Hola a todos.
Hoy, tras algunos días de ausencia en este blog, retomo mi sección dedicada a los tópicos de la novela romántica.
De momento, estamos desgranando a los personajes que forman parte de esas historias cargadas de romanticismo que tanto nos gustan.
Hoy, nos vamos a centrar en algo que es ya todo un clásico: las ancianas adorables que aparecen en nuestras novelas románticas favoritas.
Son herederas directas de la grandísima Catherine Mingott, uno de los personajes más queridos, al menos, para mí, de La Edad de la Inocencia.
Son mujeres de la alta sociedad que casi siempre son las abuelas del protagonista. Pueden ser también la protectora de la protagonista o estar emparentada con ella. En muy contadas ocasiones son abuelas de la protagonista.
Poseen un carácter fuerte y enérgico. No siguen más normas que las que dictan ellas. Casi siempre ostentan un cargo. Son ricas. Sus opiniones son muy tenidas en cuenta por los protagonistas y por los secundarios. Les importa muy poco el qué dirán o puede que les importe demasiado el qué dirán. En ocasiones, debido a sus opiniones un tanto mordaces y crueles sobre lo que no les gusta, llegan a ser temidas. Pero nunca son odiadas. Hay algo en ellas que las hace queribles para los lectores.
Parece que su principal empeño es que los protagonistas terminen juntos. Puede que empiece no soportando a la protagonista, pero acaba queriéndola y deseando verla casada con el héroe. Y en esto me recuerda horrores a la anciana primigenia para mí: Catherine Mingott. Sin entrar en spoiler, la señora Mingott era la abuela de Ellen (la condesa Olenska) y de May. Newland Archer era el prometido de May, pero de quién estaba realmente enamorado era de Ellen. La señora Mingott con quien quería ver casado a Newland era con Ellen. En la película que hizo Scorsese de la novela, la señora Mingott lo dice en varias ocasiones, recalcando que la mejor pareja para Newland era su nieta favorita, que no era otra que Ellen.
La señora Mingott fracasó, pero las que la siguieron no fracasaron.
Es capaz de enfrentarse a un villano sin perder la compostura y sin despeinarse.
En esto se parece a Mama Fontaine, patriarca del clan Fontaine en Lo que el viento se llevó. Este personaje no aparece en la adaptación que se hizo de la novela de Margaret Mitchell, pero sí aparece en la novela como una mujer que está curada de espanto. Ha sufrido los estragos de la guerra, ha enterrado a sus seres queridos y ha sobrevivido. Poco le importa trabajar para salir adelante después de haberlo perdido todo.
Muchas ancianitas adorables son herederas directas de Mama Fontaine en lo relativo al carácter peleón.
Hacia el final, estas ancianas suelen dar al protagonista o la protagonista el mejor de los consejos que hace que terminen juntos. Suele propiciar el final feliz y suele ser quien coja en brazos al hijo recién nacido de éstos cuando nace en el epílogo.
Pronto, seguiré dando a conocer más tópicos y personajes típicos y tópicos de nuestras novelas románticas.
No se dejen engañar por su pose a lo Bárbara Cartland. Aristocrática y rebelde...Catherine Mingott es el ejemplo a seguir.
Una mansión sumida en el dolor por una terrible pérdida...Una muchacha inocente y sencilla...Un joven decidido a todo por amor...Una inolvidable historia de amor. No es un blog para albergar una blog novela. Es mucho más que eso. Relatos cargados de romanticismo...Reflexiones... Todo eso podéis encontrar aquí. Y mucho más...
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jejeje, a mí, las ancianitas adorables me recuerdan a esas que te ofrecen la tacita de té y luego, misteriosamente, te mueres, jejeje.
ResponderEliminarAlgo así como suegras y todo eso.
Saludetessss
No conocía que tenías esta sección la verdad pero me parece entretenida jejeje. Un besazo.
ResponderEliminarUy hasta yo pongo ancianitas o ancianitos en mis novelas. Un beso y te me cuidas
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