sábado, 25 de julio de 2015

LIBROS

Hola a todos.
Desde que me alcanza la memoria, me ha encantado leer. Empecé a leer siendo muy pequeña.
Cuando iba a la guardería. La maestra nos sentaba a todos los niños en el suelo cuando nos portábamos bien. Y nos leía un cuento.
Recuerdo que mi abuelo me compraba cuentos troquelados. ¿Qué son los cuentos troquelados?
Son cuentos de escasas páginas. Llevan unas bonitas ilustraciones que acompañan a textos muy cortitos y sencillos. Empecé a leer en la guardería. Recuerdo que leía los libros de Michu. Michu era un gatito que vivía con su mujer y con sus tres hijitos. Me acuerdo de los nombres de los gatitos. Morito, Canelo y Michí. Morito era el mayor.
Canelo era el mediano. Y Michí era el pequeñín de la familia.
Fueron mis compañeros de lectura durante la etapa de guardería. Luego, pasé a leer los cuentos troquelados.
Había historias originales. Pero también había adaptaciones de clásicos.
No sé dónde andarán mis cuentos troquelados. Me mudé de casa hace algún tiempo. No creo que se hayan perdido.
Me gustaría conservarlos. No sé si tendré hijos algún día.
Quiero que ellos los lean. Pasó el tiempo. Me regalaron cuando hice la Primera Comunión un libro. Se llamaba Pegando Brincos Por Ahí. ¡No sé la de veces que lo he leído! Fue el libro que me acompañó durante mucho tiempo.
Me sentía identificada con la protagonista. Al igual que yo, a Anna Simó, la protagonista, le estaba despertando el gusanillo de la escritura.
La acción transcurría en la Barcelona de la postguerra. Anna Simó vivía en un humilde piso con sus padres y con su hermana mayor. Es una niña traviesa, a pesar de que intenta hacer las cosas bien.
De algún modo, se habla de cómo era la vida en esa época. De la represión que se vivía.
Anna Simó estudiaba en un colegio religioso. Y lo pasaba muy mal porque era zurda. Era una época de pura paranoia.
Incluso, se critica el papel de la mujer en la sociedad de ese tiempo. La hermana de la protagonista se echa novio.
Se va a casar con él y, cuando se casen, ella dejará el trabajo para dedicarse a sus labores. Le advierte a su hermana de que es ése el futuro que le aguarda. Pero Anna se rebela. No quiere ser una esclava de nadie. Quiere buscar su vocación. Es decir, buscar aquel trabajo al que dedicará toda su vida.
Prueba muchas cosas. Y, al final, descubre que su verdadera vocación es la escritura.
Una tía suya, enferma, era la que la alentaba a escribir. Le contaba historias que ella plasmaba en una libreta.
Anna se enfrenta a la incomprensión de su familia. No entienden nada de lo que pasa por su mente.
También me sentía identificada con ella en ese aspecto. A fecha de hoy, me ocurre lo mismo que le ocurre a ella con su familia.
No son capaces de comprenderme para nada. Ni de apoyarme. Ni de darme aliento. Y eso me tiene muy triste. No es fácil saber que la gente que debe de apoyarte en primer lugar son los que te dan la espalda.
Pero eso es otra historia. Fui creciendo. Una tarde, encontré en mi casa unos libritos.
Yo tenía unos doce o trece años. Eran novelas románticas.
Antes, había intentado leer una novela de Robin Cook. Creo que se llamaba Tensión. Acabé con dolor de cabeza. Los libritos que encontré en el armario empotrado de mi casa eran de la colección Gaviota. He hablado de ellos en mi blog "Un blog de época". Eran libritos románticos. Pero no eran Harlequín. En esa época, aún no había conocido a los Harlequínes.  Los conocería más adelante. Me llamaron la atención. Y empecé a leerlos.
La colección Gaviota estaba formada por libros románticos. Todos tenían menos de 130 páginas.
Aún así, contaban historias de amor muy intensas mezcladas con diversos asuntos de actualidad (tanto en aquel tiempo como a fecha de hoy). Cómo un secuestro puede afectar a una familia.
Las drogas...La falta de dinero...El volver a enamorarse. Cómo el miedo puede destrozar una relación. Y la lista es larga.
Conocí los libros de Harlequín porque una amiga me prestó dos de ellos. Eran más extensos que los libros de la colección Gaviota. 
Pero rivalizaban en intensidad con éstos últimos. Y, finalmente, con catorce años, llegó la novela que me marcó.
Olivia y Jai llegó a mi vida un día de otoño. Me lo prestaron un viernes por la tarde.



Lo leí de un tirón durante el fin de semana. Fueron las horas más felices de su vida.
Tenía 800 páginas. Ha sido el libro más extenso que he leído en mi vida. Hasta que me prestaron Lo que el viento se llevó. Pero ha sido el libro que más me ha marcado.
He leído otros libros más adelante. Libros que me han encantado, como Cita de amor, de Amanda Quick.
Si tengo que mencionar dos libros que me han llegado al corazón han sido éstos. Olivia y Jai, de Rebecca Ryman.
Y Jane Eyre, de Charlotte Brönte. Los dos transcurren en la misma época. Pero tienen lugar en escenarios distintos. Sin embargo, la intensidad que brota de ambos libros es la misma.
Los personajes masculinos son bastante parecidos. Jai Raventhorne y Edward Rochester podrían estar emparentados. Ambos son muy herméticos. Y tienen una visión un tanto cínica de ver el mundo.
Las protagonistas femeninas, Olivia O' Rourke y Jane Eyre, lo tienen muy claro. Se ponen el mundo por montera. Y le plantan cara a la vida.
La descripción que se hace de los personajes secundarios es muy similar. En el caso de la novela de Charlotte Brönte es bastante caricaturesca. Pero los personajes están muy bien definidos. John Reed y Freddie Birkhurst parecen primos. Los dos son juerguistas. No les importan el daño que se están haciendo así mismos. Y van abocados a la autodestrucción.
Veo a Kinjal y a Bessie muy parecidas en el sentido de que ambas se preocupan por las protagonistas. Kinjal quiere ayudar a Olivia. Bessie quiere ayudar a Jane. Es cierto que Kinjal es una maharaní. Y Bessie es una criada. Pero su manera de obrar es muy similar. Ambas son bondadosas.



Lady Birkhurst me recuerda bastante a Sarah Reed. Es verdad que no es ninguna psicópata como lo es la Reed (a mí me lo pareció). Pero es una mujer fría y algo distante. Parece entender a Olivia, aunque le preocupa más la opinión de los demás que el sufrimiento de Olivia. No me explico el porqué a Olivia llega a caerle bien.
Sorprendentemente, no he encontrado en la novela de Charlotte Brönte a ningún personaje que me recuerde a mi querida Estelle Templewood. A lo mejor, Rosamund Oliver sí podría ser una muy buena Estelle. Pero Rosamund tiene las ideas demasiado claras, aunque parezca lo contrario.
Es una breve historia de los libros que he leído. De los libros que más me han marcado. Tengo treinta y un años. Y sigo siendo una apasionada lectora. Es verdad que los tiempos han cambiado. El e-book está sustituyendo poco a poco al papel. Pero el papel se resiste a morir. Yo creo que van a convivir ambos, e-book y papel durante mucho tiempo.
La emoción que siento cuando abro un libro para leerlo es la misma. Da igual que sea e-book. Da igual que sea papel. Sufro con los personajes.
Vibro con sus historias. Todo eso lo consigue un libro.

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