miércoles, 6 de noviembre de 2013

EL ÁNIMA

Hola a todos.
Hoy, toca un nuevo trozo de El ánima. 
A partir de ahora, las cosas se van a complicar un poco más.

                         El día siguiente fue aún peor. A Anne seguía sin bajarle la fiebre. Entre su tía Lucy y Ellen, le quitaron el camisón y la metieron en la bañera portátil, que estaba llena de agua fría. Creían que le bajaría la fiebre si obraban de aquel modo. Pero fue en vano.
-Está muy caliente-observó Ellen alarmada-Creo que le ha subido la fiebre.
                       Le puso un camisón limpio. Entre ella y Lucy, acostaron a Anne en la cama. El médico le había practicado una sangría por la mañana. Sin embargo, Ellen creía que eso sería todavía peor. Tocó la frente de Anne con los labios.
-Te vas a poner bien-le aseguró.
                     Pero Ellen estaba muerta de miedo. Era la primera vez que veía a Anne enferma. La muerte de Tristán amenazaba con acabar con ella. Quería preguntarle a gritos a Gilbert si Anne viviría. Podía sentir la presencia de aquel hombre en la habitación de su prima. No podía verle. Pero sí podía sentirle.
-Está cerca de ti-dijo Anne de pronto.
                    Ellen y Lucy intercambiaron una mirada cargada de interrogantes.
-¿A quién te refieres, querida?-inquirió Lucy.
-Hay un ánima cerca de Ellie, tía Lucy-contestó Anne.
                     La joven estuvo a punto de desmayarse.
-No hay nadie más aquí-dijo Lucy-Sólo estamos nosotras tres. Tu tío está trabajando. Se pasa las noches aquí cuidándote. Es la fiebre. Te hace delirar. Te hace ver cosas que no son.
                     Ellen se había puesto pálida de golpe. Lucy se percató de ello. Lo achacó a que su hija no había descansado. Al igual que ella, se ocupaba de cuidar a Ellen.
-Lo estoy viendo-insistió Anne.
-Estamos las tres solas en la habitación-mintió Ellen-No hay nadie más.



-Es como un ángel. Te mira. Veo adoración en sus ojos. ¡Dios mío! ¡Tristán! ¿Por qué te has ido?
                      Anne rompió a llorar. Entre Lucy y Ellen intentaron tranquilizarla. Gilbert se acercó a Anne. Ellen lo pudo ver. Pudo ver cómo se inclinaba para mirar fijamente a Anne a los ojos. De algún modo, aquel gesto pareció tranquilizar a la joven. Fue cerrando poco a poco los ojos. Parecía que se había quedado dormida. Ellen y Gilbert cruzaron una mirada cargada de significado. El joven acarició con la mano la cara de Anne.
-Ahora, descansa-le indicó a Ellen.
                      Lucy no entendía nada de lo que estaba pasando. Lo único que sabía era que había paz en el rostro de Anne.

2 comentarios:

  1. Por fin la paz ha llegado a la joven gracias al Ánima. Menos mal.
    Saludetes maja.

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  2. Uy eso es encontrar a alguien que te entiende . Un beso y te me cuidas.

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