sábado, 15 de junio de 2013

BERKLEY MANOR

Hola a todos.
El fragmento de hoy de Berkley Manor nos lleva hasta la casa de Melanie, donde sir Marcus insiste en ver a Kate.

                     Regina permanecía despierta cuando empezó a oír el sonido de unas piedrecitas golpeando el cristal de una de las ventanas.
                     Se puso de pie y se acercó a la ventana.
                    Lo que vio en el jardín la dejó muda de la rabia. ¡El canalla de Marcus estaba golpeando la ventana de la habitación de Kate!
-Katie...-la llamó en voz muy baja-Katie...
-¿Se puede saber qué está haciendo aquí?-le increpó Regina.
                    Abrió de un manotazo el cristal de la ventana. Sir Marcus dejó de tirar piedrecitas. Había sido descubierto.
-He venido para hablar con su sobrina-se excusó-¡Tiene que escucharme!
-Katie no tiene nada que oír de boca de un canalla-le escupió Regina-¿Qué será lo próximo que haga? ¿Colarse en su habitación? ¿Forzarla? Mi sobrina no quiere nada de usted. ¡No quiere volver a verle!
-Le guste o no, señora Dorrit, soy el marido de Katie.
-¿Su marido?-Regina lanzó una risa sarcástica-¿El mismo hombre que la abandonó hace diez años dejándola sola con dos niña pequeñas? ¿Eso lo hace un buen marido que se precie? Le ruego que no me haga reír. Ya es muy tarde.
-Le juro que no pensaba hacerle nada a Katie. Tan sólo quiero hablar con ella. Quiero que me deje ver a mis hijas.
                 Desde su habitación, Kate permanecía sentada en la cama.
-¿Sus hijas?-ironizó Regina-¿Las mismas hijas a las que abandonó hace diez años? ¿Es que piensa que soy imbécil?
                 El corazón de Kate latía muy deprisa. Se culpó así misma de su comportamiento. Estaba pasando lo que tanto temía. Que podía volver a mostrarse débil ante sir Marcus. Justo cuando estaba empezando a olvidarle. No...No podía olvidarle. Pero sí quería pasar página.
                 Sir Marcus se marchó al cabo de un rato.
                 Kate salió de su habitación. No pensaba seguir a sir Marcus. Pero sí quería hablar con su tía Regina.



                   Se encontró con Regina en el pasillo.
-¿Adónde vas?-le preguntó la mujer.
-Quería hablar contigo-respondió Kate.
-Espero que no bajes a hablar con ese sinvergüenza. ¡Ha tenido la cara dura de colarse en nuestro jardín! ¿Lo has oído? ¿Has oído cómo tiraba piedrecillas contra tu ventana?
-Sí, tía. Lo he oído.
-Vamos.
                Se metieron dentro de la habitación de Regina.
-Espero que ésta sea sólo la primera vez que viene-comentó la mujer-¡Y espero que no se te haya ocurrido hablar con ese miserable! ¿Dónde está tu dignidad, Kathleen? ¿Dónde están tus buenos propósitos?
-Tía, sabes que estoy haciendo lo imposible por olvidar a Marcus-le aseguró Kate.
-Tienes que hacer más. No tiene que verte flaquear. Piensa en tus hijas.
              Kate bajó la vista al pensar en sus hijas. Sir Marcus ya les había hecho mucho daño a Melanie y a Anne.
-¿Por qué ha vuelto?-se preguntó Kate en voz alta-¿Ya no tiene dinero? ¿Le perseguirá algún marido despechado?
               Se paseó nerviosa por la habitación.
               Estaba temblando, pero no era de frío.
               Regina presenció la lucha interna que mantenía su sobrina. Por un lado, seguía enamorada del canalla que le había destrozado la vida. Pero, por el otro lado, luchaba por olvidarle.
-¿En qué piensas?-quiso saber Regina.
-Tía, una parte de mí aún ama a Marcus-admitió Kate-Pero...No olvido el daño que nos ha hecho. No quiero volver a sufrir. ¡No quiero! Y no podría soportar que mis hijas pasaran por lo mismo que yo. ¡No puedo permitirlo!
                Se detuvo en seco. Se sentó en la cama con gesto cansado. Estaba harta de luchar consigo misma. Estaba harta de sufrir por culpa de un amor que nunca fue correspondido. Kate rompió a llorar. Ocultó el rostro entre sus manos. Lloraba por los años que había desperdiciado por culpa de Marcus. Lloraba porque deseaba poder olvidarle. Lloraba porque tenía miedo de él. Y de sí misma...
                 Regina la abrazó con cariño.
-No llores más por ese miserable, pequeña-le dijo-No se lo merece.
-Tampoco merece que mis hijas sufran por él-corroboró Kate.
-No sufrirán por culpa suya si tú no quieres. Intenta mantenerte alejada de él. No le hables. Se cansará y se irá.

2 comentarios:

  1. Por momentos, me dan ganas de meterme en la historia y decirle a este Marcus unas cuantas cosas... Me da mucha pena Kate, es muy buena mujer y no conoce la paz.

    Excelente capítulo, gracias.

    Besos.

    ResponderEliminar