lunes, 27 de mayo de 2013

BERKLEY MANOR

Hola a todos.
Tras un pequeño inciso de un par de días, continuamos con Berkley Manor. 
Lo malo de escribir fragmento por fragmento es que parece que la cosa no avanza. Pero hemos avanzado bastante en los últimos días.
En el fragmento de hoy, Melanie se sincera con Eleanor.  Además, volverá a ver a Chris, que quiere compartir con ella las buenas noticias.
Espero, de corazón, que os guste.  

               Eleanor se sintió mucho mejor después de la conversación que había mantenido con su hermana.
                  Encontró a Melanie en la biblioteca de los duques. Tenía un libro entre las manos. Intentaba leer la página número dieciséis. Sin embargo, no podía pasar de la tercera línea.
                  Tenía muchas cosas en la cabeza. Chris se le había metido muy dentro de ella. No se reconocía así misma. Siempre se había caracterizado por ser una muchacha tranquila. Las cosas que ella y Chris hacían no eran propias de una chica que sabía que tenía que preservar su virtud a toda costa.
-¡Melly!-exclamó Eleanor al verla.
                 Había entrado en la biblioteca corriendo como una loca porque estaba muy contenta.
-¡Vicky ha entrado en razón!-le contó.
-¡Eso es maravilloso!-afirmó Melanie.
                  A veces, Melanie se preguntaba si Peter habría entendido la relación que mantenía con Chris.
-Hemos hablado sobre el tema-dijo Eleanor-Y ha terminado aceptándolo. ¡Oh, Melly! ¡No sabes lo feliz que soy!
                  Melanie se imaginaba teniendo un hermano mayor. Desde hacía días, pensaba mucho en Peter. Y también pensaba en el niño que su madre había abortado. Los ojos azules de Melanie brillaban al pensar en Peter. Y le dolía saber que no le quedaba ningún recuerdo de su hermano mayor. Le habían contado que se parecía mucho a su padre, a sir Marcus. Pero que tenía algunos gestos de su madre, lo cual suponía un pequeño alivio para Melanie.
-No te noto contenta-observó Eleanor.
-Perdóname-se disculpó Melanie-Es que estaba pensando en otra cosa.
                El rostro de Eleanor brillaba de felicidad. En un acto de alegría, abrazó con fuerza a Melanie. El libro cayó al suelo. Las dos chicas giraron sobre sí mismas.
-¡Para mí, es lo mejor que me ha pasado nunca!-exclamó Eleanor. Ella y Melanie se detuvieron. Eleanor se separó de su amiga-Era necesario que Vicky aceptara mi amor.
-Lo suponía-admitió Melanie.
-Puede que no siempre me lleve bien con mi hermana-le confesó Eleanor-Pero la quiero muchísimo. Y me asusta la idea de que le pase algo malo.
-Lo sé. A mí también me pasa. Estoy sufriendo por estar tan lejos de Annie. Sé que mi hermana es fuerte. Pero tiene tan sólo diez años.
                 Melanie se acercó a la ventana de la biblioteca.
                 Era consciente que no podía ver su casa desde allí. La biblioteca le parecía un lugar oscuro donde los libros se amontonaban en las estanterías. Nadie debía de entrar nunca en la biblioteca. Había polvo por todas partes.
-¿Qué estás haciendo aquí?-quiso saber Eleanor.
-Necesitaba estar ocupada con algo-contestó Melanie-Dice mamá que tengo que cultivarme más. Así que...
He venido aquí a leer.
-¿Qué libro estás leyendo?
-Robinson Crusoe...Creo conocer a su autor. ¿No es el mismo que escribió Moll Flanders? 
-¿Te refieres a Daniel Dafoe?
-Sí...
-No me acuerdo bien.
                     Melanie se alegró de poder hablar de libros con Eleanor.
                    Los libros tenían que servir de algo.
                    No podía sacarse a Chris de la cabeza. Tampoco podía arrancárselo del corazón. Y eso la estaba asustando mucho.
                    Se sentó en una silla de la biblioteca. Chris había llegado hasta lo más profundo de su corazón. Y eso la asustaba. No se sentía capaz de amar abiertamente. No era como Eleanor. La joven sonreía radiante ante un futuro feliz. En cambio, Melanie estaba muerta de miedo.
-Tengo que contarte una cosa-atacó la muchacha.
-¿De qué se trata?-inquirió Eleanor.
                   Se sentó en una silla, junto a Melanie.
-Te he mentido-contestó la chica-Estoy enamorada.
-¡Lo sabía!-exclamó Eleanor con gesto triunfal.
-Y tú conoces a ese chico.
-¿Lo conozco?
                    Melanie asintió con vehemencia.
-Es Chris-le contó.
                    En un primer momento, Eleanor no supo de quién se trataba.
-No conozco a ningún Chris-admitió.
-Christopher Christian Pemberton...-dijo Melanie-El vicario...Yo...Él viene mucho por aquí. Y...
-Entiendo. Quizás, no sea, lo que se dice, un buen partido. Pero parece un muchacho serio.
-Espera. Ellie...Tienes que saber una cosa.
-Melly, estoy empezando a asustarme.
                   Los ojos azules de la aludida tenían un brillo de angustia. Mechones de pelo rubio se escapaban de su moño. Tenía las manos cruzadas a la altura del regazo.
-¿Te ha besado?-la interrogó Eleanor.
-Hubo mucho más que eso-se sinceró Melanie.
                 Sus mejillas se pusieron rojas como la grana.
                 Entonces, le contó a su amiga lo ocurrido en el castillo de Sandown. De cómo acabó pasando la noche entre los cálidos brazos de Chris. De cómo ya no era virgen. Se sintió mejor al acabar.
                  Se puso de pie. No podría soportar la mirada cargada de reproche que, sin duda alguna, le estaría dirigiendo Eleanor.
-En otras circunstancias, te criticaría-empezó a decir Eleanor-Pero...Te entiendo. Dime una cosa. ¿Cómo es?
               Melanie se giró. Miró con asombro a la joven. Eleanor quería saber cómo era estar con un hombre.
-¿No me vas a reprochar nada?-se asombró Melanie.
-Deseas al vicario-afirmó Eleanor-Y yo deseo a Justin. Quiero que me haga suya. Dime. ¿Es bonito?
                Melanie sonrió con cierta picardía. Y asintió con más vehemencia que antes. Eleanor dio un gritito. Aplaudió unas cuantas veces. Su comportamiento habría escandalizado, sin duda, a Victoria.
-¡No me puedo creer que yo haya hecho eso!-se maravilló Melanie-¡Es una locura! ¿Cómo he podido hacerlo? ¡No lo entiendo!



-¡Lo has hecho porque estás enamorada!-afirmó Eleanor.
-No debo de enamorarme. No quiero sufrir.
-Sufrirás más si no arriesgas. ¡Mírame a mí!
                   Pese a todo, la situación de Eleanor no estaba del todo clara. Victoria había cedido. Pero sus padres podrían terminar oponiéndose. Y Justin quería alejarse de ella. A veces, Eleanor se sentía tentada a volver a intentar acostarse con Justin. Pero no se atrevía por miedo a volver a ser rechazada por el joven.
-Tengo miedo de sufrir-admitió Melanie.
-Por lo que veo, el vicario también te ama-observó Eleanor-¿Se te ha declarado?
-Se me declaró hace unos días.
-Entonces, deberías de daros la oportunidad de ser felices. Y de olvidar el pasado.

                   Melanie salió a dar un paseo por el jardín. Para Eleanor, todo era fácil. O, a lo mejor, no era tan fácil como pensaba. El matrimonio Derrick se dedicaba a ignorarse mutuamente.
                  Melanie se detuvo para admirar la fachada. De día, Berkley Manor era impresionante.
                  Las cortinas serían de color negro hasta, por lo menos, pasado un año. Los criados lucían en sus ropas crespones negros.
                   Nadie cantaba. Nadie hablaba fuerte. De vez en cuando, se oía un sollozo ahogado. A veces, Melanie se sentía asfixiada dentro de aquella mansión. Sabía que lord Duncan estaba comiendo. Pero seguía sin querer salir de su habitación.
                 Lady Christine intentaba seguir adelante con su vida. La habitación de Toby permanecía cerrada.
                 Como también permanecía cerrada la habitación de juegos del niño. Melanie no podía recordar cómo era la habitación de Peter. La puerta de aquella habitación seguía cerrada a cal y canto.
                   Oyó que una voz masculina y joven la estaba llamando. Se giró para ver quién era.
                   Muy a su pesar, Melanie sonrió al ver que Chris se dirigía corriendo hacia ella.



                   Al mirarla, Chris se quedó extasiado.
                  No se trataba sólo de un bonito rostro. Había mucho más en el corazón de Melanie. Al llegar a su altura, la abrazó con fuerza.
-No veo la hora de hacerte mi esposa-le confesó-No veo la hora de proclamar a los cuatro vientos lo mucho que te amo.
-¿Qué estás diciendo?-inquirió Melanie.
                ¿Qué le estaba diciendo Chris?
-No te entiendo-admitió Melanie-Explícate mejor.
                   Se sentaron en un banco. Chris no le mencionó su desagradable encuentro con sir Marcus. Casada con él, Melanie estaría protegida. Aquel miserable no se le ocurriría acercarse nunca más ni a ella ni a su familia.
-Quiero que nos casemos, Melly-afirmó Chris.
                 Su mano oprimió con suavidad la mano de la chica. Necesitaba sentirla cerca de él. Melanie apoyó la cabeza sobre el hombro de Chris. ¡Deseaba tanto poder ser suya sin sentir aquel miedo que la embargaba!
-Quieres casarte conmigo porque te sientes culpable-dijo-Porque me has deshonrado.
-¿Has leído El Cantar de los Cantares?-le preguntó Chris.
-No he leído ese libro de la Biblia, precisamente. He leído el Éxodo. 
-Siento que yo soy El Amado. El Esposo...Y que tú eres La Amada. La Esposa...Nos pertenecemos, Melly.
               Ella alzó la vista para mirarle. Chris acunó su rostro. Le acarició las mejillas con las yemas de los dedos.
-¿No lo sabías?-sonrió Chris.
-Estás mintiendo-afirmó Melanie.
-Te ruego que confíes en mí. No soy igual que tu padre. Creo que te lo he demostrado muchas veces. Jamás te abandonaría.
               Melanie deseaba creerle. ¡Dios, lo único que pedía era creerle!
               Los labios de Chris se posaron sobre los suyos. La besó con mucha delicadeza. Quería demostrarle a Melanie su amor no sólo con palabras. Las palabras se las llevaba el viento. Sonaban vacías.
                Eso era algo que ella le había enseñado. Cuán vacías podían resultar las palabras en un momento dado. Melanie era quién le daba sentido a su vida. El motivo por el cual Chris seguía levantándose por las mañanas.
              Poco a poco, el beso se tornó cada vez más apasionado. Melanie pegó su cuerpo al cuerpo de Chris. El beso se hizo más hondo. Al mismo tiempo, ella rodeó con sus brazos el cuello de él. Y deseó no sentir miedo y poder entregarse libremente al amor que sentía por aquel bondadoso joven.

3 comentarios:

  1. Hola Lilian, buenas noches,
    menudo alboroto de amor produjo este chris eh!
    la tiene mas que loquilla =D

    Ahora, las palabras se las lleva el viento, pero no piensa responder, o es el enganche para que vuelva? =D

    muy lindo el beso apasionado, pero vence las dudas y dice que si o el beso es un si encubierto' mmmm
    cuantos interrogantes...

    Pronto vendré por más
    feliz noche
    un fuerte abrazo

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    1. Hola Ricky.
      Buenas tardes desde La Unión.
      Es verdad que Melanie está enamorada de Chris y mucho. El problema está en su miedo. No quiere que le pase lo mismo que le pasó a su madre y tiene muchísimas dudas que Chris tendrá que vencer.
      ¿Lo conseguirá?
      Tendrás que verlo para descubrirlo, je, je.
      Un fuerte abrazo, Ricky.
      Y feliz día.

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  2. Al contrario de Eleanor, Melanie tiene la cabecita llena de dudas y fantasmas. Toda la historia de sus padres le pesa y siente miedo de que ése pueda ser su destino también, aunque se sienta tan bien en los brazos de Chris. Me sacaste una sonrisa al situar a la chica en la biblioteca, tratando de cultivarse un poco, jeje, qué diría Darcy sobre una biblioteca tan descuidada? es gracioso pensar en que la gente de ese tiempo leía Robinson Crusoe al igual que nosotros ahora, es un libro que cautivó mi imaginación cuando era chica, nunca quise ver película alguna para no dañar lo que me había imaginado al leerlo...
    Continúo.

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