miércoles, 22 de mayo de 2013

RELACIONES AMOROSAS EN EL SIGLO XVIII

Hola a todos.
Me vais a disculpar si la entrada de hoy no corresponde al fragmento de rigor de Berkley Manor.
He decidido contaros un poco acerca de cómo era la vida en el siglo XVIII.
Berkley Manor transcurre en el año 1792. Son los últimos años del siglo XVIII. La mentalidad ha ido cambiando a lo largo de todo el siglo.
Quiero que nos situemos en el contexto histórico.
Berkley Manor cuenta la historia de amor de Melanie y Chris. Ella ha sido enviada a la mansión de los duques de Berkley con la esperanza de que haga un buen matrimonio.
En esa época, lo importante no era el amor, sino el hacer un buen matrimonio. A ti te podían cortejar muchos jóvenes. Pero no eras libre de escoger marido.
Casi siempre, se trataban de uniones pactadas entre los padres y el futuro marido. O con los padres del futuro marido...
Sin embargo, ya a partir de esta época, se empieza a observar cierto cambio en la mentalidad de los jóvenes. Empiezan a circular historias acerca de parejas que se fugan para casarse porque los padres de ambos no aprueban su unión.
Empieza a nacer el término de boda por amor. Es decir, una pareja se enamora. Los padres no aprueban esa relación. Ellos deciden fugarse juntos. En ocasiones, son encontrados y las familias, para evitar un escándalo, acceden a que se celebre la boda. En otras ocasiones, ellos deciden casarse lejos de su lugar de origen.
En Berkley Manor, se da una situación algo parecida en la pareja secundaria formada por Eleanor y Justin. Los dos vienen de mundos distintos. Ella es hija de un hombre adinerado (no un aristócrata) y él es el cochero de la familia. La hermana de Eleanor, Victoria, está obsesionada con mantener intacto el buen nombre de la familia. En su opinión, lo mejor que puede hacer Eleanor es dejarse de tonterías románticas y buscar un buen marido.
Una mansión como Berkley Manor, de ser otra las circunstancias, sería el punto perfecto de reunión para aristócratas.
Los aristócratas solían relacionarse sólo entre ellos. Las bodas las celebraban entre ellos. En ocasiones, al ser posible, entre parientes, si bien, la endogamia empieza a caer en desuso a partir del siglo XVIII.
Entre bailes, excursiones y cacerías, los aristócratas buscaban a las mujeres con las que querían casarse. Pedían sus manos en matrimonio y se casaban. Casi nunca contaba la opinión de la futura novia.
De no haber muerto Toby, la suerte de Melanie habría sido ésta.
Evidentemente, a pesar de todo, es muy difícil un cambio radical de mentalidad y las parejas que se fugaban juntas sufrían mucho para ser aceptados por la sociedad. En ocasiones, la presión y los desprecios que sufrían eran tales que acababan marchándose, incluso, del país.
Evidentemente, todo esto ha ido cambiando a lo largo de los años. En la actualidad, al menos, aquí, somos libres para escoger a la persona con la que queremos pasar el resto de nuestras vidas.

 En esta foto aparece una de las grandes autoras y de las primeras defensoras de los derechos de la mujer en los últimos años del siglo XVIII: Mary Wollstonecraft, madre de Mary Shelley, autora de la aterradora Frankenstein. 

1 comentario:

  1. Vaya Lauri, me encantó leer esto porque nos sitúa magníficamente en la época de tu relato y cuáles eran las costumbres en cuanto al matrimonio y el amor. No conocía a esta dama, la madre de Mary "mamá" de Frankestein, un libro de horror, sí, pero historia de época también. Creo que debería releerlo uno de estos días...
    Con sólo leer relatos de época uno se va familiarizando con las costumbres pero siempre es bueno tenerlo bien en claro, históricamente.
    Besitos.
    Jazmín.

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