lunes, 25 de noviembre de 2013

EL ÁNIMA

Hola a todos.
Siguiendo el consejo que me ha dado nuestro buen amigo EldanY, aquí os traigo un nuevo fragmento de El ánima. 
Veremos cómo Gilbert busca la forma de poder estar al lado de Ellen.

-¿Por qué Annie puede verte?-le preguntó Ellen a Gilbert-¿Qué has hecho?
-Tu prima ha estado a punto de morir-respondió el joven-Yo sabía que su muerte te destrozaría. He aliviado su dolor.
                       Los dos estaban a orillas del lago. Era ya noche cerrada. Muchas preguntas pasaban por la cabeza de Ellen. Sí podía sentir la cercanía de Gilbert.
                        Anne estaba profundamente dormida y Lucy la había enviado a acostarse. Pero Ellen no podía permanecer en su habitación. Se envolvió en una capa de color oscuro y abandonó la casa por la puerta de la cocina. Al llegar a la orilla del lago, supo que Gilbert estaba allí esperándola.
-¿Tristán está vivo?-le interrogó.
-Es posible-contestó Gilbert.
                        Ellen deseó preguntarle qué quería decir con eso de que era posible. ¿Acaso Tristán estaba vivo? En ocasiones, tenía la sensación de que no entendía a Gilbert cuando éste le hablaba. Le fulminó con la mirada.
-¿Dónde está Tristán?-le preguntó a Gilbert-¿Sabes acaso algo de él?
-No sé nada de él-respondió el joven.
-¡Se supone que lo tienes que saber todo! ¡Estás muerto, maldita sea!
-Pero no lo sé todo. Donde yo estoy, oigo toda clase de comentarios. Pero no puedo saber si lo que se dice es verdad. O si es mentira.
                    Alzó la mano para acariciar con ella la mejilla de Ellen.
                 


                  Sí podía verle. Era increíblemente apuesto. Era alto. Podía ver su cabello negro. Podía ver sus ojos, que eran del mismo color negro que su pelo. Pudo sentir cómo Gilbert se llevaba su mano a los labios para besársela. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo.
-¿Cuándo podrás hacerte de carne?-inquirió Ellen.
                    Gilbert la besó en una mejilla.
-Pronto...-contestó el joven.
                     Ellen pensó en Tristán. Si el prometido de Anne regresaba vivo del frente, la enfermedad que sufría su prima se curaría. Volvería a ser la joven alocada que Ellen tanto admiraba. Por Anne, la joven estaba dispuesta a hacer cualquier sacrificio. Incluso, renunciar a Gilbert.
-Busca a Tristán-le pidió-Si está vivo, usa su cuerpo para volver a la vida. Y ven aquí.
-Vendré para llevarte conmigo-le prometió Gilbert.
-No...Ven convertido en Tristán. Y cásate con Anne. Hazla feliz.
                   Aquella petición dejó mudo a Gilbert.
-¿Me estás pidiendo que me reencarne en el prometido de tu prima?-inquirió una vez superada la sorpresa inicial.
                     Ellen asintió moviendo la cabeza y sus ojos reflejaron tanto esperanza por su prima como dolor. Sentía un inmenso dolor al renunciar a Gilbert. Pero lo hacía por el bien de Anne.
                    Se sentó sobre la hierba. Contempló el horizonte con la mirada perdida y pensó que el volver a ver a Tristán alegraría a Anne.
-No puedo hacer eso, Ellie-se lamentó Gilbert-Puedo reencarnarme en otro cuerpo. Nunca lo he hecho. Pero podría intentarlo. Sin embargo, esa persona dejaría de existir como tal. Sus recuerdos serían borrados. Mis recuerdos y mi vida ocuparían ese lugar. Si me reencarno en Tristán, no podría amar a tu prima.
-¡Pues deberías de hacer un esfuerzo!-le exigió Ellen-Tristán es lo mejor que le ha pasado a Annie. Ha sufrido mucho por culpa del canalla de mi tío.
                      Gilbert la contempló con gesto dolorido. Amaba a Ellen desde que le alcanzaba la memoria. Y ella también recordaba los momentos que habían pasado juntos. Unos momentos que su memoria actual había querido borrar. Se sentó a su lado y contempló sus llorosos ojos. Ellen sentía cómo algo se desgarraba en su interior.
-Me estás pidiendo demasiado-afirmó Gilbert-Me estás pidiendo que renuncie a ti. Y no puedo hacer eso.
-Ya te lo he dicho antes-le recordó Ellen-¡Esfuérzate!
-Puedo reencarnarme en ese joven. Es cierto.
-Entonces, hazlo.
-Lo haré sólo porque tú me lo pides. Pero no me pidas que me enamore de Anne. No podría hacerlo. Yo volvería a la vida convertido en Tristán. Pero...Lo otro...Eso no...
                      Gilbert meneó la cabeza en señal de negación. Sabía que otras ánimas se habían reencarnado en cuerpos moribundos y los habían hecho volver a la vida. En un primer momento, todo era alegría. Sin embargo, después, de la alegría se pasaba a la decepción. Porque los cuerpos reencarnados no daban muestras de reconocer a nadie de sus seres queridos. Podía buscar a Tristán. Podía usar su cuerpo para reencarnarse. Pero...¿Sería capaz de fingir amar a Anne?
-Si de verdad me amas, lo harás-afirmó Ellen de manera tajante-Dices amarme. Entonces, demuéstramelo.
                      Gilbert acabó asintiendo moviendo la cabeza. Aceptó hacer lo que le pedía Ellen. Lo hacía por ella. No lo hacía por Anne. Es sólo por Ellen, pensó Gilbert.
                       Se inclinó sobre ella y la besó con dulzura en la boca. Un beso que acabó tornándose apasionado. Al separarse, Gilbert se dio cuenta de que Ellen estaba llorando.

4 comentarios:

  1. uhmm, jejeje, no puede ser que me hagas caso en lo que digo, que soy muy troll yoooo, jejeje.
    Oye, pues ojalá no suceda lo que suele pasar con las ánimas cuando toman vida en otro cuerpo.
    Esto me suena a lío gordo entre ánimas y entre amores no correspondidos.
    Tal vez no sea así...

    Un saludo.

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    1. Hola EldanY.
      ¡De troll nada! Eres un gran amigo y un buen consejero.
      Parece que me estás leyendo la mente. ¡Pero será mejor que no diga nada, je, je!
      Un fuerte abrazo.

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  2. Uy me dejaste en la intriga esperando ver que pasa. Te mando un abrazo y te me cuidas.

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    1. Hola Citu.
      Te invito a que sigas leyendo.
      Un fuerte abrazo.
      Y cuídate.

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