martes, 5 de marzo de 2013

FRAGMENTOS DE "LA COLMENA"

Hola a todos.
Vamos a seguir leyendo fragmentos de obras de autores conocidos. Aquí tenéis un fragmento de una de las novelas que más me ha marcado, La Colmena, de Camilo José Cela.
Escrita durante la década de 1940, cuenta la historia de un grupo de personas muy opuestas entre sí en el Madrid de los años posteriores a la Guerra Civil. Cela hace un despiadado y crudo retrato de la sociedad de su época. La hipocresía de la clase burguesa, la miseria, la prostitución, la persecución a quienes opinaban de manera distinta...Todo eso se puede encontrar en esta novela.
Veamos un fragmento que, sin enseñar nada, nos muestra un suceso realmente desagradable:


Por la calle van cogidos de la mano,parecen un tío con una sobrina que saca de paseo.
La niña, al pasar por la portería,vuelve la cabeza para el otro lado. Va pensando y no ve el primer escalón.
-¡A ver si te desgracias!
-No.
Doña Celia les sale a abrir.
-¡Hola, don Francisco!
-¡Hola, amiga mía! Que pase la chica por ahí,quería hablar con usted.
-¡Muy bien! Pasa por aquí, hija,siéntate donde quieras.
La niña se sienta en el borde de una butaca forrada de verde. Tiene trece años y el pecho le apunta un poco, como una rosa pequeñita que vaya a abrir. Sellama Merceditas Olivar Vallejo, sus amigas la llaman Merche. La familia le desapareció con la guerra, unos muertos, otros emigrados. Merche vive con una cuñada de la abuela,una señora vieja llena de puntillas y pintada como una mona, que lleva peluquín y que se llama doña Carmen.En el barrio a doña Carmen la llaman,por mal nombre, Pelo de muerta. Los chicos de la calle prefieren llamarle Saltaprados.
Doña Carmen vendió a Merceditas por cien duros, se la compró don Francisco, el del consultorio.
Al hombre le dijo:
-¡Las primicias, don Francisco, las primicias! ¡Un clavelito!
Y a la niña:
-Mira, hija, don Francisco lo único que quiere es jugar, y además, ¡algún día tenía que ser! ¿No comprendes?



Y aquí tenéis otro fragmento de esta inmortal novela:


¿Qué maligna crueldad despertará en los niños el olor de los presos?; nos miran como bichos raros con los ojos todos encendidos, con una sonrisilla viciosa por la boca, como miran a la oveja que apuñalan en el matadero -esa oveja en cuya sangre caliente mojan las alpargatas-, o al perro que dejó quebrado el carro que pasó-ese perro que tocan con la varita por ver si está vivo todavía-, o a los cinco gatitos recién nacidos que se ahogan en el pilón, esos cinco gatitos a los que apedrean, esos cinco gatitos a los que sacan de vez en cuando por jugar, por prolongarles un poco la vida-¡tan mal los quieren!-, por evitar que dejen de sufrir demasiado pronto.
El solar mañanero de los niños alborotadores,camorristas, que andan a pedrada limpia todo el Santo día, es, desde la hora de cerrar los portales, un edén algo sucio donde no se puede bailar, con suavidad, a los acordes de algún recóndito, casi ignorado aparatito de radio, donde no se puede fumar el aromático, deleitoso cigarrillo del preludio; donde no se pueden decir al oído, fáciles ingeniosidades seguras, absolutamente seguras. El solar de los viejos y las viejas después de comer,que vienen a alimentarse de Sol, como los lagartos, es, desde la hora en que los niños y los matrimonios cincuentones se acuestan y se ponen a soñar, un paraíso directo donde no caben evasiones ni subterfugios, donde todo el mundo sabe a lo que va, donde se ama noblemente, casi con dureza, sobre el suelo tierno, en el que quedan, ¡todavía!, las rayitas que dibujó la niña que pasó la mañana saltando a la pata coja, los redondos, los perfectos agujeros que cavó el niño que gastó avaramente sus horas muertas jugando a las bolas.


1 comentario:

  1. Ah, pues no he leído La colmena, es de esos libros que por un motivo u otro se me resisten, hasta los tengo en una lista...

    Algún día me pondré mi propio reto de leer todos ellos ;)

    Muchas gracias por hablarnos de este.

    Besos.

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