viernes, 8 de noviembre de 2013

EL ÁNIMA

Hola a todos.
Tras un día de descanso, retorno con mi relato El ánima. 
Esta historia me está costando algo de trabajo sacarla adelante. Los personajes tienen mucho que contar y no va a poder ser el cuento que yo quería que fuera.
Dado que no me asustan los retos (desde hace poco, antes era una miedica), me quiero tomar esta historia con calma.
¡Muchísimas gracias por vuestros comentarios!
Por cierto, el blog sigue abierto. Hay historias que han de ver la luz aquí. Por lo menos, va a tener vida durante bastante tiempo.
Aquí os dejo con un sueño que va a tener Anne. Será trascendental en el desarrollo de la trama.

                    Anne estaba soñando. Su mente volvía atrás al pasado. Cuando todavía era feliz. Cuando Tristán estaba vivo. Cuando se amaban y hacían planes para un futuro juntos. Los dos...
                      Tristán había ido a visitarla a la casa donde se hospedaba en Edimburgo y los dos se encontraban solos en el salón.
-Me gustaría darle un beso de amor, mi querida Anne-le dijo Tristán.
-No debe decirme esas cosas, oficial-replicó la joven, intentando no ruborizarse-Está mal.
                        Él se inclinó sobre ella, pero Anne se apartó y los labios de Tristán rozaron su mejilla.
-¿Me tiene miedo?-inquirió él con su voz burlona.
-Yo no le tengo miedo a nadie-contestó Anne-Pero debe de respetar las normas del decoro. Sólo eso...
                       Los dos permanecieron sentados en el sofá durante un buen rato sin hablar. El corazón de Anne latía muy deprisa. Deseó poder leerle la mente a Tristán sólo para saber lo que estaba pensando.
-Se le está haciendo tarde-añadió Anne.
                       Estaba muy nerviosa.



                     Y eso no era propio de ella.
                     Hasta aquel momento, Tristán se había limitado a besar su mano a modo de saludo, pero, en aquel momento, sentía el cuerpo del hombre muy cerca del suyo. Tragó saliva con nerviosismo.
-¿Quiere que me vaya?-le preguntó Tristán.
-No...-respondió Anne-Sí...
                     Tristán sonrió y alzó su mano para apartar un mechón de pelo que se la había ido a la cara a Anne. La joven se sobresaltó ante aquel contacto. Pero Tristán aprovechó su estupor para rozar los labios de Anne con los suyos. Los ojos de la joven se abrieron. Jamás lo habría imaginado. Tristán había aprovechado el momento para robarle su primer beso. El corazón de Anne empezó a dar saltos de manera alocada.
-Usted...-balbuceó azorada-No ha debido de hacerlo.
                     Las miradas de ambos se encontraron. Tristán esbozó una sonrisa que Anne interpretó como triunfal. Intuía que era la primera vez que un hombre hacía eso con ella.
-He encontrado a la mujer de mi vida-proclamó Tristán-Quiero que pasemos el resto de nuestras vidas juntos. Me parece un plan de lo más tentador, mi querida Anne.
                      Entonces, volvió a rozar con sus labios los labios de la joven. Fue un beso suave. Un beso corto...No está bien, pensó Anne. Pero, por otro lado, no quería apartarse de él. Sin embargo, Tristán no fue más allá de aquel beso breve porque, de algún modo, respetaba a la joven a la que estaba cortejando. Sentía una gran ternura por Anne.
                     Fue el propio Tristán el que cortó el beso.
-¿La he besado como es debido?-inquirió él, burlón.
-¡No!-contestó Anne-Sí...No lo sé. Es la primera vez. La primera vez que...Bueno...
                    Tristán le guiñó un ojo. Se puso de pie y le lanzó una mirada llena de triunfalismo. Le hizo una reverencia un tanto burlona y salió del salón con paso firme.
                    Entonces, el sueño cambió. Anne estaba caminando. Sus pasos la llevaron hasta el viejo monasterio de la isla. Estaba comenzando a descender el Sol por el horizonte. Los árboles se tornaban fantasmales para Anne. Ahogó un grito. Echó a correr y se detuvo en seco. Vio a su prima Ellen caminando alrededor del viejo monasterio. Llevaba puesto un vestido blanco y parecía más un ser sobrenatural que una joven.
                       Anne la llamó.
-¡Ellen!-gritó.
                       Pero su prima no la escuchó. Entonces, el ánima que Anne había visto en su delirio se materializaba al lado de Ellen y los dos se fundían en un beso cargado de pasión.

1 comentario:

  1. Uy que romántico, me mataste con esta historia . es muy bella en especial este capitulo

    ResponderEliminar