jueves, 8 de mayo de 2014

EL ÁNIMA

Hola a todos.
Después del fragmento del martes de El ánima, la intriga sigue en el fragmento de hoy.
Gilbert regresa a Inchcolm acompañado de lord Spencer y de la esposa de éste. Durante el tenso viaje, Gilbert hará un descubrimiento inquietante.
¡Vamos a ver qué pasa!

                        Gilbert no llegó a pasar ni veinticuatro horas en el castillo de Ullapool. Tuvo la ocasión de conocer a la cuñada de Tristán, lady Eden. Aquella mujer de cabellos de color miel le inspiró mucha pena. Tenía un gesto serio dibujado en su cara. No parecía ser muy feliz en su matrimonio.
                        Le llevaron a una de las habitaciones de invitados. La cama era mucho más grande que la cama en la que solía dormir cuando estaba vivo.
                        Le costó mucho trabajo conciliar el sueño aquella noche. Creía escuchar la voz. Le estaba diciendo algo.
                        Regresa a Inchcolm. 
                       Ellen está en peligro. 
                       Gilbert no entendía el porqué Ellen corría peligro estando en Inchcolm. Su amada estaba con la gente que la quería y que la protegía. Sus padres...Su prima Anne...
                         El viaje fue largo y tenso. Lord Spencer se negó a dirigirle la palabra durante el trayecto en la diligencia. Lady Eden no le hablaba, pero no le hablaba por timidez.
                          Lord Spencer apenas se preocupaba por su mujer. Lady Eden, por su parte, parecía haberse resignado a aquel matrimonio sin amor. No estaba enamorada de su marido. Ni siquiera podían decirse que eran amigos.
                         Gilbert deseaba abandonar el cuerpo de Tristán en cualquier parte. Podía llegar más rápidamente convertido en un espíritu a la isla. Pero lord Spencer y lady Eden sufrirían un soponcio si le veían abandonar el cuerpo de Tristán. A lo mejor, lord Spencer se llevaba una alegría. Aquel hombre odiaba con todo su ser a su único hermano.
                         Pernoctaron una de las noches en la posada de Kirkcaldy.
                         Lord Spencer apenas había podido probar bocado durante la cena.
                         Los tres pidieron una pinta de stout.
                         Lord Spencer se quedó de piedra. Por lo que él sabía, su mujer jamás probaba el alcohol. Sin embargo, lady Eden le aseguró de que necesitaba tomar algo fuerte para poder aguantar aquel viaje infernal.
                         De pronto, pareció reparar en el que creía que era su cuñado. Esbozó una sonrisa que Gilbert interpretó como maligna. Lord Spencer se puso tenso.
-Mi doncella me comentó que una joven vino a buscarte al castillo una vez-le dijo lady Eden a Gilbert.
-¿Cómo era esa joven?-inquirió el joven.
-Era pelirroja y muy bella.
                         Lady Eden se interrumpió para beber un sorbo de su vaso de stout.
-¿Cuándo ocurrió eso?-le preguntó Gilbert.
-Ocurrió la misma noche en la que murió esa joven por la que tanto mi marido como tú suspiráis-respondió lady Eden con voz gélida-Mi doncella estaba en el patio coqueteando con uno de los mozos de cuadras. Tiene ya cuarenta años y va camino de convertirse en una solterona. Pero le vuelven loca los jovencitos. Se fijó en que una joven bien vestida entraba por la cocina sin anunciarse. Le pareció raro. Pero dedujo que debía de ser una de tus amiguitas. ¿No te acuerdas de que las traías al castillo?
-La única pelirroja que conozco se llama Anne y es mi prometida.
-¿Deshonraste a esa joven en el castillo?-le acusó lord Spencer-¿Sabiendo que Déborah iba a tener un hijo tuyo?
-No la vi. Es la primera noticia que tengo. No vi a Anne esa noche. Y no entiendo qué estaba haciendo en el castillo. ¿Y dices que fue la misma noche en que murió Déborah?
-Fue instantes antes de su muerte. Cuando mi querido marido estaba retozando con ella.
                     Gilbert se retiró a la habitación que le habían asignado. Escuchó a lord Spencer y a lady Eden discutir en una de las otras habitaciones. Dormían separados.
                        Anne estuvo en el castillo la misma noche en que murió Déborah. ¿Acaso fue allí a buscar a Tristán? Meneó la cabeza mientras se dejaba caer en el camastro. La prima de Ellen no podía haber matado a Déborah.
-¿Y si le hace algo a Ellie?-le susurró aquella voz.
-¡Es su prima!-respondió Gilbert, sentándose de golpe en el camastro-¡Son como hermanas!
-Está obsesionada con Tristán. La obsesión no es sinónimo de amor. Su mente se está perturbando por momentos.
                       Gilbert sentía que no podía esperar a llegar a Inchcolm con lord Spencer y con lady Eden.

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