miércoles, 15 de mayo de 2013

BERKLEY MANOR (EDITADO)

Hola a todos.
En el fragmento que corresponde hoy a Berkley Manor van a ocurrir unas cuantas cosas interesantes. ¡No os lo podéis perder!

                  Varias veces intentó hablar Eleanor con Victoria en los dos días que siguieron. Sin embargo, su hermana prefería evitarla. Eleanor quería pedirle perdón por la bofetada que le había propinado. Pero Victoria estaba siendo injusta. Tenía que entenderla.
                  El problema era que Justin se estaba viniendo abajo. Pensaba que era poca cosa para Eleanor.
                  Varias veces, pensó en regresar a casa de los Derrick y decirle al padre de Eleanor que abandonaba el trabajo. Quería casarse con Eleanor. No quería su dinero. Tan sólo...Quería estar con ella.
                    Pero Eleanor merecía mucho más que un simple cochero como marido. Merecía ser tratada como una Reina. Y él no podría complacerla en aquel aspecto.
                   Durante uno de sus encuentros en el jardín, Justin le expuso la situación a Eleanor. Le dijo que Victoria tenía razón. Su amor estaba condenado desde el principio.



               La joven creyó enloquecer cuando escuchó a Justin hablar de aquel modo.
-¿Es que no me quieres?-se angustió Eleanor.
-¡Te quiero más que a mi vida!-le aseguró Justin, casi con desesperación-Pero no soy la persona idónea para ti. ¿No lo entiendes?
-Yo sólo quiero pasar el resto de mi vida contigo.
                Había auténtico terror en la voz de Eleanor.
-¿Y qué va a ser de ti si te vas conmigo?-se lamentó Justin-Piénsalo bien. No podrás tener las comodidades a las que estás acostumbrada. Has nacido en una cuna de oro. Y yo...Yo no tengo nada. Soy un don nadie.
-¡Eres el hombre al que yo amo!-afirmó Eleanor-¿Te parece poco?
              Las lágrimas se deslizaban por las mejillas de la joven.
              Justin sintió que algo se rompía dentro de su pecho.
              No podía renunciar a Eleanor. Pero no quería condenarla. Estaría siendo egoísta. Eleanor no se lo merecía.
-No me hagas esto-le imploró la joven.
              Y lo besó con fuerza en la boca para hacerle desistir de su empeño. Justin y ella se amaban. Eso tenía que ser suficiente.

                     Sir Marcus estaba ahí. Kate lo vio mientras vigilaba los juegos de Anne. Le vio con las manos aferradas a los barrotes de la verja del jardín. Regina, que estaba con ella, vio que palidecía de pronto. Se acercó a ver qué le pasaba. Kate le señaló la verja. Y Regina también le vio.
-¡Katie!-gritó sir Marcus-¡Anne!
-¡Mira, mamá!-exclamó la niña, al escuchar la voz que la llamaba-¡Ése es el hombre que vi el otro día! ¡El que parecía saberlo todo de nosotros!
-¡Vámonos!-decidió Regina.
                Kate dio la vuelta.
                Le temblaba todo el cuerpo de manera visible.
-Me está llamando-susurró-Nos está llamando a Annie y a mí.
-No le hagas caso-le aconsejó Regina.
-¿Por qué nos llama ese señor, mamá?-quiso saber Anne-¿Por qué nos conoce tanto?
                 Se metieron las tres dentro de la casa.
                 La criada se llevó a Anne a su habitación. Lo hizo con la excusa de que tenía que lavarse un poco detrás de las orejas. La niña subió a regañadientes. Sospechaba que su madre y su tía abuela iban a hablar de algo interesante. Kate y Regina pasaron al salón.
                Kate se dejó caer en el sofá. Dio rienda suelta a su llanto. En otra época, se habría alegrado enormemente de volver a ver a sir Marcus. Pero...Algo en su corazón había cambiado. No había sentido nada al verle. Excepto el miedo de que quisiera hacerle daño a sus hijas. Sir Marcus sólo vivía para hacerle daño.
-Katie, tenemos que hablar-dijo Regina.
             Se sentó a su lado.
-¿Lo has visto, tía?-le preguntó Kate.
-Lo he visto-respondió la mujer-Y te ha llamado. Me gustaría que fueras sincera conmigo. ¿Qué has sentido al verle? Estás llorando.
-¡Estoy muerta de miedo, tía! ¡Podría hacerle daño a Melly y a Annie! ¡Le conozco bien!
-¿Te has alegrado de verle?
-¡No! ¡Te juro que es la verdad! ¡No quería ya volver a verle! Me ha hecho mucho daño. Y...Ahora... Cuando le estoy olvidando. Aparece de nuevo. ¿Por qué, tía Reggie? ¿No me ha hecho ya suficiente daño? ¿Qué quiere de mí? ¿Por qué no volvió antes?
-¿No le has notado un poco cambiado?
-No he querido mirarle mucho. ¡Me da asco sólo pensar en él!
                 Kate estaba siendo sincera.
                Su comportamiento en los últimos años no había sido el adecuado.
                 ¿Cómo había podido amar a un hombre que no lo merecía?
                En el fondo, Kate entendía que no había amado nunca a sir Marcus. Sólo había estado obsesionada con él. Fue el primer hombre que se fijó en ella.
                 Se aferró obsesivamente a la idea de que sir Marcus la amaba. Cuando la besaba, Kate quería pensar que estaba siendo sincero. Incluso...Cuando la tenía entre sus brazos. Luego, la abandonó.
                Sir Marcus era un auténtico canalla.
                Kate se daba cuenta de que no merecía ni una sola de las lágrimas que había derramado por su culpa.
                 No le interesaba saber el porqué su marido había regresado a la isla. Lo único que sabía era que no quería volver a verle. Y que no quería que tuviera contacto con sus hijas. No se había preocupado por ninguna de ellas durante los últimos diez años. ¿Y pensaba que ella le iba a recibir con los brazos abiertos? Kate dejó de llorar y empezó a ponerse furiosa. Ya estaba furiosa.
-¡No quiero que se acerque a mí!-exclamó. Se puso de pie. Se encaró con Regina-¡No quiero volver a verle!
-Antes, era tu sueño-le recordó su tía-Ese malnacido te tenía como hechizada. ¿Qué es lo que ha pasado?
-Ha pasado que he madurado, tía-contestó Kate.
                  Regina se sintió orgullosa de oírle hablar así.
-No esperaba menos de ti-afirmó la mujer.
                  Kate frunció el ceño.
-¿Crees que puede hacerle daño a Annie y a Melly?-se inquietó.
                 Sir Marcus había regresado por algún motivo. Kate no alcanzaba a entender el motivo de su vuelta.




                     No obstante, Regina seguía sin fiarse de las palabras de su sobrina.
-¿Estás siendo sincera cuando me dices que no estás enamorada de él?-le preguntó.
-¡Te lo juro por mis hijas!-respondió Kate de manera tajante y firme-¡Ya no le amo! ¡Le desprecio! Nos ha hecho mucho daño a las tres. Sobre todo, a mis hijas.
                  Regina la abrazó con cariño. Se dio cuenta de que Kate estaba temblando. Decía la verdad. El amor que había sentido por sir Marcus había desaparecido.
-Entonces, no permitiré que ese hijo de perra se acerque a ti-le prometió-Y no dejaré que se acerque ni a Melly ni a Annie.
                  Ignoraba una cosa.
                  Anne estaba sentada en el último escalón de la escalera.
                  Estaba escuchando la conversación que estaban manteniendo su madre y su tía abuela. Sintió que su corazón se le paraba dentro del pecho. Le costaba trabajo respirar.
                 Ese hombre, pensó.
                 El hombre que habló el otro día conmigo. El hombre que hemos visto hoy en el jardín. Ese hombre es mi padre. El padre que nos abandonó a Melly y a mí hace diez años.
                 Anne pensaba lo mismo que su madre.
                Su padre había regresado por algún motivo a sus vidas.
                Se dijo que Melanie tenía que saberlo. De alguna manera, tenía que prevenir a su hermana. Se puso de pie. Se fue a su habitación.
               Una vez allí, buscó sus útiles de escritura.
               Melly tiene que saberlo, se dijo así misma. Melly sabrá qué hacer. Mamá está demasiado trastornada como para pensar en algo. Y tía Reggie es ya mayor. ¡Melly nos ayudará!
                 Se sentó en la silla. Su escritorio ya estaba predispuesto para empezar a escribir. Tenía el papel delante de ella. El tintero estaba lleno a rebosar.
                Mojó la pluma en el tintero. Anne se sintió más tranquila a medida que iba escribiendo. Sonrió al pensar que Melanie regresaría a casa nada más leer aquella carta. Entonces, estarían a salvo.
                  Escribió con caligrafía de escolar.

                  Mi querida Melly:

                Últimamente, no dejan de pasarnos cosas muy raras. Mamá no ha querido contarte nada. 
                Sabemos que las cosas no están muy bien por allí. Pero creo que debías de saberlo. 
                El otro día, mientras yo estaba jugando en el jardín, se coló un hombre. Era la primera vez que yo le veía. Me llamó por mi nombre. Parecía saber cosas de nosotros. 
                Mamá y tía Reggie se asustaron al saberlo. No quisieron contarme qué era lo que pasaba. Pero hoy, hace un rato, le he visto de nuevo. 
               Nos ha llamado a mamá y a mí. Conoce también el nombre de nuestra madre, Melly. 
               La criada me ha subido a mi cuarto a lavarme las orejas. Pero yo me he escapado. He podido escuchar la conversación que nuestra madre estaba teniendo con tía Reggie. Y he sabido la verdad. 
               El hombre con quien hablé en el jardín el otro día, Melly, era nuestro padre. ¡Sí, Melly! ¡Nuestro padre ha vuelto!
               No me gusta nada todo lo que me han contado de él. Además, está el hecho de que nos abandonó. No llegué a conocerle. 
              Y sé que tú no guardas un buen recuerdo de él. Por eso, te pido que vuelvas a casa. 
               No quiero que ese hombre se me acerque de nuevo. Tía Reggie dice que es un hombre malo. Y yo la creo. 
                Melly, por favor, vuelve a casa. ¡Te necesitamos! ¿Cuándo vuelves? 
               Te quiero mucho. 

                 Annie. 

3 comentarios:

  1. Me gusta mucho el arco argumental de Kate, es una historia muy triste la suya, pero también me gusta pensar que es un personaje que ha crecido pese al dolor, algo muy interesante y noble.

    Besos.

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    1. Kate estaba ciega. Se dejó embaucar alguien que jamás la amó. Se sintió halagada por la atención que le prestaba sir Marcus, el único hombre que se había fijado en ella, y no se dio cuenta de la realidad hasta que fue demasiado tarde. Luego, se puso una venda en los ojos para no ver.
      Ahora, se da cuenta de muchas cosas. Es una mujer más fuerte. Y sabe bien lo que quiere y lo que no quiere.
      Pero esta historia todavía dará de sí.
      Un fuerte abrazo, Aglaia.

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  2. Qué bueno es encontrar a Kate tan fuerte y tan decidida luego de haberla conocido débil y obnubilada por su obsesión al inicio de la historia, es bueno que se sienta furiosa y por fin se haya dado cuenta de todo el daño que Marcus causó en ella y en sus hijas. Todo ese dolor, ese desconsuelo, tantas lágrimas, no puede borrar todo aquello. Pero es probable que la enfermedad del hombre pueda hacerla cambiar de idea todavía.
    Anne hizo bien en informar a su hermana de los sucesos de la casa, es lago tan inédito que su padre haya regresado a sus vidas luego de haber sido como un fantasma durante tanto tiempo...

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