jueves, 23 de mayo de 2013

BERKLEY MANOR (EDITADO)

Hola a todos.
Después del breve inciso de ayer, hoy tenemos un nuevo fragmento de Berkley Manor. 
Hoy, Chris va a tener un encontronazo con cierto caballero.
¡Vamos a verlo!

-Yo también te deseo toda la felicidad del mundo-dijo Chris-Deseo que encuentres a alguien que te ame.
                 Grace, al escuchar esto, le tendió la mano. Chris cogió la mano que le tendía la joven. Se la llevó a los labios.
-De momento, no he conocido a nadie-admitió Grace-Pero sigo esperando.
                  En su fuero interno, lamentaba el no haberse enamorado de Chris. El joven se inclinó sobre ella y le dio un beso en la mejilla. Después, se separó de Grace. Comenzó a caminar con paso lento, mientras dejaba atrás una parte de su vida.
                Aquel día, Grace llevaba puesto un sencillo vestido de color marrón. Aún así, era una joven muy guapa y le deseó toda la suerte del mundo.
                 Se giró sin dejar de caminar.
-¡Cuidate!-le gritó.
                   Grace alzó la mano y la agitó en señal de despedida.
                  Al llegar al pueblo, un hombre envuelto en una capa de color negro siguió a Chris. El joven no se dio cuenta de nada. Saludó a una vecina que estaba tirando un cubo de agua a la calle. Un hombre se encontraba sentado en el borde de la fuente de piedra que estaba en mitad de la pequeña Plaza. Chris se sentía ligero y liviano.
                 Estaba muy contento.
                 De pronto, el hombre que le estaba siguiendo lo agarró de un brazo y lo arrastró hasta un callejón. Chris intentó defenderse, pero el hombre le hizo señas para que se callara. Se descubrió el rostro. Pero sólo consiguió ganarse un puñetazo de Chris.
-¿Quién es usted?-le increpó-¿Qué es lo que quiere de mí?
-¡Soy sir Marcus Livingston!-contestó el hombre-Y necesito hablar con usted.
-Le conozco. Usted y yo no tenemos nada de qué hablar.
                 La última vez que Chris fue a visitar a sir Marcus a Londres con una carta de Kate, el hombre no quiso verle.
                  No tenía nada de qué hablar con aquel canalla. Le había hecho mucho daño a Melanie y a su familia.
-¡Por favor!-le imploró sir Marcus-Señor...Usted representa a Dios en La Tierra. Yo sólo soy un miserable pecador.
-Dios es el que tiene que perdonar sus pecados-afirmó Chris-Por desgracia...¡Qué Dios me perdone! Yo no puedo perdonarle. Le ha hecho mucho daño a sus hijas. Le ha destrozado la vida a su mujer. ¿Qué quiere de mí? Varias veces le entregué cartas de su esposa. ¡Y las rompió delante de mis narices!
               Sir Marcus rompió a llorar. Se puso de rodillas. Se asió a las piernas de Chris. No le importaba suplicar. Había caído demasiado bajo.
-¡Le ruego que me escuche!-le imploró al joven vicario-Sólo necesito que me hable de mis hijas.
                Chris se soltó con energía y sir Marcus se vio de bruces en el suelo.
-Durante años, no ha querido saber nada de sus hijas-le recriminó Chris-¿Por qué se preocupa tanto por ellas?
-Son mis hijas-contestó sir Marcus-He cometido muchos errores. Lo reconozco. No merezco ser perdonado.
-Le voy a dar un consejo. Márchese de esta isla. No quiero verle por aquí. No quiero que se acerque a su familia. ¿Me ha entendido?
              Se alejó de allí.
              Normalmente, Chris no se dejaba llevar por la rabia. Pero aborrecía a sir Marcus. Cada vez que le veía, recordaba las veces que se había reído de él por haberle llevado una misiva de Kate. ¿Cómo se atrevía a regresar a la isla? ¡Qué ni se le ocurra acercarse a Melanie!, pensó Chris. Apretó con rabia los puños.
                Era capaz de matar a sir Marcus si le hacía daño a Melanie.



                   Aquella tarde, Melanie tomó el té con lady Christine.
                  Fue todo un honor para ella.
                  Tomó asiento al lado de la duquesa en el sofá. Lady Christine tenía unas profundas sombras rodeando sus ojos.
                   La mujer estaba muy delgada. El vestido de color negro que llevaba puesto le quedaba muy grande.
                    Melanie sintió pena al verla.
-Me alegro de que te hayas quedado-dijo lady Christine-Es un poco raro. Creo saber quién eres. Eres Melanie, ¿verdad?
-Melanie Melinda Livingston, Excelencia-se presentó la chica.
-Un nombre muy bonito...Y muy curioso...Me gusta mucho.
-Mi tía abuela Regina le escribió a su esposo hace más de un mes. Quería que me invitara a pasar una temporada aquí.
-Y me temo que tu estancia en Berkley Manor no está siendo nada agradable. ¿Verdad que no? Es comprensible.
-Está sufriendo mucho. Y me gustaría hacer algo por usted, milady.
-¡Oh, querida! Te agradezco tus buenas intenciones. Pero me temo que no se puede hacer nada por mí.
                 Melanie bajó la vista. Bebió un sorbo de su taza de té. Sentía mucha pena por aquella mujer. En su fuero interno, lady Christine consideraba a Toby como un hijo. Su pérdida había dejado un gran vacío en su interior. Muchas noches, se dormía llorando porque Toby no volvería a entrar en tromba en su habitación.
-Lamento mucho su pérdida-dijo Melanie-Sé lo que se siente.
-¿Cómo puedes saberlo?-se asombró lady Christine-Apenas eres una niña.
-Tengo diecisiete años, Excelencia.
-¿Qué te pasó? No soy quién para juzgar a nadie.
                   Melanie se decidió a hablar.
-Mi hermano mayor tenía cuatro años cuando murió-le contó.
                   En cierto modo, el drama que estaba viviendo lady Christine era muy similar al drama que vivió Kate.
-Por lo menos, usted tiene a su esposo-le recordó Melanie a la duquesa-Mi padre no estaba con mi madre cuando murió mi hermano. Sólo permaneció a su lado para aparentar.
-Yo también estoy sola, niña-admitió lady Christine.
                 Cogió una pasta. Le dio un mordisco. La masticó con total desgana.
                 Sola...Así era como se sentía. Completamente sola...
-Mi marido no me apoya-prosiguió lady Christine-Todavía no me ha acompañado a visitar la tumba de Toby. No hace más que estar encerrado en su habitación.
-El golpe ha sido muy duro para él, Excelencia-dijo Melanie-Si me permite que le hable así.
-Tienes mi permiso, niña. Entiendo a Duncan. No fui yo quién trajo al mundo a Toby. Eso fue obra de lady Daphne. Pero...¡Yo lo quería muchísimo!
-Eso lo sabemos todos, milady.
-Nunca tendré hijos. Toby era como un hijo para mí. Me vio como su madre. No pudo conocer a su verdadera madre. ¡Me quería! ¿Sabías que lady Daphne murió cuando Toby apenas tenía mes y medio? Mi marido me contó que el parto había sido complicado. Ella no se recuperó nunca. No llegó a disfrutar de su hijito. A veces, pienso que me lo ha quitado. Quería estar con él. ¡Y se lo ha llevado!
-Milady...
-¿Por qué ha pasado esto? ¿Por qué he perdido a Toby?
                  Lady Christine rompió a llorar. La herida que tenía abierta en su corazón desde la muerte de Toby le seguía doliendo. No paraba de sangrar. Ocultó su rostro entre las manos. Las lágrimas rodaban sin control por sus mejillas.
                   Melanie no lo pensó. Abrazó con cariño a lady Christine.
-Tenéis derecho a llorar-le dijo-Tenéis derecho a estar furiosa por lo que ha pasado. ¡No tenía que haber pasado!
-¡Era mi niño!-sollozó lady Christine-¡Tendría que estar correteando por el salón volviendo loca a la señora Harry!
-Desahogaros, Excelencia.
                 Lady Christine agradeció el ser consolada por aquella muchacha. Por lo menos, sentía que había alguien que la entendía. Alguien que la acompañaba en su dolor. No se sintió tan sola, como se había sentido en los últimos días.



                     Se aferró a Melanie. Y pudo vaciar todo el dolor que llevaba dentro de su corazón. Sacarlo fuera.

3 comentarios:

  1. Hola Lilian, buenas noches,
    muy buena entrega,
    la rabia, el dolor, la indignación, la sinceridad, hasta el mismo odio, todo en una entrada,
    has transmitido muy bien los sentimientos al lector.
    Sacarse un peso de encima, da esa tranquilidad que te hace sentir liviano y satisfecho aún sin haber conseguido nada.

    Te deseo una excelente noche
    un abrazo

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  2. Hola Ricky.
    ¡Qué alegría me da verte por aquí!
    Me alegra mucho que te haya gustado este fragmento. Hay un poco de todo. Chris ya conocía de antes a sir Marcus y es obvio que lo aborrece por el daño que le ha hecho a su familia. Un odio que ha ido en aumento desde que Chris se ha enamorado de Melanie.
    Y lady Christine tiene derecho a llorar y estar furiosa. Ha perdido a su hijo. Aunque no llevaran la misma sangre, ella lo quería como tal.
    Un fuerte abrazo, Ricky.
    Te deseo un feliz viernes.

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  3. Qué fuerte esa escena entre Chris y Marcus, pensé que el joven iba a acabar cediendo a los ruegos del hombre, pero actuó correctamente haciéndole saber el daño que le hizo a su familia...
    Melanie está mostrando mucha generosidad al consolar a Lady Chistine, espero que el apoyo de la muchacha pueda servirle en algo, me pregunto en qué estará pensando Lord Duncan, acaso va a dejarse morir?...

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