Hoy, si me lo permitís, me gustaría dedicar este fragmento a una gran admiradora de esta historia. Se trata de Claudia, también conocida como Aglaia Callia.
Hace unos días, Eldany, administrador del blog "Relatos para todos", y Tamara, administradora del blog "El arte de las palabras", le otorgaron cada uno a nuestra amiga Claudia un bien merecido premio. También le han hecho un regaalo los administradores del blog "Acompáñame" por estar su novela En busca de un hogar en la lista de los 100 libros más vendidos en Amazon.
Desde aquí, quiero desearle a nuestra querida Claudia muchas felicidades y le deseo toda la suerte del mundo, que la va a tener, en sus próximos proyectos.
¡Felicidades!
Este fragmento va por ti.
Nunca debió de haberse dejado llevar por los besos que Chris le daba. Jamás debió de haberse entregado a las caricias que le brindaban sus manos.
Melanie permanecía en su habitación, sentada ante el tocador. La doncella le estaba cepillando el pelo. La vida de Melanie había cambiado mucho en el último mes.
Se había despojado del vestido que había llevado puesto durante la cena. Se había puesto su camisón. Intentaba no pensar en nada. El día había sido muy largo. Le parecía que había sido ayer cuando ella y Eleanor habían llegado a Berkley Manor. Pero ya había pasado más de un mes desde aquel día. La vida de Melanie había dado un gran cambio. Nada volverá a ser lo que era, pensó la joven.
Ya no era virgen. Se había enamorado. Había encontrado el amor. Y se había entregado en cuerpo y alma a Chris. Pero el miedo a acabar con el corazón roto seguía presente. Aún estando en brazos de Chris, Melanie seguía teniendo miedo. No es sano tener miedo, pensó la muchacha.
Ya habían sido varias las noches en las que Chris se había colado por la ventana de su habitación. Y ella le estaba esperando sentada en la cama. Sabiendo lo que iba a pasar.
-Melly...-le decía.
Ya desnudos sobre la cama, Chris la volvía loca con las caricias que sus manos le brindaban. Sentía su lengua recorriendo cada centímetro de su cuerpo. Sentía los labios de Chris sobre su piel. No quería dejar ningún rincón sin besar. Recorría con la yema de los dedos el cuerpo de Melanie. Parecía que lo estaba dibujando. Que quería grabarlo en su memoria. Y ella, a su vez, lo besaba a él por todo el cuerpo. Se daban muchos besos apasionados en la boca. Quería memorizar con sus labios el sabor de la piel de Chris.
Melanie y Chris no querían pensar en nada. Tan sólo querían dejarse llevar por el hecho de estar juntos. Se abrazaban con fuerza. El uno se entregaba al otro sin reservas. Se miraban a los ojos sabiéndose amados por el otro. Al menos...No había reservas por parte de Chris. Por parte de Melanie...
La doncella le hablaba de temas anodinos. No había gran cosa que contar. Lady Christine se estaba recuperando bien del desmayo. Lord Duncan se había encerrado en su habitación. Ninguno de los dos había cenado aquella noche.
-¿Volverán a recaer?-se interesó Melanie.
-Eso no se lo puedo decir, señorita-contestó la doncella-El doctor Prince se va a hacer cargo de ellos.
El recuerdo del joven médico acudió a la mente de Melanie. Recordaba cómo Victoria lo había espiado oculta tras los arbustos. También la sensata chica había caído presa de las redes de Cupido. Había pasado el resto del día soñando despierta. Eso no era propio de Victoria. La propia Eleanor estaba sorprendida.
-Ya está-le anunció la doncella.
-Puede retirarse-le dijo Melanie.
-Sí, señorita.
La doncella hizo una leve reverencia. Salió de la habitación sin hacer ruido. Cerró la puerta tras de sí.
Melanie agradeció el poder estar sola. Así, tenía más tiempo para pensar. No sabía cuánto tiempo más permanecería en Berkley Manor. Era consciente de que, antes o después, tendría que regresar a casa. Su casa...Se puso de pie. Deseaba volver allí. Pero sabía que nada volvería a ser lo mismo.
Se acercó a la ventana. Había oído ruidos de pasos que corrían por el pasillo. Que descendían por la escalera.
Será Ellie, que va a encontrarse con su amado, pensó Melanie. Sonrió al pensar en Chris. Era más atrevido de lo que había pensado. No tenía miedo de saltar por la verja de la puerta del jardín. No tenía miedo de escalar hasta su habitación. No lo había creído. La primera vez que se vieron.
¿Cuánto puede cambiar la vida de una persona en un mes?, se preguntó Melanie. No se lo decía a nadie en particular. Era una pregunta que se hacía en voz alta. No podía creerse todo cuanto había pasado. Un mes...
Un mes ya, pensó Chris en su casa. Le parecía que había sido ayer cuando visitó Berkley Manor tras enterarse de la muerte de Toby. No sabía qué decirles a los condes. Quería consolarles por tan terrible pérdida.
Y se había topado con un ángel. Hacía ya un mes que Melanie había llegado a su vida.
Permanecía todavía levantado.
Ni siquiera se había desnudado.
Paseaba despacio por la casita en la que vivía. Quería ver a Melanie.
Había creído que sería feliz casado con Grace. Pero habría cometido blasfemia de haberse casado con ella sin amarla. Y habría obligado a Grace a cometer el pecado de blasfemia con él. Ella era demasiado buena. No se lo merecía.
De no ser por el brillo de los ojos de Melanie, Chris no habría sido capaz de seguir adelante el terrible día del entierro de Toby.
Su delicadez...
¿Cómo puedo hacerle entender que la amo?, se preguntó Chris en voz alta.
Melanie se había entregado a él sin reservas.
Chris había recorrido con sus manos la piel de Melanie. Había llenado de besos su cuerpo. La había besado muchas veces. Ella le había besado a él muchas veces. Había lamido cada porción de la piel de Melanie.
Chris no pudo aguantar más.
Se puso una capa de color negro encima.
Ensilló su caballo. ¿Qué tengo que hacer para hacerle ver a Melanie que mi amor por ella es sincero?, se preguntó. Yo no soy como su padre. ¿Por qué no lo quiere entender?
El caballo se alejó de la casita. Chris tenía que ver a Melanie. Quería hablar con ella.
Quería hacerle entender que no quería presionarla. Al contrario...Le daría todo el tiempo del mundo si ella así lo quería.
Lo único que le pedía a la vida era la oportunidad de hacer feliz a Melanie. Él nunca la abandonaría.
La amaría. La respetaría. Melanie era un ángel. Dios se la había enviado. Así era como lo veía Chris.
Y quería hacérselo saber a Melanie.
Tenía que decírselo. Así era como lo sentía.
Tenía que decírselo. Así era como lo sentía.
Si en esta historia se menciona mucho a Dios y a los Ángeles es porque me quiero situar en la mente de un vicario y en su manera de entender la vida, especialmente, en el contexto histórico de la trama.
Chris es un joven muy espiritual y muy religioso, si bien ya ha tenido relaciones sexuales con Melanie. Para él, el sexo no es pecado, sino que lo vive como una parte de su manera de entender la religión. Por eso, recurre al Cantar de los Cantares.
La unión física del Amado con la Amada, la celebración del amor conyugal, es lo que hace que Chris piense que el haber hecho el amor con Melanie no sea pecado cuando hay verdadero amor entre ellos dos. Piensa que el sexo es una manera de honrar a Melanie y de demostrarle físicamente su amor.
En primer lugar, Laura, muchas gracias por dedicarme este precioso capítulo, qué gesto más bonito, me ha emocionado mucho.
ResponderEliminarY bueno, creo que sabes bien lo mucho que quiero a Chris y Melanie, cuánto disfruto leer sus escenas, saber de tu amor, y en particular, el cariño especial que me inspira un personaje tan noble como Chris, por lo que tu nota al final del capítulo me ha parecido sencillamente magnífica.
Una vez más gracias por este lindo detalle, lo aprecio mucho.
Besos.
Quería dar a conocer mejor al personaje de Chris. Que entendáis el porqué de su manera de ser, de pensar y de actuar.
EliminarMe emociona saber que sientes un gran cariño por Chris y por Melanie.
Para un escritor, sus personajes son un poco como sus hijos. Y siento un gran cariño por todos los personajes de esta historia, especialmente, por Melanie.
Aglaia, también es mi manera de darte las gracias por estar ahí y por animarme.
¡Te lo mereces!
Un fuerte abrazo.