Hola a todos.
Tras un parón que ha durado desde el martes, hoy regresa Berkley Manor.
Ya queda menos para que conozcamos el desenlace de esta historia. Se puede decir desde hoy que empieza la cuenta atrás para que veamos el final de la historia de Chris y de Melanie (y de Eleanor y de Justin y de lady Christine y lord Duncan y de otros muchos personajes a los que he llegado a coger mucho cariño).
Son los fragmentos finales. Y espero no defraudar a nadie con el final de esta historia. Es curioso. Empecé a escribir Berkley Manor sin grandes pretensiones. Y me he dejado, casi sin darme cuenta, la piel en ella.
Gracias a vosotros. A los que me leéis sin comentar y a los que leéis y comentar. De no ser por vosotros, habría tirado la toalla hace un par de meses. No habría llegado adonde estoy.
¿Y dónde estoy?
Más bien, habría que preguntarse dónde está Melanie. Y es que está a puntito de llegar a casa. ¿Qué se encontrará allí?
¡Vamos a verlo!
El carruaje se detuvo ante la fachada de la casa de los Livingston. Melanie reaccionó al posar la vista en la fachada de su casa.
-Hemos llegado, señorita-le indicó la doncella de lady Christine.
Los ojos de Melanie se llenaron de lágrimas. Parecía que había sido ayer cuando abandonó su casa para partir con destino a Berkley Manor.
-Sí...-susurró la muchacha.
El cochero le abrió la portezuela del carruaje. Ayudó a Melanie a descender. Se hizo cargo de sus maletas. El corazón de Melanie golpeaba con fuerza dentro de su pecho.
Avanzó con decisión hasta la puerta de su casa. Ignoraba lo que iba a encontrar detrás de aquella puerta de madera. ¿Habría vuelto su padre a casa? ¿Cómo encontraría a su madre? La doncella de lady Christine no se apartó de ella.
-Puede regresar, si quiere-le dijo Melanie-Ya estoy en casa.
-Prefiero quedarme un poquito-dijo la doncella-Está muy pálida.
-Estoy bien.
Melanie golpeó con fuerza la puerta. Al cabo de unos minutos, le abrió una criada. Pareció aliviada al verla.
-¡Señorita Melanie!-exclamó la mujer-Ha vuelto.
-Sí...-dijo la aludida.
Abrazó con cariño a la criada.
-Venga conmigo-le pidió la mujer-¡Oh, Dios mío! ¡Qué alegría! ¡No la esperábamos!
El cochero y la doncella de lady Christine pasaron detrás de Melanie. La chica caminaba con paso titubeante. Estaba dispuesta a dar media vuelta e irse si veía a su padre.
En lugar de eso, Melanie fue llevada hasta el salón. Su madre estaba sentada a la mesa del fondo. Estaba ayudando a Anne a hacer los deberes. Sentada en un sillón se encontraba Regina tejiendo. Anne fue la primera en percatarse de que algo raro pasaba. De pronto, alzó la cabeza y vio a su hermana mayor de pie en el umbral de la puerta del salón.
-¡Melly!-exclamó la niña-¡Has vuelto! ¡Por fin has vuelto!
Se puso de pie de un salto. Fue corriendo hasta donde estaba su hermana. Las dos se fundieron en un fuerte abrazo. Anne lloraba y reía a la vez, lo mismo que Melanie.
-¡Te he echado mucho de menos, mi pequeña Annie!-le dijo Melanie.
-Y yo también te he echado de menos-afirmó la niña-La casa sin ti era muy aburrida. ¡Pero has vuelto y no te vas a volver a ir!
El corazón se le detuvo a Kate al escuchar la voz de su hija mayor. Melanie había vuelto a casa. ¡E ignoraba que su padre estaba merodeando por allí!
-¡Mi pequeña!-exclamó Regina.
También se había puesto de pie.
-Tía Reggie...-dijo Melanie, visiblemente emocionada.
Regina fue hacia ella todo lo deprisa que pudo. Al llegar a su altura, la abrazó con fuerza.
-¿Por qué has vuelto?-le preguntó.
-Lo sé todo, tía Reggie-respondió Melanie-Espero que no esté aquí.
-Aquí sólo estamos tu madre, Annie, las dos criadas y yo. No entiendo a qué te refieres. ¿Quién esperas que no esté aquí?
-Te lo contaré más tarde.
-Melanie...-dijo Kate.
-Mamá...-susurró la chica.
La voz de Kate se quebró por el llanto. Avanzó hacia su hija. Y la abrazó con mucha fuerza. ¿Cómo le iba a decir a Melanie que su padre había vuelto? ¿Qué era lo que iba a hacer para protegerla? Dio gracias a Dios porque Melanie estaba de regreso. La había echado mucho de menos. Iba a demostrarle lo buena madre que era. Todo había cambiado.
La criada llevó al cochero a la habitación de Melanie donde dejaría las maletas. Por su parte, Kate condujo a su hija mayor hasta el sofá y tomaron asiento.
-¿Dónde está mi padre?-atacó Melanie-¿Está aquí? ¿Lo has aceptado?
Regina y Kate se quedaron sin habla al escucharla.
-¿Cómo sabes que tu padre ha regresado?-indagó Kate.
-Annie me escribió una carta contándomelo-contestó Melanie.
-Tenía que hacerlo-afirmó la niña-Melly tenía que saber que nuestro padre había vuelto. Con ella aquí, no se atreverá a hacernos daño.
Kate suspiró. Sabía que Anne, antes o después, le diría algo a Melanie. Las dos siempre habían estado muy unidas.
-No, cariño-admitió Kate-Tu padre no está aquí.
-Porque tu madre ha espabilado a tiempo-intervino Regina-De no ser por eso, ese sinvergüenza estaría de nuevo aquí. Pero has de saber que ha hecho de todo para volver a engatusar a tu madre.
-Espero que no hayas cedido-dijo Melanie, mirando a Kate.
La mujer negó con la cabeza. A veces, sentía el deseo de volver con sir Marcus porque una parte de ella lo seguía amando. Pero a su mente regresaba el recuerdo de los momentos dolorosos que había vivido a su lado. Del daño que le había causado no sólo a ella. También a sus hijas...¿Cómo podía perdonarle?
-Ahora que has vuelto, nuestro padre no volverá a venir-afirmó Anne-¡Yo sabía que volverías! ¡Lo sabía!
Kate abrazó con cariño a sus dos hijas.
-¿Cómo están los duques?-quiso saber Regina.
-Están destrozados, tía Reggie-contestó Melanie-Por suerte, poco a poco, están empezando a salir adelante. Pero les está costando mucho trabajo.
-No me extraña-suspiró Kate-Puedo ponerme en su situación. Sé lo que es perder, no un hijo, sino dos. Ese pequeño era hijo único. Y...Por lo que tengo entendido, la duquesa es estéril. No hay que preguntarse quién será el heredero. Lo que ha que preguntarse es si un padre podrá superar la pérdida de un hijo. No...No lo supera nunca. Se sigue adelante. Pero nunca lo supera.
Kate había perdido a dos de sus hijos. Había visto morir a Peter. Y había perdido al niño que estaba gestando. No podía perder también a Melanie y a Anne. Su padre ya les había hecho mucho daño. No volvería a hacérselo nunca más.
Suspiró hondo. Se preguntó si había amado alguna vez a sir Marcus. ¿O tan sólo vivía obsesionada con él porque había sido el único hombre con el que había estado?
-No volverás a irte-dijo Anne. Miraba a su hermana-¿Verdad que no, Melly?
-Tu hermana no volverá a irse por el momento-intervino Regina-Lo que va a hacer ahora es descansar. Supongo que vendrá cansada. No está acostumbrada a viajar. Yo tampoco haría un viaje a mi edad. ¡Acabaría con mis pobres huesos molidos!
-Luego, subiré a deshacer el equipaje-decidió Melanie-Pero...¡Prefiero quedarme un ratito aquí con vosotras! Sentir que estoy de nuevo en casa.
Una mansión sumida en el dolor por una terrible pérdida...Una muchacha inocente y sencilla...Un joven decidido a todo por amor...Una inolvidable historia de amor. No es un blog para albergar una blog novela. Es mucho más que eso. Relatos cargados de romanticismo...Reflexiones... Todo eso podéis encontrar aquí. Y mucho más...
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Hola :) Acabo de crear un blog donde escribo una novela romántica histórica. El tuyo me encanta y he usado un poco tu dinámica, espero que no te importe ^^ Un beso
ResponderEliminarHola Elizabeth.
Eliminar¡Bienvenida!
¿Cómo me va a importar? ¡Al contrario! Me siento muy halagada. ¡Gracias! Me paso ahora mismo por tu blog.
Un fuerte abrazo.
Y yo solo pienso que sí, que se debe ir porque tiene que regresar con Chris, ya ves cuánto me gusta esta pareja. ¿Sabes? Me va a dar una pena tremenda cuando termine la historia...
ResponderEliminarBesos.
No te preocupes, Claudia.
EliminarTodavía, como ya he dicho, no pienso cerrar el blog. Y, aunque la historia termine, promete seguir estando de alguna manera presente en este blog. Se lo he dedicado a ella y dará de qué hablar aún cuando haya terminado. ¿Habrá segunda parte?
¡Cualquier cosa puede pasar! Je, je.
Un fuerte abrazo.