jueves, 14 de marzo de 2013

RETRATO DE UNA DAMA

Hola a todos.
Hoy doy por finalizadas mis vacaciones.
Si puedo, más tarde, colgaré algo en mi blog "Un blog de época". La verdad es que os he echado de menos. Sé que han sido unas vacaciones muy cortas (dos días), pero, como os he dicho, soy muy parlanchina y tengo muchas cosas que contaros.
Os tengo una sorpresita preparada de la que no puedo hablaros en estos momentos.
Me gustaría enseñaros el retrato de una joven dama inglesa que desafió a los convencionalismos de su época. Viajó por todo el mundo. Cometió muchos errores. Vivió grandes aventuras. Fue amante de Reyes y de aristócratas. Amada por unos...Odiada por otros...
Os presento a lady Jane Digby.
Nacida en Inglaterra, desde siempre destacó por su belleza y por su carácter rebelde. No dudó en enfrentarse a quien se le pusiera por delante con tal de conseguir lo que se proponía. De espíritu inquieto y aventurero, viajó por toda Europa hasta que partió rumbo a Oriente en 1853. Vivió sus últimos años de vida en Damasco convertida en la esposa de un jefe beduino con el que encontró algo de paz para su alterado espíritu. Fue muy querida por el pueblo de su marido.
 Retrato de una mujer adelantada a su época: lady Jane Elizabeth Digby. 1807-1881. Mujer controvertida y valiente donde las hubiera.

2 comentarios:

  1. Bienvenida también por aquí, y muchas gracias por hablarnos de esta dama, no la conocía.

    Besos.

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    1. Hola Aglaia.
      Me enteré de la existencia de Jane Digby a través del "¡Hola!", una famosa revista de cotilleos en un especial que hicieron sobre mujeres que habían hecho Historia. La vida de Jane Digby me llamó la atención. Fue toda una rebelde. Se casó y se divorció en varias ocasiones. No fue una buena madre, todo hay que decirlo. Tuvo hijos sin casarse. Viajó a lo largo de todo el mundo. Tuvo numerosos amantes. Y se enamoró de Oriente. Sus últimos años de vida los pasó en relativa calma en Damasco, donde murió. Se casó con un jeque beduino cuando ya frisaba los cincuenta años y se cuenta que el pueblo de su marido la quiso mucho.
      Merecía un pequeño homenaje.
      Un fuerte abrazo, Aglaia.

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