sábado, 12 de octubre de 2013

AMOR AMARGO

Hola a todos.
Y, por fin, aquí está el desenlace de mi relato Amor amargo. 
Hoy, por fin, vamos a descubrir lo que ocurre entre Rodrigo y Olga. No descarto escribir un relato corto más adelante a modo de epílogo. Pero eso se verá más adelante.
Muchas gracias por leerme y muchas gracias porque he visto en vuestros comentarios que estáis disfrutando de esta historia.
Vamos a ver el desenlace.

                               El vizconde de Suances iba a ir aquella tarde a ver a los señores Rodríguez. Su intención era pedir la mano de Sara en matrimonio. Los padres de la chica ya estaban al tanto de sus intenciones. Habían estado hablando del tema durante horas. No veían del todo con buenos ojos aquel matrimonio.
                              Mientras, Olga permanecía al margen de todo.
                              Permaneció encerrada en su habitación. Miraba por la ventana. Creía ver la figura de Rodrigo en la distancia. Estaba convencida de que el joven médico se encontraba en algún lugar de la isla esperándola. Le parecía una idea absurda. A pesar de lo ocurrido entre ellos, Rodrigo acabaría olvidándola. Sintió un hondo pesar dentro de su pecho. La noche que había pasado con él no la había dejado encinta, lo que habría sido su mayor anhelo. Sara entró en su habitación en su silla de ruedas.
-Ve con él-le exhortó a su hermana-Esta tarde, nuestros padres estarán ocupados con el vizconde. Coge tu capa y búscale.
                         Olga la miró atónita.
-No puedo hacer eso-le aseguró.
-Puedes hacerlo y debes hacerlo-insistió Sara-Mereces ser feliz, hermana.
                         Se acercó más a Olga y la abrazó con cariño.
-¿Y qué pasará contigo?-le preguntó Olga con nerviosismo-Te vas a casar con ese hombre. Y...Sospecho que no estás enamorada de él.
-Me quiere, aunque no como el doctor Quesada te quiere a ti-respondió Sara-Y yo lo quiero a él, pero no del mismo modo en que tú quieres al doctor Quesada. Eso es bueno. Sufriremos menos. Por lo menos, hay cariño entre nosotros.

                           El vizconde de Suances acudió aquella tarde a visitar al matrimonio Rodríguez.
                           Pasaron al salón. Sara les estaba esperando. El vizconde la saludó depositando un beso en su frente.
-Estás muy guapa esta tarde, querida-la aduló.
-Gracias...-contestó Sara.
                           Sus mejillas se tornaron rojas durante una milésima de segundo. Había olvidado lo que significaba recibir un piropo de un caballero. Olga no estaba en el salón. Pretextó que le dolía la cabeza.
                           En su habitación, Olga se echó por encima de los hombros una capa de color oscuro. Le latía muy deprisa el corazón. Escuchaba dentro de su cabeza las palabras de Sara. La instaba a encontrarse con Rodrigo. Le decía que merecía ser feliz.
                        Bajó sin hacer ruido la escalera. Pasó por delante del salón.
                        Contempló los rostros maravillados de sus padres. El vizconde le hablaba de sus intenciones hacia Sara. De cómo quería ayudarla a que volviera a caminar. Viajarían por toda Europa buscando una cura. Sara le escuchaba en silencio. Imaginaba que la cura aparecería. Y ella volvería a caminar.
-Lo único que quiero es que Sara sea feliz-afirmó el vizconde.



-¿Y qué me dices, Sara?-le preguntó el señor Rodríguez a su hija-¿Deseas casarte con el vizconde?
-Sí, padre-respondió la joven.
                   Se dijo así misma que estaba siendo sincera.

                   Olga salió por la puerta de la cocina. No la vio nadie. El aire frío la golpeó en la cara en cuanto salió a la calle. Empezó a caminar con decisión.
                    Los pasos de Olga la llevaron hasta el castro viejo.
                    Para su sorpresa, encontró a Rodrigo. Estaba allí y parecía que estaba esperando a alguien. Su rostro se iluminó cuando vio llegar a Olga.
-¡Has venido!-exclamó.
                    La joven sonrió con timidez cuando Rodrigo se acercó a ella y la abrazó con fuerza. Se apartó un poco de ella y la recorrió de arriba abajo con la mirada. La capa oscura cubría su vestido blanco. Algunos mechones de pelo se escapaban de su moño a la moda, de estilo clásico. Se cogieron de las manos.
                     Rodrigo sabía que Olga acudiría algún día. Por ese motivo, iba todos los días al castro viejo. Porque sabía que, algún día, Olga iría a su encuentro. Y aquel día había llegado.
-Sabía que vendrías-afirmó Rodrigo.
                   Los labios de ambos se encontraron. Se fundieron en un beso largo y apasionado.
-Sara se va a casar-le contó Olga cuando se separaron.



-¿Con quién se va a casar?-quiso saber Rodrigo.
-Con el vizconde de Suances...Confío en que no esté cometiendo un error. Quiere ayudarla.
-Toda ayuda que tu hermana reciba será bienvenida. Sara merece ser feliz. Y merece estar al lado de un hombre que de verdad la quiera.
-¡Ojala el vizconde sea ese hombre!
-Te amo, Olga. Te amo desde el primer instante en que te conocí. Admiré tu belleza. Pero también admiré tu fuerza y tu abnegación.
-Yo también te amo, Rodrigo.
                     Volvieron a besarse con más pasión que antes. Casi sin darse cuenta, Rodrigo recostó a Olga sobre el suelo. No podía parar de besarla. Y ella le devolvía con avidez cada uno de los besos que le daba.
-Nunca más volveremos a separarnos-le aseguró Rodrigo.
                      Se besaron muchas veces. Se acariciaron mutuamente hasta la extenuación. Se juraron amor eterno. Hablaron de casarse. Se abrazaron con fuerza. Sintieron la piel del otro. Se poseyeron mutuamente. Y volvieron a convertirse en un solo ser.
                     Nunca más volverían a separarse.

FIN

En el epílogo que me gustaría escribir más adelante, me gustaría hablar un poco de cómo va la relación entre Sara y el vizconde y si ella puede volver a caminar. 
De momento, espero que os guste el final. 
¡Muchísimas gracias por todo! 

3 comentarios:

  1. Hola Laura, un buen final, para unos feliz y para otros, con grandes esperanzas, espero que no se tuerzan.

    Me ha gustado y espero el epílogo.

    Saludetes.

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  2. Creo que ahora hay que hacer la otra parte de la historia jejeje, la de la hermana. Un besazo

    http://tamaravillanueva.blogspot.com.es/

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