lunes, 16 de noviembre de 2015

ILUSIONES ROTAS

Hola a todos.
Aquí os traigo el fragmento final de mi relato Ilusiones rotas. 
Reconozco que es una de las historias más tristes que he escrito. Ha llegado a su final.
Mi mayor deseo es que os haya gustado.
¡Mil gracias a todos los que lo habéis leído! ¡Y mil gracias a todos los que habéis comentado!
Espero que el final sea de vuestro agrado.

                                            El matrimonio oriundo de Derby quería instalarse con sus hijas lo antes posible en la casa.
                                          Mistress Karen guardó en su maleta el manojo de cartas que habían intercambiado Alexander y Sophie durante el tiempo que duró su relación. Pensó que, al menos, los dos eran felices. Se habían encontrado en El Cielo, con su pequeño.
                                        Zayra la estaba esperando desde hacía un rato en el recibidor. Los ojos de la mujer estaban hinchados de tanto llorar.
-Ya nos vamos-anunció mistress Karen con tristeza-He intentado hablar con Claudine para hablarle de la venta de la casa. Pero no me ha sido posible.
                                      La idea de que la hijastra de su marido pudiera estar encarcelada en una prisión no le agradó nada. Después de todo, Claudine no había hecho nada malo. Al menos, hasta donde mistress Karen sabía.
                                       Las dos llevan muy pocas cosas consigo. Mistress Karen sólo llevaba una maleta. En cambio, Zayra sólo llevaba una maleta.
-¿Estás lista?-le preguntó mistress Karen.
                                  Zayra asintió a modo de respuesta.
                                 Las dos salieron al jardín.
                                 En aquel mismo lugar, Alexander le había robado besos a Sophie.
                                 El corazón de Zayra se encogió al recordarlo. Debí de haber entendido mejor a mi hija, se recriminó a sí misma. Debí de haberla ayudado.
-¿Estás bien?-le preguntó mistress Karen.
                              Zayra tornó a asentir a modo de respuesta. Estaba temblando de frío. O eso quería pensar.
                               Comenzaron a caminar en dirección al embarcadero. Decidieron que no iban a mirar atrás. Las dos sabían que, al mirar atrás, se derrumbarían.
                               No querían pensar en la casa que habían abandonado. La casa donde tantas cosas les habían ocurrido.
                               Llegaron al embarcadero. Mistress Karen alquiló una barca. Aquella barca las llevaría hasta Reading.
                                El barquero las ayudó a subir a la barca. Les esperaba un viaje que iba a ser algo corto, según los cálculos de Karen.
                                El barquero se hizo cargo de las maletas. Mistress Karen sintió cómo un nudo se formaba en su garganta.
                               


-No quieres irte-observó Zayra-A mí me pasa lo mismo.
                          Pero tenemos que irnos, pensó mistress Karen. En esa casa, no podíamos seguir viviendo.
                         ¿No te das cuenta, hermana? ¿Sabes la cantidad de ilusiones rotas que quedaron en esa casa? ¿Sabes las lágrimas que derramaron todos los que hemos habitado en ella?
-Tenemos que irnos-decidió mistress Karen-Seamos valientes.
-No soy nada valiente-admitió Zayra-Mi hija nació en esa casa.
-Mi pequeño Ferdinand también nació allí. Nuestros hijos murieron allí. Sentimos su presencia.
-¡Pero se van a quedar solos!
-No estarán solos, hermana. Se cuidarán los unos a los otros.
                           Mistress Karen cerró los ojos y suspiró con pesar. El barquero comenzó a remar.
                           La barca se alejó lentamente de la isla de Poplar.

FIN

4 comentarios:

  1. Uy que linda historia tiene un tono esperanzador y esta muy bien escrita te mando un abrazo

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  2. Respuestas
    1. Hola Citu.
      ¡Me alegro muchísimo que te haya gustado!
      De momento, aquí traigo el final, aunque no descarto cambiarlo más adelante. Es muy triste.
      Muchísimas gracias por leerla. Y me alegro mucho que te haya gustado.
      Un fuerte abrazo.

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