Hola a todos.
Hoy, por desgracia, toca uno de los fragmentos más tristes de Berkley Manor: el entierro del pequeño Toby.
Chris y Melanie se enfrentan a este momento como pueden. Él, en calidad de vicario. Ella, como una joven que no ha visto la muerte de cerca.
Espero que os guste.
El entierro de Toby se celebró al día siguiente.
Melanie, Eleanor y Victoria se sentaron en uno de los últimos bancos de la Iglesia de Saint Agnes. Estaba a rebosar de gente. Lord Duncan y lady Christine estaban sentados en el primer banco. Lord Duncan estaba como ido. Y su esposa yacía casi desmayada sobre el asiento. Su doncella personal la asistía.
-¡Pobre lady Berkley!-le susurró Eleanor a Melanie-¿Te has fijado? Parece un fantasma.
-Acaba de perder a su hijo-le recordó la chica-No creo que le importe mucho su aspecto.
-Toby no era hijo suyo, sino de lady Daphne. Y, además, hay quien dice que ni siquiera era hijo de lord Berkley. ¿Conoces la historia? La he oído en estos días. Apenas susurrada...
-¡Eleanor!
-Lo siento, Melly. Me aburro. Y los criados hablan mucho. Sobre todo...En un caso como éste.
-¿Y eso qué importa ahora?
-Hace un par de años que conozco a lady Berkley. Cuando todavía no se había casado con el duque. ¡Tenías que haberla visto, Melly! Era la mujer más bella que jamás había visto. Siempre se ha rumoreado que era estéril. Eso se debe a que estuvo casada en primeras nupcias durante ocho años. Y no tuvo hijos con su marido. Pero eso no pareció importarle al duque. Tenía a su hijo. No es el primer caso de un aristócrata que da su apellido a un niño que no ha engendrado. ¡Qué te voy a contar! Lady Berkley es muy inteligente. Y muy culta...
Los ojos de color azul cielo de Melanie centellearon de impaciencia. Posó la vista en el cielo de paja de la Iglesia. Dame paciencia, Dios mío, rezó en silencio. Era el primer entierro al que asistía. Y su familia no estaba con ella.
Oía los comentarios que los asistentes estaban haciendo.
¿Cómo se les ocurría a los duques celebrar el entierro de su heredero en una Iglesia tan humilde como la Iglesia de Saint Agnes?
En el interior de la sacristía, Chris se preparaba para encarar su reto más difícil: enterrar al pequeño Toby. Aferrado a su Biblia, recordaba lo que le había escuchado decir a Melanie el día antes. Toby era un ángel. Oía los susurros de los asistentes al entierro. ¡Malditos cotillas!, pensó con rabia. ¡No eran capaces de respetar un lugar Sagrado. Y tampoco eran capaces de respetar el dolor de unos padres. Hablan de nuevo de que, a lo mejor, Toby no era hijo de lord Duncan. ¿Y eso a cuento de qué venía? ¿Acaso importaba?
Salió de la sacristía y se dirigió al Altar. Se le cayó el alma a los pies al ver a la pobre lady Christine. Parecía que ella también había muertos.
-Hermanos...-empezó a decir-Nos encontramos aquí reunidos por un motivo muy triste. Despedir al pequeño lord Tobías Pennyworthy, heredero del ducado de Berkley. Y muy amado hijo de lord Duncan y lady Christine Margaret Pennyworthy...Un ángel que Dios envió a La Tierra durante un tiempo. Un ser que llenó de luz y de felicidad las vidas de cuántas personas estaban a su alrededor. Un niño bueno...Travieso...
Pero afectuoso...
Buscó con la mirada a Melanie.
-Toby no nos pertenecía-prosiguió.
Finalmente, encontró a Melanie. Estaba sentada en uno de los últimos bancos. Estaba acompañada por dos jóvenes a las que Chris veía en la Iglesia todos los domingos. No había tenido la ocasión de hablar con ellas. Se sintió mejor cuando sus ojos se encontraron con los ojos de Melanie.
-Dios ha tenido que reclamarlo a Su Lado-continuó Chris-Él ha subido al Cielo. Es un ángel. Y, desde la Gloria, nos está mirando. Es consciente de lo mucho que lo querían sus padres. Del amor que le profesarán siempre. Porque es imposible dejar de amar a un hijo.
Los ojos de Melanie se llenaron de lágrimas. Una lágrima resbaló por su mejilla.
Pensó en su padre. ¿Acaso aquel hombre la había querido a ella o había querido a Anne? ¿Estaría pensando en ellas en aquel momento?
-Soy consciente de que todas las palabras que pueda pronunciar están vacías-admitió Chris-No hay nada que pueda hacer en estos momentos que pueda mitigar el dolor que puedan sentir los padres de Toby. No los veo como los duques de algo. No...Son un matrimonio que acaba de perder a su único hijo. Y mi corazón está con ellos. Porque me siento incapaz de hacer algo por ellos. Por ayudarles.
No estaba usando las palabras que le habían enseñado a decir. Estaba hablando de corazón. Durante unos segundos, lady Christine pareció reaccionar. Clavó sus ojos en el joven vicario.
-Señora, lo siento mucho-se lamentó Chris-No debería de haber pasado esto. Una madre no tiene que enterrar a un hijo. Ninguna madre debería de estar viviendo este calvario. Lo siento.
Chris bajó del Altar. Se acercó al primer banco, donde estaban sentados los duques. Lord Duncan no era consciente de nada de lo que estaba pasando a su alrededor. Y, durante unos instantes, lady Christine pareció volver a la realidad.
-¿Qué va a hacer?-se inquietó Victoria.
Se oyó un gemido ahogado en toda la Iglesia.
Chris abrazó con cariño a lady Christine. La duquesa lloró durante un rato en el hombro del joven vicario. Éste le acariciaba el cabello. Le murmuraba palabras de consuelo en el oído.
-¿Lo que está haciendo es normal?-inquirió Eleanor.
No se dirigía a nadie en concreto.
Melanie tenía el rostro bañado en lágrimas.
Chris no se había parapetado tras el Altar. Había actuado conforme a lo que estaba pensando y a lo que estaba sintiendo. Tenía que consolar a aquella pobre mujer. Y eso era lo que estaba haciendo. Pero parecía que nadie lo entendía.
-A mí me parece lo más normal del mundo-contestó Melanie.
-¡Es escandaloso!-casi gritó una mujer.
-Más escandaloso sería que no lo hiciera-intervino Melanie.
Victoria le dio un codazo. ¿Cómo podía su amiga pensar de aquella manera? Melanie tenía sus propias opiniones sobre la vida. En su opinión, Chris había obrado como tenía que hacerlo un buen vicario. Acercándose a sus feligreses.
Vio cómo apoyaba sus manos sobre los hombros de lord Duncan. Le oyó hablarle. De alguna manera, le estaba consolando. Una lágrima solitaria resbaló por la mejilla del duque.
Una mansión sumida en el dolor por una terrible pérdida...Una muchacha inocente y sencilla...Un joven decidido a todo por amor...Una inolvidable historia de amor. No es un blog para albergar una blog novela. Es mucho más que eso. Relatos cargados de romanticismo...Reflexiones... Todo eso podéis encontrar aquí. Y mucho más...
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Sí, es una parte muy, muy triste, muy dolorosa, me he sentido un poco parte de esa pena.
ResponderEliminarBesos.
Despedirse de un ser querido es uno de los momentos más duros y dolorosos que puede vivir una persona.
EliminarUn fuerte abrazo, Aglaia.
Vaya, qué hermoso gesto que ha tenido Chis, tomar la decisión de acercarse personalmente, sin filtros ni protocolos a los padres sufrientes es lo mejor que podía haber hecho, aunque sólo Melanie lo entienda...
ResponderEliminarMe está gustando mucho el joven vicario, se nota que tiene un gran corazón.
Sigo...
En verdad, el grupo que asistió al funeral, en su mayoría, es desagradable, que ni en un lugar que merece respeto lo guarden, es insólito.
ResponderEliminarAy, confieso que me gusta la relación que está surgiendo entre los protagonistas. Pienso que son esos detalles de complicidad los que hacen surgir grandes sentimientos (yo y descabelladas apreciaciones en momentos nada que ver, pero bueno es lo que hay). Que se entiendan y busquen consuelo en el otro es algo muy bello, aunque hasta el momento no hayan tenido la oportunidad de tratarse más. Es hermoso cuando las palabras sobran.
El trágico suceso que dio la bienvenida a Melanie a la mansión está por pasar. Me pregunto ¿qué consecuencias traerá?
Me gusta como va la historia.
Un beso.