martes, 13 de mayo de 2014

EL ÁNIMA

Hola a todos.
En el fragmento de hoy, vemos lo que le depara a Anne después de su dramática confesión y de su intento de suicidio.

                   Gilbert sujetó en brazos la figura inerte de Anne.
                   La joven estaba todavía viva.
-Lo siento-murmuraba.
                    Las lágrimas escapaban sin control de los ojos de Ellen. No podía creerse nada de lo que acababa de pasar. Su querida prima Anne era una asesina. Había intentado matarla.
                    Y había intentado quitarse la vida ante ella. No sabía si podría resistir otro varapalo más. Veía, con espanto, cómo la sangre manaba del pecho de Anne.
-Te pondrás bien, Annie-le aseguró Ellen.
                      Hubo un gran revuelo en la casa cuando Gilbert apareció sujetando en sus brazos a una herida Anne. Thomas exigió saber lo que había pasado. Lucy lanzó un grito de espanto y cayó desplomada sobre el sofá.
                        Ellen se vio obligada a reaccionar. Le ordenó a Gilbert que subiera a Anne a su habitación. Mientras, ella pasaba un frasco de sales aromáticas debajo de la nariz de su madre.
                        Un criado fue a buscar al médico.
-¿Qué le ha pasado a mi sobrina?-exigió saber Thomas.
-Su sobrina es una asesina, señor-le contestó lord Spencer con rabia.
                       Thomas estuvo a punto de golpear a aquel caballero por haber insultado a Anne. Sin embargo, Gilbert los detuvo.
-Señor, cuando Annie se recupere, lo contará todo-afirmó-Me temo que no conocíamos tan bien a Annie como creíamos. Pero lo importante ahora es salvarle la vida.
                     Fue la noche más larga de la vida de Ellen. Permaneció toda la noche en el pasillo. Mientras, en el interior de la habitación de Anne, el médico le extraía la bala que se había disparado así misma.
-¿Qué ha pasado, Ellie?-le preguntó Lucy a su hija-¿Por qué Annie está herida? Tu padre dice que tu prima tiene mucho que contarnos.
-Cuando Annie se recupere, si Dios quiere, hablará-respondió Ellen-No podemos obligarla. Mamá, han ocurrido muchas cosas a nuestras espaldas. Ya va siendo hora de que las vayáis conociendo poco a poco.
-No entiendo nada. Primero, Tristán se marcha y aparece acompañado por una pareja de desconocidos. Después, salís tu prima y tú a dar un paseo. Y...¡Me traéis a Annie medio muerta!
-Con el debido respeto, señora-intervino lady Eden-Me parece que usted tiene a su sobrina subida en un pedestal cuando no debería de ser así. ¿Recuerda un viaje que su sobrina hizo hace algún tiempo a Stirling?
-Fue a visitar a su amiga Connie-recordó Lucy.
-Señora, su sobrina nunca estuvo en Stirling. Estuvo en el castillo de mi marido, en Ullapool.
-¡Imposible! ¡Annie nunca nos mentiría!
                      Ellen le lanzó a lady Eden una mirada de advertencia.
-Le ruego que no atormente a mi madre-le pidió con voz gélida-Recemos para que Anne se recupere. Entonces, ella hablará con mis padres. Que sea mi prima quien cuente lo ocurrido. Es lo mejor.
-Está bien-cedió lady Eden.
                        El médico logró extraer la bala del pecho de Anne. La joven perdió mucha sangre, sin embargo, logró detener la hemorragia.
                        Gilbert permaneció a su lado cogiéndole la mano.
-No me dejes, Tristán-le pidió Anne.
                         Durante los dos días siguientes, el médico iba a visitarla tres veces al día. Anne tuvo fiebre muy elevada. Lucy y Ellen se turnaban para pasarle paños empapados en agua fría por la frente y por la cara. Le cambiaban el camisón. Al tercer día, Anne amaneció sin fiebre. Todos estaban reunidos en su habitación.
-Tengo que deciros una cosa-dijo Anne, con la voz ahogada-Acabaré en la cárcel. Pero nada me importa ya.
                         Ellen estaba cepillando el cabello de Anne. Aquel cabello rojo había perdido todo su brillo.
-No te fatigues, Annie-le exhortó-Te estás recuperando.
-Ellie, ¿cómo puedes preocuparte tanto por mí?-le preguntó su prima con la voz quebrada-¡No lo hagas! ¡No me lo merezco! Intenté matarte.
-¿Qué has dicho?-le preguntó Thomas, perplejo-¿Has dicho que has intentado matar a Ellie?
-Lo siento mucho.
                         Anne empezó a hablar. Contó cómo le llegaron los rumores de que Tristán se estaba viendo con una joven criada llamada Déborah.
                         Les mintió a sus tíos al decirle que se iba de viaje a Stirling a visitar a su amiga Connie. En realidad, fue al castillo de lord Spencer en Ullapool. Llegó de noche y se coló por la cocina sin ser vista, sólo para darle una sorpresa a Tristán.
                           Pero se llevó una sorpresa cuando escuchó a su amado y la joven criada llamada Déborah discutir. Y ella le echaba en cara que la había dejado embarazada.
                          Anne enloqueció y fue tras ella. La golpeó. La estranguló y, después de matarla, la tiró por la ventana.
                            A Thomas se le fue el color de la cara tras escuchar la confesión de su sobrina. Lucy no era capaz de articular palabra. Sólo sentía cómo una lágrima caía por su mejilla. Y más lágrimas...Aquella joven que confesaba haber matado a otra joven no podía ser Anne. No podía ser su sobrina.
                          Ellen salió de la habitación porque sentía que se estaba ahogando. Gilbert fue tras ella. La alcanzó en el pasillo.
-¿Cómo estás?-le preguntó.
-No estoy bien-respondió Ellen-No me puedo creer todavía lo que ha pasado.
-Nadie se lo cree. Lo que ha hecho Anne es una salvajada.
-Irá a la cárcel. ¡Pero no quiero que vaya a la cárcel!
-Ha matado a Déborah. Tiene que pagar por lo que hizo. De algún modo, la verdad acaba saliendo a la luz.
-¿A costa de que Annie casi se muere?
-Intentó matarte, Ellie.
-No lo creo. Estaba enloquecida. Pero yo conozco bien a mi prima. Nunca me habría hecho daño.
                        Gilbert besó con ternura a Ellen, deseando calmar el dolor que la joven estaba sintiendo en su interior.



-Intentaremos ayudar a tu prima en todo lo que podamos-le prometió Gilbert-Pero tiene que pagar por lo que le hizo a esa joven. Nadie puede ir por ahí matando a la gente sin pagar por ello.
-Lo sé-admitió Ellen, con tristeza.

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