Hola a todos.
Hoy, he podido avanzar un poco más en este relato. Ayuda mucho el hecho de que está lloviendo en mi ciudad y eso me está ayudando a avanzar, al no poder salir a la calle. Además, estoy con la gripe, pero, por suerte, no tengo fiebre, de modo que, aunque esté tosiendo mucho, puedo trabajar.
Era uno de esos extraños días en los que amanecía soleado. Ellen se inclinó sobre Anne y depositó un beso sobre su frente. La enferma estaba despierta. Le dedicó una sonrisa a su prima.
Ellen pensó que hacía mucho que no veía tan animada a su prima. Anne hablaba ya de levantarse de la cama. Pero tanto el médico como sus tíos se lo tenían prohibido. En su opinión, Anne debía de recuperar fuerzas antes de levantarse de la cama.
-Tengo que darte una sorpresa-afirmó Ellen.
-¿De qué se trata?-inquirió Anne.
-Es sobre Tristán.
Al escuchar el nombre de su prometido, el rostro de Anne se iluminó. Se sentó en la cama. Ellen estaba sentada a su lado en la cama. Vio la ansiedad reflejada en el rostro de su prima. Pensó en cómo le iba a contar que Tristán iba a regresar. Gilbert le había prometido que se reencarnaría en el cuerpo del prometido de su prima. Ignoraba el tiempo que tardaría en reencarnarse.
Le cogió las manos a Anne.
-Yo sí te creo cuando dices que está vivo-afirmó Ellen-Anoche, soñé con Tristán. Soñé que venía a buscarte.
-¡Entonces, es cierto!-exclamó Anne, dichosa.
-Tristán está vivo, prima.
Los ojos de Anne se llenaron de lágrimas de alegría. En su fuero interno, siempre rechazó que Tristán estuviera muerto. ¿Cómo iba a morir si ella le estaba esperando? Tristán volvería y se casarían.
-No estoy loca-le aseguró a Ellen-De verdad, no estoy loca.
-Te creo, Annie. Te creo.
Ellen guardó silencio. Pensó en Gilbert. Iba a renunciar a él por el bien de Anne. Se dijo así misma que había cometido un terrible error. Se había enamorado de un ser que no existía. De un ánima...De alguien que ya estaba muerto. Gilbert se reencarnaría en el cuerpo de Tristán. Éste volvería a casa y se casaría con Anne. Los momentos vividos al lado de Gilbert quedarían en el olvido. Es una locura, pensó Ellen. Fue una locura desde el principio.
Besó a Anne en la mejilla. Le dedicó una sonrisa cómplice. Lo importante era que Anne fuera feliz.
-Tengo que ponerme bien-afirmó su prima-Tristán me prometió que nos casaríamos nada más regresar. ¡Y yo no veo la hora de convertirme en su esposa!
Una mansión sumida en el dolor por una terrible pérdida...Una muchacha inocente y sencilla...Un joven decidido a todo por amor...Una inolvidable historia de amor. No es un blog para albergar una blog novela. Es mucho más que eso. Relatos cargados de romanticismo...Reflexiones... Todo eso podéis encontrar aquí. Y mucho más...
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A ver qué tal se porta el ánima, espero que no le tengamos que poner una L detrás, jejeje.
ResponderEliminarEspero que se te pase la gripe.
Saludos.
¡Muchas gracias, EldanY!
EliminarUn fuerte abrazo.
Uy cuida de tu gripe la limonada caliente, ayuda . El relato genial como siempre me sorprendió que se casan
ResponderEliminarHola Citu.
EliminarAnne y Tristán estaban prometidos e iban a casarse cuando él tuvo que partir hacia la Península para luchar contra Napoleón. Anne piensa que Tristán está vivo y que regresará a su lado para casarse. La cosa se va a liar. Lo que iba a ser un relato corto ¡está evolucionando, je, je!
Lo de la limonada caliente no lo sabía, pero tomo nota.
Un fuerte abrazo, amiga.