Hola a todos.
Hoy, toca un nuevo fragmento de Berkley Manor.
Este fragmento está centrado en Eleanor, que sigue con sus problemas de amor con Justin. Es un poco más largo de lo normal. ¡Vamos a ver lo que pasa!
Eleanor se miró en el espejo de su habitación.
Sentía ganas de echarse a llorar cada vez que pensaba que Justin la había rechazado la noche en que se metió en su camastro. No entendía el porqué de su comportamiento.
A decir verdad, Eleanor era toda una belleza. Tenía la piel blanca como la leche. Un lunar parecía estar situado estratégicamente cerca de su boca. Además, era esbelta y estaba bien formada. Su cabello era rizado de forma natural. Su cabello era de color rojo, pero este color de pelo empezaba a estar pasado de moda. La doncella le estaba cepillando el pelo. Eleanor la escuchó mientras le contaba un cotilleo relacionado con la cocinera. Por lo visto, la cocinera, viuda, estaba pensando en volver a casarse con uno de los jardineros. ¿Y eso a mí qué me importa?, pensó Eleanor.
La joven no entendía el porqué del rechazo de Justin. ¿Acaso no era lo suficientemente hermosa para él? Aquella mañana, Eleanor tenía el ceño fruncido. Apenas pasaba últimamente tiempo con Justin. Y, cuando estaban juntos, a Justin le daba cierto apuro besarla.
Eleanor sufría al pensar que Justin podía estar dejando de amarla porque ella sí lo amaba a él. Eleanor se consideraba así misma como una joven de carácter fuerte. Adoptó un gesto decidido en su hermoso rostro. Estaba dispuesta a todo con tal de poder estar al lado de Justin.
Al entrar al cabo de un rato en el comedor, Eleanor se llevó una sorpresa. Lady Christine estaba sentada a la mesa del desayuno. Presidía la mesa. Melanie y Victoria ya estaban sentadas.
-Buenos días, Excelencia-saludó Eleanor a lady Christine. Le hizo una reverencia-¡Me alegro mucho de verla!
-Pasa, querida-la invitó lady Christine-Puedo decir lo mismo. Me alegro de verte. Siéntate con nosotras.
-Sí, Excelencia-contestó Eleanor.
Se sentó al lado de Victoria.
Su hermana estaba mordisqueando su tostada untada con mantequilla.
-Tienes mala cara-observó Victoria.
-¿Te ocurre algo, querida?-se interesó lady Christine.
-Estoy bien, milady-contestó Eleanor. Estaba mintiendo y lo sabía-El problema es que he pasado mala noche.
-¿Cómo se encuentra usted, Excelencia?-quiso saber Victoria.
-Intento animarme-contestó lady Christine-Pienso mucho en Toby. Él me está dando ánimos donde quiera que esté.
-Es verdad, milady-intervino Melanie-Su hijo, si me permite que lo diga, nunca se irá. Permanecerá siempre a su lado. La cuidará. Velará por usted. No la dejará nunca sola. Toby sigue presente aquí. En esta mansión...
La mano de Eleanor tembló al beber un sorbo de su taza de leche caliente.
-¡No hables de fantasmas, Melly!-le rogó a la chica-Me da miedo.
-No estoy hablando de fantasmas-la corrigió Melanie-Sólo estoy explicando algo que es cierto. Las personas, cuando se mueren, nunca acaban de irse. Siempre se quedan al lado de sus seres queridos. Las cuidan. Las protegen.
Melanie estaba pensando en su hermano Peter.
Desde que murió Toby, había pensado mucho en él.
Su hermano seguía con él. Podía sentirlo. La cuidaría siempre.
En aquel momento, Justin entró en el salón. Se hizo un tenso silencio que no pasó desapercibido para lady Christine. Justin hizo una reverencia. Pasó como una exhalación por al lado de Eleanor.
-Disculpen-masculló Justin.
Estaba visiblemente nervioso.
Eleanor lo miró con anhelo.
Victoria negó con la cabeza mientras presenciaba aquella escena. Tanto ella como Eleanor habían recbido una educación esmerada. ¡Y su hermana mayor se enamoraba del cochero! ¿Qué le había pasado a Eleanor? ¿Cómo había podido enamorarse de un joven como Justin? Lo entenderé cuando me enamore, pensó Victoria.
Justin entró en la cocina.
La cocinera estaba partiendo carne con un hacha. Justin se sobresaltó al escuchar el sonido de los hachazos. El ver a Eleanor con su hermana, con su amiga y con la dueña de la casa le había puesto nervioso. Le temblaban las manos. Quería abrazar a Eleanor. Se moría de ganas de tocarla. Pero no podía. Tenía que reprimirse. No quiero hacerle daño, pensó. Eleanor se merecía otra clase de hombre. No entendía el porqué se había enamorado de una joven como ella. Y tampoco entendía el porqué había llegado a ser correspondido.
La cocinera dejó de dar hachazos. Clavó sus ojos en Justin.
-¡Benditos sean los ojos que te ven levantado!-exclamó al verle-Pensé que nunca te levantarías. ¿Es que estás enfermo?
-He pasado mala noche-se justificó Justin-Cuando me he quedado dormido, era la hora de levantarme.
-¿Quieres desayunar?
-No, gracias. No tengo hambre.
Mientras tanto, en el comedor, Eleanor recibió un codazo de parte de Victoria. Se había quedado mirando de un modo muy descarado a Justin. Sólo Dios sabía lo que podía estar pensando lady Christine en aquel momento.
-¿Se puede saber qué estás haciendo?-le siseó Victoria a su hermana mayor-¿No te das cuenta de que lady Christine puede sospechar? No es ciega, Ellie.
La chica negó con la cabeza. Cogió su tostada. Le dio un mordisco. La mermelada de frambuesa en la que la había untado le supo asquerosa. Tenía ganas de vomitar.
-Ya sé que no es ciega-replicó Eleanor.
-¿Qué es lo que quieres?-le increpó Victoria-Yo te apoyo, Ellie. Pero no quiero que protagonices un escándalo.
-Y yo te agradezco que te preocupes tanto por mí, Vicky.
-¿Se puede saber de qué estáis hablando?-intervino Melanie.
-Te lo contaremos más tarde-le prometió Eleanor.
Melanie entendió que no podían hablar porque estaba delante lady Christine.
-¿Va todo bien?-inquirió la duquesa-Os noto un poco tensas.
-No es nada, milady-contestó Victoria-Mi hermana y yo tenemos algo de qué hablar. Un tema de nuestro hogar...Algo problemático...
Eleanor fulminó a la chica con la mirada.
-Si queréis, puedo ayudaros-se ofreció lady Christine-Tengo hermanas. He discutido con ellas.
-Se lo agradecemos de corazón-dijo Eleanor-Pero es algo que tenemos que solucionar Vicky y yo. Aún así...Muchas gracias, Excelencia...
Eleanor, Victoria y Melanie salieron a dar un paseo por el jardín. El cielo estaba cubierto de nubes negras.
-¿Va todo bien?-quiso saber Melanie, dirigiéndose a Eleanor.
-¡Tengo miedo de que Justin deje de amarme!-se angustió la joven.
-¿Lo ves?-dijo Victoria-¡Yo tenía razón! ¡No te quiere!
Eleanor negó con la cabeza. Estaba segura de que Justin la amaba. El problema era que Victoria se había enterado de su romance. Y él tenía miedo de la reacción de sus padres. Eleanor, en cambio, no sentía miedo.
Se enfrentaría a su padre por amor a Justin.
-Deberías de ser más comprensiva con Ellie, Vicky-le indicó Melanie a Victoria-¿No ves que está sufriendo?
Eleanor se echó a llorar. ¡Qué injusta que es la vida!, pensó. De pronto, empezaba a dudar del amor que Justin sentía por ella. ¿Cómo podía dudar de la veracidad de los sentimientos del joven? ¡Justin le había jurado que estarían siempre juntos!
-Vamos a sentarnos-sugirió Melanie.
-Sí...-susurró Eleanor.
Las tres muchachas tomaron asiento en un de los bancos de mármol que habían diseminados por el jardín.
-¡Si Justin me abandona, yo me muero!-le aseguró a Victoria y a Melanie.
-¿Qué estás diciendo?-se asustó su hermana-¿Por qué dices esa atrocidad?
Melanie miró sobrecogida a Eleanor. Había dado por sentado que Eleanor era feliz. Estaba enamorada de un joven que también la amaba. ¿Y si Justin no amaba realmente a Eleanor? ¿Y si el joven había estado sólo jugando con los sentimientos de su amiga? Aquel pensamiento asustó a Melanie. Eso significaba que Chris también podía estar jugando con ella. Le había jurado amor eterno. Antes o después, se cansaría de ella. Y acabaría abandonándola.
-Estoy segura de que eso no es cierto-dijo.
No sólo estaba intentando convencer a Eleanor. También quería convencerse así misma.
Su amiga negó con la cabeza. Victoria miró con angustia a su hermana mayor.
-¡No quiero que Justin me abandone!-afirmó Eleanor. Rompió a llorar-¡Quiero que esté siempre conmigo! Como antes...¿Por qué ya no me quiere? ¿Por qué está tan distante conmigo? ¡No lo entiendo! De verdad...
¡Tengo miedo! ¡No quiero que me deje!
Victoria y Melanie intercambiaron una mirada cargada de miedo. Miedo por Eleanor...Temían por ella.
Victoria sabía que la gente podía cometer muchas locuras por amor. ¿Sería el caso de Eleanor? Le asustaba saberlo.
Una mansión sumida en el dolor por una terrible pérdida...Una muchacha inocente y sencilla...Un joven decidido a todo por amor...Una inolvidable historia de amor. No es un blog para albergar una blog novela. Es mucho más que eso. Relatos cargados de romanticismo...Reflexiones... Todo eso podéis encontrar aquí. Y mucho más...
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Creo que también temo un poco por Eleanor, en verdad temo por la felicidad de todos los personajes de esta historia, que no son pocos, o al menos de aquellos a quienes quiero, Chris y Mel en primer lugar.
ResponderEliminarExcelente capítulo.
Besos.
La cosa se va a poner complicada para nuestros personajes favoritos.
Eliminar¿Triunfará el amor? ¡Sólo hay una forma de descubrirlo!