sábado, 11 de mayo de 2013

BERKLEY MANOR

Hola a todos.
Lo prometido es deuda. Tras unos días que he tenido los blogs abandonados, he vuelto con las pilas cargadas.
Hoy, vamos a ver lo que pasará entre Melanie y Chris en el castillo de Sandown.
Espero que os guste.

                      Chris se inclinó sobre Melanie. Sus labios rozaron suavemente los labios de la muchacha. Ella se puso tensa.
-¡No!-pidió casi como un grito ahogado.
-Lo siento-se disculpó Chris.
-Yo...Nunca...
-Lo sé. Yo tampoco he estado antes con una mujer.
                  Melanie estaba toda roja cuando, al ser consciente del bochorno que estaba sintiendo Chris, le dio un beso en la mejilla.
                  Los dos se quedaron mirándose a los ojos.
-Hace algún tiempo, conocí a una joven-decidió contarle Chris-Se llamaba Grace. La estuve cortejando.
-¿La amaste?-quiso saber Melanie.
-Pensé que la amaba. Me convencí a mí mismo de que la amaba. Pero no era amor lo que sentía por ella.
                 Melanie se dijo así misma que no estaba celosa.
-¿Y qué pasó?-inquirió.
-Apareciste tú en mi vida-contestó Chris-Y supe que no quería vivir una mentira. Grace tampoco me amaba.
-No estás con ella.
                 Sentía cómo la sangre hervía en el interior de sus venas. Chris notó palpitaciones en lugares de su cuerpo que creía desconocidos. Los años de formación habían reprimido cualquier tipo de deseo sexual. Lo veía como un pecado. Hasta que conoció a Melanie. Y supo que el deseo con amor no podía ser un pecado. Melanie era un ángel.
                Se acercaron todavía más. Los ojos de la chica brillaban. No quería sentir miedo.
-Melly...-susurró Chris.
                 Tragó saliva al entender cuán lejos había llegado en aquella relación. Hacía poco que la conocía. Pero nunca antes había sentido tanta conexión con una persona. Besó con ardor a Melanie y ella correspondió a aquel beso.
                 No podían dejar de besarse.
-Me casaré contigo-le susurró Chris al oído.
-No pienses en eso ahora-le pidió Melanie.
-Es la verdad. Te amo, Melanie. Te amaré siempre.
-Chris...
                    Él estaba enamorado de ella. Melanie cerró los ojos. Ella no podía enamorarse de él. Luchaba contra aquel sentimiento que estaba naciendo en su corazón.
                    Los dos se despojaron mutuamente de sus ropas. Chris acostó a Melanie sobre la cama. No dejaba de admirar la desnudez de la muchacha. Y ella vio por primera vez a un chico desnudo. Se ruborizó. Chris era perfecto físicamente.
                    El joven llenó de besos el rostro de Melanie. Su mano acarició el cabello suelto de la chica. Ella se estremeció. Colocó su mano en la cintura de Chris. Le devolvió beso por beso. Se dejó acariciar por las manos de él.
                   Los besos que le daba Chris en la boca eran cada vez más apasionados. Melanie sentía cómo la felicidad inundaba su cuerpo. Cómo se estremecía de arriba abajo.
                    La lengua de Chris empezó a recorrer cada rincón del cuerpo de Melanie sin dejar nada sin recorrer. Ella abrió mucho los ojos. Se besaron en los labios.
-Tienes una boca deliciosa-le susurró Chris.
                 Melanie se echó a reír. Chris volvió a besarla.
-Me gustaría beber de ella durante toda la vida-le confesó el joven.
                Aquella confesión le llegó al corazón.
-Vivamos el momento-le pidió.
                 Tenía razón.
                Chris besó repetidas veces el cuello de Melanie. Tenía un cuello largo. Delicado...Le recordaba al cuello de un cisne. No dejaba de mirarla. Era bellísima.
                   Besó muchas veces los pechos de Melanie. Sus pechos eran firmes. Eran redondos. Chupó sus pezones con auténtica ansia.
-Parecen melones-le susurró al oído.
                    Besó su vientre. Era un vientre liso. Hurgó con la lengua en su ombligo. Melanie lo contemplaba con cierto interés. ¿Por qué quiere besarme todo el cuerpo?, se preguntó. No lo entendía.
                     Chris besó el sexo de Melanie. Era la primera vez que veía desnuda a una mujer. Nunca se había imaginado su noche de bodas con Grace. Con Melanie, todo era distinto. Todo era maravilloso. La quería en su cama. La quería en su vida.
                     La escuchó gemir. Y se asombró. Era él el que le provocaba aquellos gemidos. Todo lo que sentía era placentero. Actuaba movido por el amor que sentía por aquella joven. ¿Cómo podía aquel sentimiento ser pecado? La besó de nuevo en la boca con pasión desenfrenada. Sus labios recorrieron la espalda de Melanie.
                   Ella se pegó a su cuerpo. Le besó en el cuello. Le besó también en los hombros.
-Tengo miedo-le confió Melanie.
                   Chris lo sabía. Él también tenía miedo. No quería hacerle daño.
-No te preocupes, Melly-le pidió el joven.
-Confío en ti-afirmó ella-Sé que todo lo que hagas estará bien.



                    Entonces todo ocurrió. Poco a poco, Chris se fue introduciendo en el interior de Melanie. Era consciente de muchas cosas. Ella era virgen. Él también era virgen. Actuaba movido por lo que sentía por ella. Por el deseo que Melanie despertaba en él. Encontró la barrera de su virginidad. Y procuró ser delicado en aquel momento. Ella estaba húmeda. Le estaba dando la bienvenida.
                 Sintió dolor. Pero aquel dolor pasó enseguida. Poco a poco, los dos empezaron a moverse. Se movían al unísono. Parecía que estaban bailando. Melanie tenía los ojos muy abiertos. Chris tenía la vista clavada en ella. Poco a poco, el baile se fue haciendo cada vez más rápido.
                Más agitado...Más desenfrenado...
                Melanie creyó que estaba volando por la habitación. Que podía verse así misma acostada en la cama, debajo de Chris. Se oyó así misma gritar. Oyó a Chris gritar. Todo estalló alrededor de ellos. Habían llegado a la cima.
                La cabeza sudorosa de Chris descansó sobre el hombro de Melanie. Le costaba trabajo recuperar la respiración.
-¡Dios mío!-exclamó el muchacho-¡Ha sido maravilloso!
-No sé qué decir-dijo Melanie atónita y maravillada.
               Se echó a reír.
-Me ha gustado mucho-afirmó-No me lo imaginaba de así. De este modo...
-¿No?-se asombró Chris-¿Lo dices en serio?
               Se miraron fijamente a los ojos. ¿Cómo voy a ser capaz de mirarle a la cara después de lo ocurrido esta noche?, se preguntó Melanie. ¿Por qué siento que todo lo que ha pasado entre nosotros debía pasar? ¿Por qué no me arrepiento de nada? ¿Por qué he tenido que conocerte?
                 Chris la miraba con adoración.
-Apenas he podido hablar con mi madre sobre este tema-se sinceró Melanie.
-Siempre pensé que llegaría virgen a mi noche de bodas-admitió Chris.
-Me temo que ninguno de los dos va a llegar virgen a su noche de bodas.
                  Chris se echó a reír. Su carcajada sonó alegre.

3 comentarios:

  1. Qué bonita te ha quedado esta escena, Laura, la he sentido muy tierna, romántica, todo narrado de la forma precisa, con una delicadeza para retratar la inocencia y el amor de estos dos personajes tan queridos. Un precioso capítulo.

    Besos.

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    1. Me alegro de que te haya gustado, Aglaia. La verdad es que escribir escenas hot no se me da muy bien que digamos.
      Quería que los dos fueran vírgenes. Me gustan los protagonistas masculinos jóvenes y vírgenes o con poca experiencia. Me canso un poco de tanto libertino. Melanie es virgen porque es lo correspondía a una chica de su condición social y de su época. Y Chris es virgen porque encaja más con su personalidad seria y con su condición de vicario.
      Un fuerte abrazo, Aglaia.

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  2. No imagino realmente qué cosas habría en la mente de una jovencita acerca del sexo en aquella época, las que tenían suerte como Melanie lo descubrían con el hombre que les gustaba o que amaban...fue un momento muy bonito para ambos, ya te había dicho que me encanta el rostro que elegiste para Chris? el joven Keanu Reeves era muy bello, casi sobrenatural.
    Espero que este paso tan importante que dio Melanie no sea irreversible, y la acerque más en vez de distanciarla de Chris, porque sus dudas todavía están presentes...
    Te quedó muy bonita la escena, Lauri, felicitaciones.

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