostro radiante de su tía. Recordó que nunca antes la había visto así. Feliz...
-¿Tú crees que eso es normal, tía Reggie?-le preguntó.
La aludida se echó a reír. Abrazó con cariño a su sobrina.
-Cuando dos personas se aman, los gestos de cariño son lo más normal del mundo-respondió.
Kate sonrió. Se preguntó si ella sería algún día capaz de volver a enamorarse. De descubrir lo que era el amor. Un amor sincero y verdadero...Y no la oscura obsesión que había sufrido durante años. Melanie y Chris estaban viviendo aquel amor sincero y profundo. Un amor que se materializaba con aquel beso cargado de amor. Los ojos de Kate se llenaron de lágrimas de felicidad. Y se alegró sinceramente por su hija. Melly será todo lo feliz que yo no pude ser, pensó. Alzó la vista al Cielo. Se preguntó si Marcus estaría viendo aquella escena. Él también se alegra, pensó. Quiso hacer las cosas bien en el último momento. Le estaba, en el fondo, agradecida porque se había sincerado con ella.
Anne estaba jugando en el jardín. De pronto, vio a Melanie y a aquel caballero que había venido a casa besándose. Entró corriendo. Daba gritos.
-¡Mamá!-chilló-¡Tía Reggie! ¡Melly tiene novio! ¡Melly se va a casar!
FIN
Hola Laura :) Siento haber estado tanto tiempo sin comentar, el caso es que con los exámenes se me empezaron a acumular los capítulos y luego me fui de viaje, sin embargo ya me los he leído y ahora que he llegado al final no puedo decir nada más que que me ha encantado, me ha parecido un final precioso en serio^^ Ahora que ha terminado esta historia piensas escribir otra?
ResponderEliminarBesoos^^
Hola Letrusky.
Eliminar¡Qué alegría me da verte por aquí!
¡Y qué alegría que te haya gustado esta historia y que hayas disfrutado del final! ¡Mil gracias de corazón!
De momento, no pienso escribir nada porque voy a estar una temporada alejada de mis blogs.
Pero regresaré en septiembre con ganas de más.
Un fuerte abrazo, Letrusky.
¡Hola!
ResponderEliminarQué bonito final, es tan romántico y feliz, me ha gustado mucho leerlo, aún más al pensar en que he podido conocer esta historia desde un inicio y que la he disfrutado tanto. Te felicito por crearla, y te agradezco mucho por compartirla.
Besos.
Mi querida Aglaia:
EliminarMil gracias a ti por haber disfrutado de esta historia. Por haberme aconsejado en un momento en el que pensé en tirar la toalla que no lo hiciera. Que siguiera adelante. Por haberla vivido con tanta intensidad. Por haber sufrido con Chris y con Melanie. ¡Gracias por estar ahí!
Un fuerte abrazo.
Hola Lilian, colorín colorado...
ResponderEliminarel final deseado,
hasta la tía mala onda se puso contenta =D
un bonito final para una linda historia,
despues de pasar por tantos dramas, paradojicamente ha culminado con un inicio, el comienzo de la felicidad.
Te felicito por haber continuado sin dejarte abatir,
gracias por compartirla pese a todo.
Te deseo una excelente semana
un cálido abrazo
Hola!!!
ResponderEliminarAunque no he comentado mucho por aquí te diré que si he seguido la historia y es una historia muy bonita con muchos sentimientos y una grandiosa historia de como superar el pasado y encontrar el amor
Me ha encantado, espero que al regreso de tus vacaciones sigas con el resto de los personajes se merecen tener su propia historia de superación y anhelado final amoroso
Besos
Y felices vacaciones