domingo, 11 de mayo de 2014

EL ÁNIMA

Hola a todos.
Por distintos motivos, no he podido terminar con mi relato El ánima esta semana. Pero me gustaría terminarlo antes del verano.
De momento, el final está cada vez más cerca.
En este fragmento, lord Spencer, lady Eden y Gilbert llegan a Inchcolm. Y Gilbert recibe una mala noticia.

                          La barca que llevaba a lord Spencer, a lady Eden y a Gilbert a Inchcolm quedó varada en la arena.
                         Los tres saltaron a tierra. Fue Gilbert quien condujo a lord Spencer y a lady Eden hasta la casa de Ellen.
                          Tanto lord Spencer como lady Eden daban muestras de estar realmente agotados. El viaje había sido muy largo y, además, muy tenso. Lo único que querían era descansar.
                        Sin embargo, una extraña sensación no dejaba de envolver a Gilbert. Tenía la certeza de que Ellen corría serio peligro al lado de Anne.
                          Llegaron hasta la casa de Ellen. El mayordomo les abrió la puerta. Reconoció a Gilbert, pero no reconoció al cansado matrimonio que le acompañaba.
-Por favor...-dijo Gilbert-Dígale a los tíos de mi prometida que mi hermano y su mujer están aquí. Han venido conmigo.
-¿A quién quiere que anuncie, señor?-inquirió el mayordomo.
 -Al venerable lord Spencer Kincaid y a su esposa Eden, si no es mucha molestia.
-Lady Eden...-intervino la cuñada de Tristán.
-Lady Eden...-repitió Gilbert-Eso es.
                      Thomas y Lucy estaban en el salón. Thomas estaba leyendo un libro en voz alta. Lucy, mientras, le escuchaba mientras bordaba una sábana con las iniciales de su hija Ellen.
-¡Tristán, por fin has vuelto!-exclamó Lucy, poniéndose de pie, al tiempo que dejaba su bordado en el sofá.
-Señora, me gustaría presentarle a mi hermano lord Spencer Kincaid y a su esposa, lady Eden-dijo Gilbert.
-Es un placer conocerla, señora-afirmó lord Spencer, al tiempo que hacía una cortés reverencia.
-El placer es mío, señor-le aseguró Lucy-Me gustaría presentarle a mi marido, Thomas. Creo que habrá venido para la boda. Si Tristán está aquí, eso significa que Annie y él se casarán enseguida. ¡Oh, cuánto me alegro! He empezado a bordar el ajuar de bodas de Ellie. Es nuestra hija. Es nuestra única hija. Pero Annie es como otra hija más para Thomas y para mí.
-¿Dónde están Anne y Elen, señora?-inquirió Gilbert.
                       No tenía ganas de perder el tiempo con la cháchara de Lucy. Había visto que tanto Anne como Ellen no estaban en el salón cuando llegaron.
                       Thomas le dio una noticia que le paralizó el corazón.
                       Anne y Ellen habían salido a dar un paseo.
-Vaya a buscarlas-le sugirió a Gilbert-Estoy seguro de que se llevarán una grata sorpresa cuando le vean. ¡Sobre todo, Annie! Lleva mucho tiempo esperándole.
                       Gilbert salió corriendo de la casa.
                      Movido por la curiosidad, lord Spencer le siguió. Había visto cómo el rostro del hombre que creía que era su hermano palidecía por momentos. No entendía nada de lo que estaba pasando.
                       Gilbert buscó por toda la isla a las dos jóvenes.
                      Le pareció que Inchcolm era una isla demasiado grande. La voz que sólo él podía oír le advertía de que Ellen estaba en grave peligro.
                      Empezó a llamar a gritos a Anne y a Ellen. Pero ninguna de las dos le contestó. Lord Spencer iba corriendo tras él, llamándole a su vez. Lord Spencer estaba al borde del desmayo. No entendía nada de lo que estaba haciendo Gilbert. Le dolía el cuerpo por el viaje. Se sentía aturdido.
                       De pronto, Gilbert se detuvo en seco. En la playa se encontraban Anne y Ellen. Ellen estaba desencajada mirando fijamente a su prima. El rostro de Anne estaba vacío de toda expresión.
                        En sus manos, sujetaba una pistola.
-Annie...-la llamó-¿Qué vas a hacer?
                        Lord Spencer cayó sobre la arena de rodillas porque sus piernas se negaban a seguir sosteniendo el peso de su cuerpo.
-Tristán...-murmuró Anne, al escuchar la voz de su prometido.
-Por favor, Annie, no lo hagas-le pidió Ellen con la voz serena, aunque tratando de disimular el terror que la invadía-Mira. Ha vuelto Tristán. Ha vuelto por ti.



-Pero te está mirando. ¡No soporto que te mire, Ellie!
                       Entonces, lord Spencer observó cómo Gilbert se abalanzaba sobre Anne.
-¿Qué está pasando aquí?-preguntó el aturdido aristócrata, casi a gritos.

2 comentarios:

  1. Uy lo dejaste muy interesante y espero pronto el final. Te mando un beso y te me cuidas

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    1. Me alegro que te esté gustando esta historia, Citu.
      El final está cada vez más cerca.
      Espero no defraudar.
      Un fuerte abrazo, amiga.
      Cuídate.

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