jueves, 17 de octubre de 2013

TE ECHO DE MENOS

Hola a todos.
Antes que nada, quisiera pediros perdón. Anteayer dije que iba a subir ayer el desenlace de Te echo de menos. 
Sin embargo, se me complicaron las cosas y no lo pude subir.
El final está dividido en dos partes. Hoy, subiré la primera parte. Mañana, si puedo, espero que sí, pienso subir la última. Veréis lo que ocurre entre Herminia y Manuel.
¡No os dejará indiferentes!
Disfrutad del desenlace de esta pequeña historia.

                          El trayecto en barca desde Fuerteventura hasta la isla de Lobos se le hizo eterno a Manuel. El viaje en barco desde Santa Cruz de Tenerife hasta Fuerteventura le había puesto nervioso. Pero ya estaba sentado en aquella pequeña barca de madera. Se estaba acercando poco a poco a su destino. Decidió que iría primero a ver a Herminia. Tenía que sincerarse con ella de una vez por todas.
                         El barquero pareció reconocerle. Pero era ya noche cerrada.
                         La barca quedó varada en la arena. Manuel dejó sus maletas allí. Tan sólo llevaba dos maletas consigo.
-Se las pueden robar-le advirtió el barquero.
-No hay ladrones aquí-afirmó Manuel-Si me las roban, sabré quién es. Sigue siendo un lugar tranquilo en el que vive poca gente.
                       El joven empezó a caminar. Sus pasos le llevaron hasta la casa de los Antúnez. Se fijó en que toda la casa estaba a oscuras. Sabía cuál era la habitación de Herminia. La ventana de la habitación estaba abierta. De pronto, una loca idea pasó por su cabeza. Sin saber bien lo que estaba haciendo, empezó a escalar la fachada de la casa de los Antúnez. Se arrepentiría al día siguiente de lo que había hecho, pero no le importaba.
                    Herminia se despertó al percibir una extraña presencia en su habitación.
-¿Quién anda ahí?-preguntó.
-No te asustes-respondió Manuel.
-¿Manuel? ¿Eres tú?
                     El corazón de Herminia empezó a latir muy deprisa.
-¿Qué estás haciendo aquí?-inquirió de nuevo.
-He vuelto de Santa Cruz-contestó Manuel-Ya me he graduado. ¡Tienes ante ti a todo un médico!



                     Manuel sintió cómo se le secaba la garganta. Había llegado el momento de sincerarse con Herminia. Casi sin darse cuenta, las palabras empezaron a salir de su boca. Se paseó de un lado a otro de la habitación. Le habló a Herminia de los sentimientos que despertaba en él. De que su recuerdo le había acompañado en todo momento. No había habido ninguna mujer en Santa Cruz de Tenerife.
                     No había podido quitársela de la cabeza. La conocía desde que era casi un bebé. Y la había visto crecer y convertirse en una muchacha preciosa y maravillosa. No se trataba de amistad. No se trataba de una mera costumbre.
-Es amor-afirmó Manuel.
-¿Estás enamorado de mí?-inquirió Herminia atónita-¿Es eso lo que me estás diciendo? ¿Me amas?
-Con toda mi alma...Entiendo que no sientas lo mismo por mí. Yo...
-Yo también te amo.
-¿Lo dices en serio? No te sientas obligada a quererme. Yo siempre te amaré, aunque tú no me correspondas. No me importa.
-Te amo.
                     A pesar de que la habitación estaba sumida en la penumbra, Herminia advirtió un brillo desconocido en los ojos de Manuel. El joven se perdió en las profundidades de los ojos verdes de Herminia. Unos ojos que le habían acompañado desde siempre.
                    Manuel acarició con la mano el cuello de Herminia. La muchacha, a su vez, acarició con la mano la mejilla de Manuel. El joven se sentó al lado de ella en la cama.
-Las cosas serán distintas a partir de ahora-le aseguró a Herminia.
                    Le cogió la mano. Se la besó muchas veces.
-¿Qué es lo que me quieres decir?-le preguntó Herminia a Manuel.
-Nos casaremos-respondió el joven.
                    Herminia se dijo así misma que estaba soñando. Manuel no podía estar en su habitación. Manuel no podía haberle confesado que estaba enamorado de ella. Manuel no podía estar hablándole de casarse. Le parecía que todo era demasiado descabellado. Sonrió con timidez. Manuel le devolvió la sonrisa. Y fue entonces cuando los labios del joven se posaron sobre los labios de Herminia.

Mañana, la segunda parte y el final.
La semana que viene, espero, quiero subir el epílogo de Amor amargo. Veremos cómo es la vida de Sara y si logra hacer realidad su deseo de volver a caminar.
¡Hasta mañana!

4 comentarios:

  1. Estaremos pendientes de siguientes post, de momento, los vistos, merecen la pena.

    Un saludo.

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    1. Hola EldanY.
      ¡Muchísimas gracias por decir eso!
      A este blog aún le queda mucha vida.
      Un fuerte abrazo.

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  2. Uy que romantico, te mando un beso y buena noche.

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    1. Hola Citu.
      ¡Me alegro muchísimo de que te esté gustando!
      Un fuerte abrazo.
      ¡Y feliz día!

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