viernes, 1 de agosto de 2014

UN SABOR AGRIDULCE

Hola a todos.
Siguiendo con el consejo que me dio hace algún tiempo nuestro buen amigo EldanY, no abandono esta historia.
He podido escribir un fragmento. Aunque se trata de un fragmento más bien breve, deseo de corazón que os guste.

                             De pie en el salón de su casa, doña Edelmira miraba a su sobrina María Elena. La joven permanecía sentada en el sofá. Ya había tomado una decisión.
-¿Lo has pensado bien?-le preguntó doña Edelmira a María Elena.
-Tía, os agradezco a mi tío y a ti todos vuestros desvelos por mí-respondió la joven-Pero no quiero ser un estorbo para vosotros. He oído hablar del balneario Solán de Cabras. Está muy bien. Yo podría pasar una temporada allí.
-¡Estarías sola!
-Rosario vendría conmigo, tía. Ella siempre ha estado cuidando de mí como una madre. Tu lugar está aquí, con mi tío y con Cati.
-No estás recuperada, Elenita. Y no es un viaje corto.
-Lo sé.
                                Doña Edelmira empezó a pasearse de un lado a otro del salón.
                                María Elena seguía siendo igual de terca como lo era antes de casarse con Santiago.
-¿Lo has pensado bien?-volvió a preguntarle.
-Lo he estado meditando mucho-respondió María Elena-Se trata de una decisión que he tomado en base a todo lo que estoy viendo. Cati tiene derecho a vivir su propia vida.
                                 María Elena no quería seguir siendo un estorbo para María Catalina. Era cierto que su prima nunca se quejaba.
                                 La había cuidado con total devoción. Pero María Catalina tenía derecho a llevar su propia vida. María Elena no podía tenerla siempre a su lado.
-No quiero que viva a mi sombra-afirmó la joven con tristeza.



                                  Doña Edelmira aceptó. Pero puso una condición.
-Tienes que estar más recuperada-le dijo a María Elena-No puedo permitir que te vayas a Solán de Cabras en el estado en el que te encuentras.
-Me encuentro muy bien, tía-le recordó la joven-Ya salgo a dar paseos.
-Necesito verte más recuperada, Elenita.
                                 La joven tuvo que ceder. Pero no pensaba cambiar de idea bajo ningún concepto.

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