martes, 4 de junio de 2013

BERKLEY MANOR

Hola a todos.
Después del breve inciso de ayer, hoy traigo un nuevo fragmento de Berkley Manor recién salido del horno.
En esta ocasión, Chris visita la mansión, pero no para ver a Melanie, sino para entrevistarse con lady Christine.
¡Vamos a ver qué pasa!

                     Lady Christine se encontraba sentada en un sillón del salón de mañana.
                    El salón de mañana tenía las paredes pintadas en un tono azul pastel. Aquel tono siempre le había resultado molesto a lady Christine. No entendía el porqué la mansión tenía dos salones.
                    Tenía una manta tapándole las piernas. Miraba al vacío, sin ver nada. Encima de una mesilla pequeña de cristal, había un jarrón de porcelana china. Las rosas que adornaban el jarrón se estaban marchitando. Varios pétalos se esparcían sobre la mesita.
                    El mayordomo entró en aquel momento en el salón.
-Milady, el vicario Pemberton ha venido a verla-le anunció.
-El vicario Pemberton...-susurró lady Christine. Y añadió en voz alta-Dígale que pase.
                Se quedó sentada en el sillón. Aquella mañana, lady Christine había amanecido sintiendo un extraño frío que recorría su cuerpo. La chimenea del salón estaba encendida. Pero, ni aún así, conseguía aliviar aquel frío.
                 Chris entró en el salón. Saludó con una cortés reverencia a lady Christine.
-Celebro verla levantada, Excelencia-afirmó.
-Siéntese, por favor-le invitó lady Christine.
-Quería ver cómo se encontraba.
-Salgo a la calle y recibo a las visitas. Pero mi ánimo sigue estando por los suelos. Me cuesta hasta trabajo levantarme del sillón.
                Chris se sentó en el sillón. Tuvo la sensación de que lady Christine había envejecido diez años desde el entierro de Toby. La duquesa estaba recostada en el sillón. De vez en cuando, cerraba los ojos. Y permanecía así durante un buen rato.
-Excelencia, no puede seguir así-la exhortó-Usted tiene que darse cuenta de que va a terminar enferma. No creo que eso le vaya a gustar a Toby. Él querría verla más animada.
               Lady Christine sabía que Chris tenía razón. Pero, ¿cómo iba a estar más animada si lo único que quería era llorar? Por las noches, el recuerdo de Toby la asaltaba. Creía que el niño iba a su habitación a darle las buenas noches. Por las mañanas, era Toby el que iba corriendo a despertarla con sus gritos y sus juegos. Ya no iba. Lady Christine no sabía lo que era despertarse con una sonrisa. Sabiendo que vería el rostro de Toby.
-Todo lo que me cuenta es verdad-admitió lady Christine. Abrió los ojos. Miró en dirección a la chimenea-Me siento muy sola-Suspiró. ¿Dónde estaba lord Duncan? Seguía encerrado-He hablado con mi marido. Pero todo es inútil. Lord Duncan siente que ha fracasado. Y yo siento también que he fracasado.
              Chris negó con la cabeza.
-Ni usted ni el duque han fracasado, Excelencia-le aseguró-Lo ocurrido ha sido una terrible desgracia. Pero Dios, a veces, nos envía desgracias para poner a prueba nuestra fe. Sé que lo que estoy diciendo puede resultar estúpido. Pero le aseguro que es cierto. Excelencia...Usted es una mujer fuerte. Tiene a gente a su alrededor que la cuida. Que lo pasa mal sabiendo que no está bien. ¿No lo entiende?
             La mente de lady Christine volvió atrás en el tiempo. Recordaba el día en que conoció a lord Duncan. También recordaba la fiesta que se organizó allí mismo, en Berkley Manor, con motivo de su compromiso. El banquete de bodas se había celebrado también en la mansión. Y Toby había estado presente en ambos eventos. Desde el primer momento en que lo vio, lady Christine sintió al niño como si fuera suyo. Lo vio como el hijo que no podía traer al mundo. Lord Duncan se lo agradeció.
-Lo que dice está bien, aunque no es verdad-replicó lady Christine-¿Por qué Dios se empeña en probarme de este modo?
-Cuando murieron mis padres, yo era muy pequeño-se sinceró Chris-No entendía el porqué Dios se llevaba consigo a mis padres. Más adelante, y siendo sincero con usted, tampoco lo entiendo. Hay veces en las que los echo de menos.
-¡Luego, entiende lo que siento!
-No debe cuestionar a Dios, milady. Tiene que apoyarse en Él. Aunque no siempre pueda entender Sus Decisiones. Yo lo hago. Aunque también me cuesta trabajo entender el porqué de lo que pasa a mi alrededor.



                  Se quedó pensativo cuando terminó de hablar.
-No quiero estar así-admitió lady Christine-Me gustaría coger fuerzas. Pero...¿De dónde saco yo esas fuerzas?
                Chris no supo qué contestar.
               A veces, se sentía incapaz de consolar a aquella pobre mujer. Lo que estaba pasando le parecía absurdo. Lady Christine había perdido a su hijo. Y él echaba de menos a sus padres. Buscaba una explicación lógica para aquella tragedia. No la encontraba. Miró a lady Christine, que lloraba desconsolada. De pronto, posó su mano sobre el brazo de la duquesa.
-Mire en su interior, Excelencia-la aconsejó.
-¿Cómo dice?-se extrañó lady Christine.
-Usted es más fuerte de lo que piensa. Mire en su interior y verá que es cierto. Toby no se ha ido. Su cuerpo es el que se ha ido. Pero no su espíritu...Él está aquí. No la abandonará nunca. El espíritu de las personas sigue existiendo. Y sigue sintiendo después de morir el cuerpo. Toby sufre porque usted no está bien, milady.
                  Lady Christine se sentó de golpe en el sofá.
-¿No siente a Toby a su lado?-inquirió Chris-¿No siente su presencia?
-Sí...-susurró lady Christine.
                  Tenía los ojos muy abiertos. No había dejado de sentir a Toby desde el mismo día en que lo enterraron. Sentía que el espíritu del niño seguía viviendo en la mansión. Que seguía viviendo con ella. Nunca la abandonaría. Para él, lady Christine seguiría siendo su madre. Aún estando con la mujer que le había traído a este mundo.
-Toby es un niño afortunado-afirmó lady Christine-Después de muerto, tiene dos madres. Yo...Y lady Daphne...
              Sonrió con tristeza.
              Lady Christine tuvo la certeza de que Chris tenía razón. Toby nunca la abandonaría. Intentaría ser fuerte por él. Porque el niño la estaba viendo. Y debía de estar sufriendo mucho. Por amor a Toby, debía de ser fuerte. Le iba a costar mucho trabajo, pero lo intentaría.
              Cogió la mano de Chris.
-Gracias...-dijo con un hilo de voz.
-No tiene que agradecerme nada-le aseguró Chris.
-Me ha ayudado más de lo que piensa.

              Como veis, el fragmento de hoy ha sido más breve. Intentaré compensarlo con el fragmento que suba mañana. Si puedo subirlo.
              Lamento mucho haber descuidado mi blog "Un blog de época". Pero estoy absorbida por completo con esta historia. Intento que todos los cabos queden bien atados. Aunque, lo confieso, cuesta trabajo.
              No es precisamente la novela más alegre que he escrito. Quería escribir una historia distinta a las que suelo escribir, que casi siempre transcurren en el siglo XIX, con excepciones. Quería contar algo distinto y que el protagonista fuera distinto. Hay algo de mí en Melanie y eso hace que me haya encariñado con ella. Lo tengo que confesar.
              Todavía queda. Pero ya falta menos para que termine. Después de eso, tengo nuevos proyectos en ciernes. ¡Veremos a ver lo que pasa!
¡Hasta mañana!

3 comentarios:

  1. ¡Hola!

    Al fin he podido ponerme al día, y cómo he disfrutado lo leído, este ha sido un broche de oro, al menos por ahora, que sé todavía falta mucho, o eso espero, aunque dices que en realidad no tanto. ¿Sabes? Creo que si bien es una historia colmada de un aire nostálgico, y un poco melancólico, eso no le quita ninguna belleza y te felicito por eso. Ahora estaré al pendiente de lo que sigue ;)

    Besos.

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    1. ¡Ay, Aglaia!
      Después de leer tu comentario...¡no sé qué decir! ¡Me he emocionado! Me alegra muchísimo saber que, no sólo te gusta mi historia, sino que la estás disfrutando. Que estás sintiéndola. Me siento halagada. Al menos, he conseguido algo.
      Te agradezco de corazón tus palabras y tu amistad.
      Un fuerte abrazo, mi querida Aglaia.

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  2. Realmente a veces parece que Chris obtiene inspiración divina en sus intentos de consolar a la pobre Christine, es muy lindo lo que le dijo acerca de la pérdida de Toby y la necesidad de volver a tomar las riendas de su vida. Es admirable. Te felicito, Lauri.
    Continúo.

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