sábado, 2 de noviembre de 2013

EL ÁNIMA

Hola a todos.
Aquí llega la segunda parte de este relato.
El desenlace llegará la semana que viene. Mañana, me voy a Cartagena a pasar el día. No podré hacer entradas en ninguno de los blogs.
¡Ojalá os guste!

                        Gilbert recorrió los pasillos de la abadía de Inchcolm.
-Ellen me recuerda-le dijo a un ser invisible, pero con quien podía hablar.
-Aún no te recuerda-le recordó aquel ser.
-Pero me ama.
                         Gilbert caminaba sin rumbo fijo por aquella abadía.
                         Pensaba una y otra vez en Ellen. Sus pasos lo llevaron hasta una de las celdas. La ventana le permitía contemplar el ancho mar que se extendía ante sí. Antes o después, se dijo así mismo, Ellen lo recordaría todo. Recordaría el amor tan intenso que sentían el uno por el otro. Y, entonces, Gilbert sería libre.
                          De algún modo, sería libre.
-¿Qué pasará cuando lo recuerde todo?-quiso saber.
                          Sopló una suave brisa dentro de la celda.
-Eso no lo sé-contestó el ser invisible que estaba con él.
-No me importa ya nada-se sinceró Gilbert-Sólo quiero que Ellen me recuerde. Y que me ame tanto como yo la amo a ella. No pido mucho.

                         Sin saber bien lo que estaba haciendo, Ellen se escapó de casa. Todo el mundo estaba profundamente dormido.
                           Los pasos de la joven la llevaron hasta la abadía de Inchcolm. Estaba abandonada. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio a Gilbert. Estaba sentado en una roca y sonrió al verla.
-Sabía que vendrías-le aseguró-Cuando nos juramos amor eterno, fue en este lugar.
-Quiero recordar-afirmó Ellen-Me vienen imágenes a la cabeza. Pero no consigo ordenarlas.
                         La joven se sorprendió así misma perdiéndose en las profundidades de los ojos de color gris claro de Gilbert. Las imágenes volvieron a su mente. Poco a poco, Ellen se fue acercando más a él.
                         Nos conocimos hace tiempo, pensó Ellen. Nos amamos con total intensidad. Éramos felices. Pero nos separaron de manera cruel.
-Mi alma está atrapada en este mundo-le explicó Gilbert-Me han dado una opción. Si tú, mi amada, me recuerdas y me amas, podré salvarme.
-¿Qué es lo que podrás salvar?-inquirió Ellen.
-Mi alma...
                        Ellen empezó a temblar con violencia. Gilbert se dio cuenta y le cogió las manos. De algún modo, sabía que ella estaba recordando todo lo que habían vivido. La respiración de Ellen se volvió más entrecortada.
                           Tropezó y acabó cayendo en los brazos de Gilbert, quien llenó de besos su rostro.
-Lo recuerdo-susurró Ellen.
-Te ayudaré a recordar-le prometió Gilbert.

 

                          Una lágrima rodó por la mejilla de Ellen. Un nudo se formó en su garganta.
-Estaremos siempre juntos-le prometió Gilbert.
                          La ropa desapareció del cuerpo del joven. Ellen también sintió cómo era despojada de su ropa. Gilbert la recostó sobre el suelo al tiempo que la besaba apasionadamente. Volvieron a besarse de manera larga y prolongada.
                        Gilbert recorrió con sus manos el cuerpo de Ellen acariciándola. Llenó de besos cada centímetro de su piel. La abrazó con fuerza. Al mismo tiempo, la hizo suya. Le hizo ver que los dos eran un solo ser. Que estaban destinados a estar siempre juntos.
                        Al acabar, Ellen miró a Gilbert y le dedicó la más dulce de las sonrisas.

                        A la tarde siguiente, Ellen estaba sentada en el salón tomando el té con Anne.
                        Ésta bebió un sorbo de su taza de té.
-Yo empiezo a sentirme mejor-se sinceró Anne-De algún modo, siento que Tristán está a mi lado.
                        Ellen estaba distraída. No se podía creer lo que había pasado la noche antes.
-¿Me estás escuchando?-le preguntó Anne.
                        Ellen reaccionó y se puso roja como la grana. Anne se preguntó si le pasaba algo a su prima. Aquella mañana, Anne, buscando un pañuelo, encontró uno que pertenecía a su ajuar de bodas. Rompió a llorar de manera amarga durante mucho rato.
-Estaba pensando en otra cosa-respondió Ellen.
-Me hago cargo de que tienes veinte años-admitió Anne-Y deberías de pensar más un poco más en ti, prima. No es justo que yo te agobie con mis problemas.
-No me agobias, Annie.
                        Ellen cogió un trozo de bizcocho que había en un platito. Le dio un mordisco.
                        Se dijo así misma que se estaba volviendo loca. ¿De verdad se estaba enamorando de un fantasma? Le asaltaron los recuerdos de lo ocurrido la noche antes. Gilbert no era ningún fantasma.
                         Era un hombre de verdad. Ellen se estremeció con el recuerdo. No estaba enamorada de un fantasma, se dijo así misma. Amaba a un hombre. Amaba a un hombre del que la habían separado en el pasado. Se preguntó así misma si Anne lo entendería.
-He de seguir viviendo-afirmó su prima.
-Todo irá bien-le aseguró Ellen.
                       Anne le dio un beso en la mejilla.

                     A la tarde siguiente, Anne, Ellen y Lucy, la madre de Ellen fueron al cementerio.
                     Era allí donde estaba enterrado Tristán. Anne llevaba un ramo de flores. Lo depositó sobre la tumba de su prometido. Lágrimas gruesas rodaban por sus mejillas. Ellen contempló la escena sobrecogida.
-Tu prima es mucho más fuerte de lo que piensas-le aseguró Lucy-Hemos de admirarla por ello.
                      Ellen miró por los alrededores. Se preguntó si Gilbert estaría en el cementerio. Podía sentir su presencia muy cerca de ella. No podía verle. Sin embargo, sí podía sentirle.
-Siempre te amaré-le prometió Anne a Tristán-Aunque ya no estés a mi lado. Nunca dejaré de pensar en ti, mi amor. Siempre vivirás en mi pensamiento.

4 comentarios:

  1. Deben de tener cuidado, a ver si van a nacer pronto unos fantasmitos, jejeje.
    Casper empezó así.

    Está muy bien cómo va el relato, prosigue.
    Pásalo bien en Cartagena.

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    1. Hola EldanY.
      Cartagena es una ciudad realmente preciosa. Te invito a que la visites.
      Hombre, fantasmitos. No sé.
      Pero el relato continúa.

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  2. Uy genial relato tan romántico y gótico un beso y te me cuidas

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    1. Hola Citu.
      ¡Qué sorpresa más agradable!
      Ya he dicho en algunas ocasiones que lo mío no es el terror, sino el romance gótico.
      Me gusta retroceder atrás en el tiempo y recordar la época en la que los vampiros eran seres sedientos de sangre y los hombres lobos era personajes atormentados, sin clanes ni nada.
      Un fuerte abrazo.
      Cuídate.

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